Cosas de Mao
Por Isaias Medina Ferreira
Hace ya un tiempo que Fabio Medina, un hombre del pueblo, con gran sentido del humor, murió. Parece que se las arregló hasta el final para relajar. Días antes de morir, me cuentan que pasó por el frente de una de sus conocidas, Chita, quien le voceó: “¡ajo, Fabio, ya tú no visita la mujere buenamoza!”. A lo que contestó Fabio, “Chita, si supiera que tú era la úitima que me faitaba”. Una salida genial; pero así era Fabio. A propósito, sé esto porque Chita es hermana de Senovia Ventura, mi suegra.
Fabio y yo llevamos el mismo apellido y somos parientes, pero no puedo decir que nos llegamos a conocer de “a verdad”, como dicen. Una de las razones es probablemente la diferencia generacional y mis largas ausencias del lar nativo. Coincidimos un par de veces, eso sí, hace mucho tiempo, en una barrita que tenía Bettys Guzmán en Sibila, mientras cantábamos a todo pulmón con la guitarra de “burriquín” y él y Juan Morán, su amigo del alma, armaban su show de decirse cosas y discutir.
El show con Juan siempre terminaba con uno de ellos portando una cola de papel que pasaba por una de las trabillas del pantalón. Este, danzando y remeneando las caderas como vedette, cantaba “a que no me quema ei papelón”, mientras el otro detrás, con encendedor en mano, tratando de quemarle el rabo, decía: “a que te lo quemo poi jodón…” A veces, en vez de papel, el encendedor tocaba “fundillo” y ¡ay, papá! Si bien aquello era para morirse de la risa, creo que la esencia del show, lo que se reflejaba con mayor acento, era la gran amistad que existía entre esas dos personas la cual no tenían miedo de expresar, no importa si en el proceso pasaran de payasos.
Una de las particularidades que siempre he querido dar a Cosas de Mao es la celebración de las personas, como las conocí en su tiempo, no importa su rango social, siempre ensalzando su lado jocoso, que es quizás cuando reflejamos lo más genuino de nuestra humanidad y personalidad. Fabio, al igual que Juan, quien hace mucho tiempo pasó a mejor vida, fue un ser genuino. Ambos merecen este pequeño homenaje.
Me hubiera gustado haber escrito esta nota en más faustas circunstancias, pero creo que Fabio, donde quiera que esté, la gozará lo mismo y sonreirá al recordar esos buenos momentos, ahora que ha tomado ese camino misterioso del que no hay retorno para juntarse con su gran amigo Juan y quizás finalmente quemarle el papelón. En paz descanse, primo.
jueves, 3 de septiembre de 2009
Fabio Medina y Juan Morán
Etiquetas:
Cosas de Mao,
Isaías Medina Ferreira,
Vivencias
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Indagar POR QUE a Juan Moran le decian, porque el lo decia.. CATCHER LINDO. El decia que cuando jugaba pelota, se veia mas lindo con las bufandas del receptor. Que lindo se ve Juan.
ResponderBorrar