miércoles, 16 de diciembre de 2009

INTROITO POUR LA POÉTIQUE DE HENRI MESCHONNIC - I de IV

Por Randolfo Ariostto

Henry Meschonnic (quien nació en París, el día 18 de septiembre de 1932 y murió en Villejuif el día 8 de abril de 2009) fue un poeta francés, lingüista, teórico del lenguaje y ensayista. Meschonnic fue renombrado traductor del Viejo testamento. Su libro teórico más popular es quizás Critique du rhythme. El joven autor de este ensayo, un arduo trabajador y fomentador de las letras en Mao y en toda la Provincia Valverde, persigue “promover una de las mentes más preclaras del arte, la filosofía y la literatura, fundador de la poética”.

LA POÉTICA

¿Puede hacerse un estudio del estilo de un escritor con los únicos criterios del gusto y las palabras del intercambio diario? (Meschonnic 1970; Traducción de Diógenes Céspedes, De Colores, 1986) Cuestiona Meschonnic, a propósito de ese, universo cerrado-abierto, que es, lenguaje de todos y lenguaje único. E inmediatamente formula su envestida dialéctica tan rica en literalidad desmetaforizada y carga de subjetivismo objetivo.

Ocurre que una poética en el sentido meschonniano del término requiere ante todo de un uso adelantado del lenguaje, esto es, dominio cabal del término más allá de las divisiones y sistematizaciones de los diversos lingüistas que tan en vano intentaron circunscribir la poética al espacio del signo lingüístico, puro y simple. Desde un inicio Meschonnic deja por esclarecido que un estudio de cualquier obra literaria amerita ser vista como un todo y no de otro modo. Ese todo que revela la existencia de una obra peculiar, identitaria, historicidad, realidad social, lenguaje, ideología e inmanencia al servicio del texto como obra sujeta a un ritmo que ha de determinar el sujeto singular que le es objeto de la obra al mismo tiempo, ambos indisolublemente conectados, más allá de las lectura sicológicas o sociológicas; una obra que debe ser un sistema en sé misma con una total y absoluta adherencia en cada una de sus partes, dicho en otros términos: lo particular fluyendo al ritmo de lo universal; lo universal, en congruencia dialéctica con lo particular.

Citando a Meschonnic vemos: El estudio de una obra como tal, y no de la lengua o en la lengua, debe definirse primeramente en relación con la estilística (recordándose siempre todo lo que se debe ), a fin de reconocer los problemas específicos de la, o de una, poética.

Se trata de entrar en la obra, de reconocer lo que la constituye, y que es su lenguaje, un lenguaje que no es ni una confesión ni, como lo planteaban desde sus inicios los formalistas rusos, una convención. Eso es, no atravesar la obra para ir a parar al sicoanálisis, el cual no es otra cosa que una profundización de la crítica biográfica (Meschonnic-Céspedes 1996, pág. 18). Esto así exige que nos cuidemos de caer en las tentaciones de Roman Jakobson (Jakobson 1976.) “al designar el estudio y la teoría del discurso literario y definir la búsqueda de las razones de la originalidad en la obra misma (M. pág. 19). Puesto que, no se limita el análisis poético a la vieja revisión de la dicotomía entre palabra y metáfora y la solución entre la ambigüedad y el leguaje poético. (Vico, lógica poética; Cáp. II y Cohen ed, francesa, págs. 210-224). La obra literaria para las pupilas de Meschonnic recrea su fortaleza en la transfiguración de las figura; transmutación de las figuras en visión, no retratismo descriptivo, sino, “como un fantasma de luz deambulando la oscuridad” (Ariostto, 2009), una visión abarcadora del acto poético no puede ser alojada en un recipiente de signo por separado, y solo puede ser plausible en una relectura igualmente abarcadora. En la noción de estilo artístico de una obra literaria entran no solamente los medios lingüísticos, que constituyen en sentido estricto el sentido de la estilística, sino también los temas, las imágenes, la composición de la obra, su contenido artístico, encarnado por medio de palabras, pero que no se agota con ellas. (Jirmunski, 1961, citado por Meschonnic pág. 21). En ese tenor, la poétique, rechaza una visión tautológica que tiende ha perder de vista el objeto y afirma: El objetivo, o sea, el valor. Y eso no corresponde a ninguna lectura. El valor contiene elementos propios de la teoría de la literatura, de la historia, de la biografía, de todo el conjunto cultural. Es al mismo tiempo inquietud técnica y espiritual. Existe un trayecto ininterrumpido y recíproco entre la obra como objeto y la obra como sujeto. Y ese trayecto constituye también el valor. Si la obra fuera objeto, únicamente sería posible la descripción, una descripción indefinida, pero sin llegar al valor, sino por juicio exterior, dado por algo que no es la obra, y arbitrario: ¿qué es un poema malo? …La obra fuerte es precisamente, como dice Genette, la que es susceptible de ser vivida por la conciencia crítica -no estrictamente la única literatura viva, sino cada obra, si es respuesta-, es decir, dentro de la historia, dentro de un contenido, de ahí la comunicación. Existen dos tiempos diferentes de la lectura. Como escribe Paul Ricoeur (Ricoeur, 1963, pág. 597) Alguien se apodera de lo que se ha tenido a distancia para juzgarlo. Una poética que trata de mostrar cómo, a todos los niveles y en todos los sentidos, una obra es la homogeneidad del decir y del vivir, no es ciencia del estilo ni subjetivismo.

¿Nos queda clara la lectura que busca el descubrimiento del sistema no inventarlo, como afirma meschonnic? Se precisa develar la poesía como una conjunción signo-símbolo. No signo o símbolo por separado. Se entiende a través de la poétique que toda obra es un sistema, la misma que, puede ser antinomia esclarecida de lengua y habla, signo/símbolo, intención, creación y creatividad, agrega Meschonnic: intención de poesía que es una relación particular del lenguaje con el mundo, al mismo tiempo que del lenguaje con el lenguaje, y fuente primaria del valor; es una habla asida cada vez, desde el primer instante, al estar cabalmente ligada a lo que la precede y continúa; un habla que está no solamente en el mundo sino que es poder sobre el mundo, porque es homogénea, orgánica, densa. Palabras, ritmos, sintaxis, (aquí se detiene la imitación), son una metafísica y una sociología de la escritura. Es una obra: la obra generadora de lo fabuloso en el interior de sí misma (el escritor describe su vida) que se caracteriza por sus propias transformaciones, desde el nivel rítmico y metafórico, es decir, es una forma cerrada en torno a una vida; es una obra: la obra que abre su forma-sentido, su forma histórica, a un lector siempre nuevo (M. pág. 28).

EL SISTEMA

El trabajo de la poétique consiste en partir de la obra total, vista esta como sistema generador de formas profundas, esto es, cierre-apertura. Sólo una lectura-escritura nos devela o permite entender el hecho poético constituido. En este análisis existe únicamente una jerarquía, a saber, el sentido o los sentidos de la obra, siendo que la obra no es lineal, teniendo lugar en ella la correspondencia fuera del orden que los elementos poseen en el tiempo (M. pág. 30). Aquí se han de establecer las características de pertinencia y estas no son inventadas, sino que han de ser encontradas descubiertas, una relación que obtiene su valor en el modo en que resulta convergente la obra dentro del todo delimitado en sí misma. Siendo la obra deudora de la lengua al ser ésta comunicación comunicadora, la obra pues depende de lo colectivo, así como también por el lado de los valores ostenta su código particular que nos permite desnudar ese universo particular solo visto por nosotros: …son internas al sistema, oposiciones y desviaciones que funcionan desde las grandes unidades hasta las pequeñas, autodeterminadas, porque son la obra, y no lo fragmentario y lo indeterminado. Hay traspaso de dominio y no traspaso de sentido: la lengua es sistema dentro de la información, la obra es sistema dentro del valor. Un valor al mismo tiempo en el sentido de principio de organización del mundo (un sentido que ha creado su forma), y en el sentido saussuriano de una reciprocidad interna infinita. El sistema–lengua descansa en un código establecido transmitido. El sistema obra también. (M. pág. 36). Una lectura de un código que preserva indisolublemente la relación entre la creatividad del sujeto obra y el código común a una época o grupo. El escritor verdadero crea valor (M. Pág. 36). En el mensaje literario, no el lingüístico, sostiene Meschonnic, el contenido nocional no puede separarse del valor, significación sistema ni el sistema sin su mensaje. De ahí que se afirme que la originalidad de la obra debe estar a la entrada no a la salida descartando que la originalidad en sí pueda fundar un sistema, quedando demostrado que la obra no puede ser reducida a lo lingüístico ya que ésta es un valor en el mundo; esto es, el estilo es la obra misma. En ese tenor no existe el lenguaje poético sino el de los poetas individuales de ahí que la obra sea antiliteratura, antigénero. Se modifica, actualiza la escritura y el género ambos posibles dentro de la obra y al servicio del sistema como un cosmo peculiar. Explica Meschonnic: “El método de la lectura-escritura exige cierto dominio, por ejemplo para no confundir la poesía y el estado poético, el verso y la poesía, el verso dramático y el verso lírico; registro escritura y estilo; prosa, lenguaje común y prosa científica; sentido y denotación, significado y referente…” (M. pág. 41). Se ha de conjugar sistema, contexto y transformación que incluya la historia. Esto nos permite asimilar, la figura, como sentido literal, un lenguaje poético que participa de la totalidad de la obra ya que al final lo que se obtienen son obras precisas no poesía. La poesía no es más que una forma de vivir afirma Tzara (Tzara 1948, pág. 14); se precisa pues de una lectura lógica y lingüística a la par. La lingúística sola no puede captar todo el hecho literario, pero la poética tampoco puede prescindir de ella. (M. pág. 49) y también se afirma la palabra poética pertenece a un sistema cerrado de oposiciones y relaciones, y toma ahí un valor que no tiene en ninguna otra parte, que solo puede ser entendido ahí: en tal escritor, en tal obra, y por eso se definen la obra y el escritor (M. pág. 51). Para cerrar este capítulo, de ese modo, el objetivo de semejante poética es la obra en lo que su lenguaje tiene de único. La obra es sistema y creatividad al ser unidad de visión sintagmática y unidad de dicción rítmica y prosódica, sistema y creatividad, objeto y sujeto, forma-sentido y forma-historia.

Fuentes bibliográficas

- Henri Meschonnic Crisis del Signo, Política del ritmo y teoría del lenguaje…/traducido del francés por Guillermo Piña Contreras. —Santo Domingo: Comisión Permanente de la Feria del Libro, 2000. 107P.

- Filosofía del Lenguaje I. Piña Contreras, Guillermo, tr. II. Título: Crise du signe: politique du rythme et théorie du langage. 401. M578c. CEP/INTEC. C: 2000 EDICIONES FERILIBRO. ISBN 99934-802-9-0

- Meschonnic, Henri. Para la Poética/Henri Meschonnic. - Santo Domingo: Editora de Colores, S. A. 1996. 145P. – (Cuadernos de Poética; vol., 2) 1. Poética 2. Poesía 1. Tít. 801.951 M578P.


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