Lamento profundamente la actitud adoptada por algunos parientes de mi querida esposa Yasmín, asesinada vilmente por manos cobardes que tarde o temprano tendrán que pagar ante la justicia de Dios y del hombre, un crimen incalificable que nos ha llenado de dolor a todos sus familiares y a la sociedad maeña en general.
A la inmensa angustia que me embarga desde el día de tan infausto acontecimiento, se suma ahora de manera cruel, una acusación que me hiere en lo más profundo de mi ser por venir de personas a quienes, en todo momento de mi relación con Yasmín, les dispensé el amor, cariño y respeto propios de un hijo.
A pesar del daño que me ocasionan, influidos por personas que tienen por norte la calumnia, el morbo, la mediocridad y el resentimiento social, los perdono de antemano porque el amor que vivimos Yasmín y yo, junto a nuestros pequeños hijos David Emmanuel y Gabriela María, los incluye a ellos a pesar de su deplorable y errónea actitud.
Desde lo más profundo de mi corazón, pido al Dios Todopoderoso que se apiade de todos los que sufrimos la irreparable pérdida de nuestra Yasmίn y que su justicia divina y la del hombre, caigan como un rayo sobre el o los responsables de tan cruel asesinato y que la paz y el amor retornen a dos familias cruelmente laceradas e injustamente separadas.
sábado, 12 de junio de 2010
DECLARACIONES DE MANUEL RODRÍGUEZ BONILLA
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