lunes, 14 de septiembre de 2009
Macachicles y el Patrón Santiago
Cosas de Mao
Por Isaías Medina Ferreira
Aunque Macachicles provenía de Villa Vásquez, era famoso en toda la línea noroeste; pero al parecer Mao era su lugar favorito porque siempre estaba allí bebiendo y causando problemas. “Yo soy ei varón… soy boiseadói, yudoca, Karateca… ando de copa en copa… hice un cuiso de moidía, patá y cabezazos… no se metan conmigo, que le pue pesái”, advertía. O si no, “me siento sugutunón, medio putón y chiviricón… siempre con ei pico prendío… hoy arranco jata con leña…”
Su capacidad para beber era legendaria y no respetaba marca. Un día llega a Mao y comienza a buscar “romo”. Le dan un trago aquí y otro allí, pero eso no lo deja ni topao. Chicle decide entonces ir donde Silvino Pichardo, por mucho tiempo representante de Bermúdez en Mao. “No hay na’, Chicle”, le dice Silvino, quien ya estaba cansado de darle ron a Chicle casi todos los fines de semana. Lo mismo le dice Humberto, el representante de Brugal, “llegate tarde, Chicle”.
Entonces se dirige Chicle donde Chichito Rodríguez, fabricante del vinagre Patrón Santiago, cuya fábrica estaba en el patio de su casa, en la Máximo Cabral, cerca de la escuela Juan Isidro Pérez. “Chichito, ¿quiere que te le haga propaganda ai vinagre?”, le propone a Chichito el Chicle. Chichito, quien no tiene nada que perder, decide darle 4 botellas al Maca. Enrumba Chicle hacia el parque central y se planta en un banco con sus 4 botellas de vinagre y a todo el que le preguntaba “¿y qué Chicle, qué hay de nuevo?”, éste, después de darse un trago largo del contenido de una de las botellas, le contestaba: “aquí con mi Patroncito Santiago aimándole un lío, y no de ropa, a Brugái y a Beimude, pa’ entre mi socio Chichito y yo tumbailo”.
Por Isaías Medina Ferreira
Aunque Macachicles provenía de Villa Vásquez, era famoso en toda la línea noroeste; pero al parecer Mao era su lugar favorito porque siempre estaba allí bebiendo y causando problemas. “Yo soy ei varón… soy boiseadói, yudoca, Karateca… ando de copa en copa… hice un cuiso de moidía, patá y cabezazos… no se metan conmigo, que le pue pesái”, advertía. O si no, “me siento sugutunón, medio putón y chiviricón… siempre con ei pico prendío… hoy arranco jata con leña…”
Su capacidad para beber era legendaria y no respetaba marca. Un día llega a Mao y comienza a buscar “romo”. Le dan un trago aquí y otro allí, pero eso no lo deja ni topao. Chicle decide entonces ir donde Silvino Pichardo, por mucho tiempo representante de Bermúdez en Mao. “No hay na’, Chicle”, le dice Silvino, quien ya estaba cansado de darle ron a Chicle casi todos los fines de semana. Lo mismo le dice Humberto, el representante de Brugal, “llegate tarde, Chicle”.
Entonces se dirige Chicle donde Chichito Rodríguez, fabricante del vinagre Patrón Santiago, cuya fábrica estaba en el patio de su casa, en la Máximo Cabral, cerca de la escuela Juan Isidro Pérez. “Chichito, ¿quiere que te le haga propaganda ai vinagre?”, le propone a Chichito el Chicle. Chichito, quien no tiene nada que perder, decide darle 4 botellas al Maca. Enrumba Chicle hacia el parque central y se planta en un banco con sus 4 botellas de vinagre y a todo el que le preguntaba “¿y qué Chicle, qué hay de nuevo?”, éste, después de darse un trago largo del contenido de una de las botellas, le contestaba: “aquí con mi Patroncito Santiago aimándole un lío, y no de ropa, a Brugái y a Beimude, pa’ entre mi socio Chichito y yo tumbailo”.
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