martes, 5 de enero de 2010

PEDRO QUILVIO PELAYO TIO JIMÉNEZ (2 de 3)

UN DIAMANTE QUE QUEDÓ EN EL CAMINO
Por Manuel Rodríguez Bonilla
Miembro Fundador del Comité de Historia de Mao, Inc.

Primera parte

Tercera parte

RAMFIS TRUJILLO LO DESEA Y SU PASO AL PROFESIONALISMO

Fuera del torneo regional del noroeste venían a Mao desde la ciudad capital equipos de alta competición como el de las Fuerzas Armadas y el Ejército Nacional que eran conjunto financiados por la familia Trujillo. Al ser observado y temido por estos equipos, recuerda que teniendo 19 años de edad recibió la visita del manager del conjunto beisbolero de la Fuerza Aérea, Mayor Elio Osiris Perdomo, con una carta en sus manos firmada por Ranfis Trujillo para que se trasladara a Santo Domingo a ser parte del equipo. Ni él ni su madre querían aceptar la “invitación” enviada por el hijo mayor del dictador Rafael Leonidas Trujillo, propietario del conjunto de la Fuerza Aérea. Milet Haddad, amigo de la familia, aconsejó a doña Josefa que dejara ir al muchacho “para que no lo maten”, que era lo que podía ocurrirle si se negaba.

Bajo los lloros de la madre y la indisposición del joven jugador, el prometedor beisbolista acompañó a Osiris Perdomo a Santo Domingo para integrarse al prestigioso equipo de la Fuerza Aérea Dominicana. Al pasar por la ciudad de Santiago, se paran a cenar en el Restaurant “Tropical”, frente al parque de la Plaza Valerio, lo que aprovechó Quilvio para en un ligero descuido de sus acompañantes escaparse y llegar al Hotel “Tomasco”, lugar donde supo estaba alojado el jugador profesional de las Aguilas Cibaeñas y los Cardenales de San Luís en las Grandes Ligas, Julián Javier, lo que aprovechó para contarle lo que le estaba pasando y recibir su orientación. Javier, que ya le conocía, le sugirió quedarse a dormir allí para al día siguiente llevarlo a Santo Domingo, pues andaba con cinco jóvenes prospectos que mostraría al busca talento de la organización de los Cardenales que estaba de visita por nuestro país.

A Santo Domingo salió Julián Javier a las cuatro de la mañana desde la ciudad de Santiago, con los cincos prospectos que tenía citados y el joven Quilvio Tió. Ya en el estadio “Presidente Trujillo” (hoy conocido como Estadio Quisqueya), con el propósito de impresionar a los busca talentos presentes, envió primero a calentar al pitcher maeño, pues, este lanzaba con mucha fuerza. Al verlo, el representante de la organización de los Cardenales de San Luís, le dijo a Julián lo siguiente:

"Mira, Javier, ese muchacho vale mucho cuarto y yo estoy autorizado a pagar sólo hasta US$2,500.00 (dos mil quinientos dólares). Llévalo a la Florida para que lo vean allá".

Julián Javier no le respondió, pero le susurró a Quilvio,diciéndole: "¡No! Vámonos a Santiago, que allá está de visita Howie Hack, de los Piratas, quienes están en el Hotel Matun".

Retornados a media tarde a Santiago, en las proximidades del Estadio Cibao, el joven maeño le expresa a Julián Javier su temor de que el alto oficial enviado por Ranfis Trujillo estuviera en las gradas del estadio tratando de observar y reclutar algún prospecto para llevar a Santo Domingo y evitar el fracaso de su viaje a Mao, por lo que el entonces segunda base estrella de los Cardenales de San Luís decidió dejar su grupo de muchachos en el interior del carro por el área de atrás del jardín derecho del estadio y llegar a pie al interior del nido de las Aguilas Cibaeñas. Al saludar a Hack que observaba un nutrido grupo de peloteros, le dice: “Le tengo un grupo de talentos allí, pero debe dar por terminada la práctica, pues, hay uno que la Fuerza Aérea se lo quiere llevar y ellos están por aquí”.

Así lo hizo Howie. Ordenó concluir la práctica, y todos los presentes abandonaron el Estadio, quedándose la comisión de Los Piratas de Pittsburg acompañados de un receptor de baja calidad que invitaron a quedarse. Poco después, Javier introdujo a sus muchachos, comenzando por Quilvio a calentar su brazo. Roberto Clemente, que ya era un jugador establecido en el equipo de las grandes ligas de Los Piratas y que integraba la comisión junto a Howie Hack, se acercó al joven lanzador y le cuestionó sobre cómo lanzaba la recta, respondiéndole Quilvio que lo hacía “con los dos dedos sobre la costura”. Clemente, le dice, mientras le mostraba “¡Mira! Si tú la agarra así, pero levantando el dedo del medio; y cuando vayas a lanzar la bola, al momento, con el dedo toca la bola al instante de lanzarla para que la bola se mueva mucho”.

Al Quilvio lanzar la bola, tal y como se lo dijera el "bigleaguer" puertorriqueño, la bola se movió bastante, dándole al catcher en el hombro izquierdo, quedando todos altamente impresionados. Ante la alegría de lo encontrado, Howie Hack dijo: “¡Todos están firmados con US$500.00 cada uno!”


En diciembre del 1961, al momento de firmar como beisbolista profesional para los Piratas del Pitsburgh. De izquierda a derecha figuran: Guayubín Olivo, Roberto Clemente, Howick Hack, Antonio Bojos B.,  (representante en el país de los Piratas), Ing. Hucho alvarez Bogaert, Rafael Llenas (tío del Chilote Llenas) Representante de la Cervecería Nacional en el Cibao, Vicente Scarpatte (Catcher Profesional, entonces Manager de las Aguilas Cibaeñas).

Quilvio había recibido la advertencia de Roberto Clemente de que no aceptara la propuesta inicial que le hicieran, pues, su valor estaba muy por encima de lo que los busca talentos tenían en carpeta. Que resistiera y respondiera que no firmaba por menos de US$8,000.00 (ocho mil dólares).

Así lo hizo, recibiendo el bono más alto que hasta ese momento organización alguna del béisbol profesional de estados Unidos pagara por la firma de un joven prospecto en nuestro país. Finalmente, Quilvio Tió saltó al profesionalismo en diciembre del 1961, recibiendo US$4,000.00 al momento de la firma y US$4,000.00 más si hacía el equipo de la Liga de los novatos o "Rookie League", como ocurrió.

Quilvio Tió , al momento de recibir el cheque de la bonificación de manos de Antonio Bojos B., después de haber firmado para los Piratas del Pitsburgh, en la ciudad de Santiago.

Desde el momento de la firma como jugador profesional, todos estaban atentos de quien se sentían seguros sería una súper estrella en las grandes ligas. El muchacho, como repetía el super escucha Howie Hack, “es un diamante, con todas las herramientas para no fallar”.

Ya firmado, rápidamente le hicieron preparar maletas, y en el mismo diciembre de ese 1961 viajó a los Estados Unidos uniéndose al equipo de Burlington, de la organización de los Piratas en Daytona Beach, en el estado de la Florida.

1961. Ya firmado, en las prácticas con el equipo de Burlington, de la organización de los Piratas, en Daytona Beach, Florida, al llegar a USA.

Recuerda nuestro presentado que durante los entrenamientos en Daytona Beach, todos los jugadores de la Organización de los Piratas, (novatos y grandes ligas) hacían juntos sus prácticas, en el mismo campo de juego, para posteriormente ser distribuidos a sus lugares definitivos de prácticas según su categoría. Cuenta que Roberto Clemente, que ya le había tomado cariño y confianza, desde que lo observó en la ciudad de Santiago, le orientó sobre como lanzarle a cada uno de los grandes ligas presentes; es decir, orientándole sobre cuáles eran las áreas débiles de cada uno de los peloteros. Ese día se dio el gusto de ponchar en dos ocasiones al entonces cuarto bate del equipo de grandes ligas de los Piratas: el poderoso Willie Stargel.

En su primer año en la organización el novel lanzador alcanzó once victorias y perdió sólo dos partidos, ganándose de inmediato el respeto de los bateadores de los equipos contrarios.

Destaca que su velocidad y salud del brazo era tan potente (lanzaba sobre las 100 millas) que llegó a lanzar dos juegos sin hits ni carreras en su paso por las menores. El primero, el 7 de junio del 1962 frente al equipo de Davenport, sucursal de los Angelinos de Anaheim. Luego, 40 días después, contra el equipo de Waterloo, sucursal de los Media Rojas de Boston.

En 1964, en el campo de entrenamiento con jugadores ligados de diferentes categorías o ligas. Se destacan los dominicanos: En la fila de atrás Francisco (Panchito) De la Mota (CF); en la fila del medio, de izquierda a derecha, tercero, Quilvio Tió. Sentado, en el centro: Eurípides Pimentel.

NOTA: Espere en el siguiente y último número el fatal momento que hizo terminar la carrera profesional en el béisbol del prospecto Quilvio Tió y el porqué debió salir huyendo del país.

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