Un sastre en apuros

Cosas de Mao
Por Isaías Medina Ferreira

Toño Colón el sastre, cuando la ropa era hecha a la medida, tenía fama de ser uno de los mejores confeccionadores de trajes de Mao. “Era un buen saquero”, decían los viejos.

Su sastrería era siempre un hormiguero de actividad, no sólo de trabajo, sino de juegos de damas, parché, carabinas y dominó. Entre quienes frecuentaban la sastrería de Toño, había un joven muy amigo de él, Fidel Aquiles Comas, con quien vivía “peleando” de boca. Las bromas pesadas entre uno y otro, eran ocurrencia diaria.

Un día llega un joven muy vivaracho del campo donde Toño y pregunta, “¿eta e la satrería de Toño?”. “La mejói de toá la línea”, le contestan a coro, Toño, los hijos y Fidel Aquiles, quien se encontraba con ellos en ese instante.

El muchacho le dice a Toño que se va a casar dentro de 20 días y que necesita un traje. Toño le dice que no hay problemas. Le toma las medidas, hablan de la tela, de precio y llegan a un acuerdo de que el joven iría a medirse el traje en 15 días; 5 días antes de la boda, por si había que hacerle alguna alteración. Pasan días y Toño no se decide a empezar el traje, ni siquiera a buscar la tela. Fidel le recuerda constantemente que se está acercando el día, a lo que Toño contesta lleno de confianza que no hay problemas, que “un trajesito así lo hago yo en horas”.

Llega por fin el día del joven medirse el traje y Toño ni siquiera sabe dónde ha puesto las medidas. Ese día, mientras jugaba carabinas con Fidel Aquiles, da instrucciones a los hijos para que le avisen cuando vean al joven doblar la esquina. De repente, como a las 11 y media de la mañana, le vocea uno de los hijos: “¡Papá, papá, ahí viene el hombre dei traje!”.

Toño, que no tenía mucho tiempo, lo único que atinó a hacer fue subirse a la mesa de cortar y de ahí se metió en un tanque donde guardaban el carbón que utilizaban para planchar, como se usaba en esos tiempos.

Llega el joven muy sonriente y pregunta: “¿Se encuentra Toño?”. “No, salió”, dice uno de los hijos. “¿Y taidará mucho?”. “No sabemo”. “En lo que éi llega, ¿qué le parece si no tiramo uno traguito?”, le pregunta el joven a Fidel Aquiles, quien estaba meciéndose cómodamente en una mecedora. “Por mí, cómprela”, le dice Fidel Aquiles. Y manda el joven a comprar dos botellas de ron.

Comienzan a beber y a jugar y a hablar de la boda. Y pasa una hora... y pasan dos horas. Envían por dos botellas más. “Pero Toño se ha taidao mucho”, dice por fin el joven, comenzando a desesperarse. “El ej así; a vece sale y no vuelve hata el otro día”, dice Fidel Aquiles, por “embromar”. “¿Cómo?”, contesta el joven, un poco “chivo”. Continúa el juego y la bebedera.

Ya han pasado más de tres horas, y Toño agachado en el tanque; Fidel Aquiles, que tiene hambre y no puede contener ya la maldad que le retoza en el cuerpo, ve en ésta la gran oportunidad de jugarle una buena broma a Toño y hace señas al joven que Toño está en el tanque. El joven, asombrado, se asoma al tanque y dice, “adió, Toño, ¿y qué hace uté ahí metío”; y le contesta Toño, “entumío”, y casi llorando de los dolores en las piernas: “Aquí, recogiendo uno caiboncito pa’ planchaite ei traje”.

Glosario
Tatico Henríquez = famoso merenguero típico de República Dominicana
Juego de damas o tablero = juego parecido al ajedrez que se juega con fichas de dos colores; el objetivo es eliminar todas las fichas del contrario.
Carabina = juego de azar que se juega con dos dados
Chivo = estar chivo es estar sospechoso, desconfiado
Entumío = entumecido o dormido por la falta de circulación sanguínea.