domingo, 10 de enero de 2010
Las vulgaridades de la TV y la Radio
DO-RE-MI
Por Juan Colón
Durante mi estadía en Santo Domingo y Santiago en días recientes, pude observar con mucha pena el lenguaje de nuestros maestros de ceremonias, conductores de programas y locutores.
Estamos obsesionados en demostrar quién es más vulgar, nos hemos olvidado de lo que van a aprender nuestros hijos, nuestros nietos, etc.
No es asunto de puritanismo ni pretendiendo ser más pulcro que nadie, es que debemos aportar cosas positivas a nuestra niñez, que ya no tiene quien la proteja porque hemos roto todos los parámetros de comportamiento.
Somos parte de un país donde no tenemos líderes de ninguna índole, todos han colapsados y andamos a la deriva de quien tenga más poder e impunidad para imponer criterios, muchas veces de poca fundación humana.
Todavía existimos personas que creemos que la misión de un profesional con un micrófono en las manos es sembrar algo positivo, algún tipo de orientación, ejemplos, buen dominio de la lengua en general.
Son contados con una mano los programas de TV donde los comunicadores demuestran un gran respeto por el oyente, Jatna Tavárez, Milagros Germán, Laura Castellanos, Luis Manuel Aguiló y en Santiago tenemos a Miguel de Jesús, Jaime Thomás, por mencionar algunos. Es una realidad muy penosa la que estamos viviendo y siempre buscamos las excusas no queriendo aceptar que debemos mejorar tanto como individuos así como pueblo también.
Nuestros artistas no conocen el lenguaje para sostener una buena entrevista, que esta pueda ser aplaudida por cualquier persona con conocimiento de causa; no tiene que ser un dominio del idioma a perfección, pero que demuestre profesionalidad.
No sé si estamos copiando de la vulgaridad de la gran mayoría de las emisoras hispanas de la ciudad de New York.
Aunque hay excepciones. Por ejemplo, la 93.1FM es una emisora que vale la pena escuchar, sus locutores cuidan mucho el lenguaje vulgar para brindarle un concepto profesional al oyente.
No hay que ser intelectual ni tampoco se pretende que seamos una sociedad de intelectuales, pero ¡por favor! ¿Qué es lo que pretendemos con estas modalidades? ¿Aparentar ser más civilizados que los demás? ¿Ser más inteligentes? ¿Ser más independientes? ¿Ser más “graciosos”?
En la ciudad de New York tenemos canales hispanos de TV, todos cuidan sus lenguajes, y el canal HITN es totalmente educativo, fomenta la educación, informaciones culturales, con presentadores de alto prestigios como Malin Falú, extraordinaria profesional del micrófono y otros mas de igual magnitud, en este canal se muestra básicamente la cultura, fauna, música, pintura, del pueblo Puertorriqueño, una obra gigantesca que solo se nutre del aporte de su propio pueblo para brindarnos tan exquisito arte. ¿Por qué nosotros en nuestro país no podemos hacer lo mismo? ¿Es que el sólo hecho de pagar por un espacio le da derecho a usar toda la vulgaridad que desea usar?
Vivir en una sociedad democrática o libre, si es que prefieran llamarla así, no nos da derecho a seguir llenando los espacios de tantas basuras, por favor, detengamos esta carrera de vulgaridad la cual como pueblo nos va hundiendo cada día más.
No sólo es vulgar el que comete vulgaridades como robar, matar; ¡no!, es todo aquello que no sea de beneficio a una sociedad y mucho más la nuestra, la cual va camino a un abismo de enormes proporciones.
Si bien es cierto que ni tú ni yo somos culpables directos, sí somos responsables en ayudar a nuestros hijos a tener un mañana mejor, a que logren alguna plataforma para sus propios hijos en un futuro, de lo contrario no tendrán nada que ofrecer. Y en nada ayuda a nuestra tarea el entorno que nos rodea.
La carrera indiscriminada hacia la individualidad nos está llevando por el derrotero de que cada quien dice y hace lo que le da la gana y que nadie tiene derecho a meterse. Si bien es cierto que nadie tiene derecho a meterse, también lo es que tu derecho de hacer o decir lo que quieras no te da derecho a destruir a mis, a nuestros, hijos.
Nuestra sociedad dominicana en general, la del medio artístico en especial, no está prestando atención al descalabro que llevamos, las condiciones claman porque tengamos un canal educativo, donde mostremos nuestro país real, nuestros valores musicales, culturales, educativos, pero no lo exigimos al gobierno, el único que podría encumbrar un proyecto de esa envergadura.
Sería una vía donde nuestra desorientada juventud encuentre alguna motivación para ver la otra cara de su tierra, sus valores reales, sus artes verdaderas, su pintura, su cultura, su fauna, etc.
Sólo nosotros como individuos podemos poner un granito de arena en reconstruir nuestro destruido país: desde tu lugar tú podrías hacer la diferencia. Digámosle no a los vulgares y sinvergüenzas, y luchemos para que nuestros hijos adquieran un vocabulario amplio, más allá del poco inteligente y limitante de los que le falta imaginación y utilizan sólo frases gastadas y vanas, y por ende insultantes.
Por Juan Colón
Durante mi estadía en Santo Domingo y Santiago en días recientes, pude observar con mucha pena el lenguaje de nuestros maestros de ceremonias, conductores de programas y locutores.
Estamos obsesionados en demostrar quién es más vulgar, nos hemos olvidado de lo que van a aprender nuestros hijos, nuestros nietos, etc.
No es asunto de puritanismo ni pretendiendo ser más pulcro que nadie, es que debemos aportar cosas positivas a nuestra niñez, que ya no tiene quien la proteja porque hemos roto todos los parámetros de comportamiento.
Somos parte de un país donde no tenemos líderes de ninguna índole, todos han colapsados y andamos a la deriva de quien tenga más poder e impunidad para imponer criterios, muchas veces de poca fundación humana.
Todavía existimos personas que creemos que la misión de un profesional con un micrófono en las manos es sembrar algo positivo, algún tipo de orientación, ejemplos, buen dominio de la lengua en general.
Son contados con una mano los programas de TV donde los comunicadores demuestran un gran respeto por el oyente, Jatna Tavárez, Milagros Germán, Laura Castellanos, Luis Manuel Aguiló y en Santiago tenemos a Miguel de Jesús, Jaime Thomás, por mencionar algunos. Es una realidad muy penosa la que estamos viviendo y siempre buscamos las excusas no queriendo aceptar que debemos mejorar tanto como individuos así como pueblo también.
Nuestros artistas no conocen el lenguaje para sostener una buena entrevista, que esta pueda ser aplaudida por cualquier persona con conocimiento de causa; no tiene que ser un dominio del idioma a perfección, pero que demuestre profesionalidad.
No sé si estamos copiando de la vulgaridad de la gran mayoría de las emisoras hispanas de la ciudad de New York.
Aunque hay excepciones. Por ejemplo, la 93.1FM es una emisora que vale la pena escuchar, sus locutores cuidan mucho el lenguaje vulgar para brindarle un concepto profesional al oyente.
No hay que ser intelectual ni tampoco se pretende que seamos una sociedad de intelectuales, pero ¡por favor! ¿Qué es lo que pretendemos con estas modalidades? ¿Aparentar ser más civilizados que los demás? ¿Ser más inteligentes? ¿Ser más independientes? ¿Ser más “graciosos”?
En la ciudad de New York tenemos canales hispanos de TV, todos cuidan sus lenguajes, y el canal HITN es totalmente educativo, fomenta la educación, informaciones culturales, con presentadores de alto prestigios como Malin Falú, extraordinaria profesional del micrófono y otros mas de igual magnitud, en este canal se muestra básicamente la cultura, fauna, música, pintura, del pueblo Puertorriqueño, una obra gigantesca que solo se nutre del aporte de su propio pueblo para brindarnos tan exquisito arte. ¿Por qué nosotros en nuestro país no podemos hacer lo mismo? ¿Es que el sólo hecho de pagar por un espacio le da derecho a usar toda la vulgaridad que desea usar?
Vivir en una sociedad democrática o libre, si es que prefieran llamarla así, no nos da derecho a seguir llenando los espacios de tantas basuras, por favor, detengamos esta carrera de vulgaridad la cual como pueblo nos va hundiendo cada día más.
No sólo es vulgar el que comete vulgaridades como robar, matar; ¡no!, es todo aquello que no sea de beneficio a una sociedad y mucho más la nuestra, la cual va camino a un abismo de enormes proporciones.
Si bien es cierto que ni tú ni yo somos culpables directos, sí somos responsables en ayudar a nuestros hijos a tener un mañana mejor, a que logren alguna plataforma para sus propios hijos en un futuro, de lo contrario no tendrán nada que ofrecer. Y en nada ayuda a nuestra tarea el entorno que nos rodea.
La carrera indiscriminada hacia la individualidad nos está llevando por el derrotero de que cada quien dice y hace lo que le da la gana y que nadie tiene derecho a meterse. Si bien es cierto que nadie tiene derecho a meterse, también lo es que tu derecho de hacer o decir lo que quieras no te da derecho a destruir a mis, a nuestros, hijos.
Nuestra sociedad dominicana en general, la del medio artístico en especial, no está prestando atención al descalabro que llevamos, las condiciones claman porque tengamos un canal educativo, donde mostremos nuestro país real, nuestros valores musicales, culturales, educativos, pero no lo exigimos al gobierno, el único que podría encumbrar un proyecto de esa envergadura.
Sería una vía donde nuestra desorientada juventud encuentre alguna motivación para ver la otra cara de su tierra, sus valores reales, sus artes verdaderas, su pintura, su cultura, su fauna, etc.
Sólo nosotros como individuos podemos poner un granito de arena en reconstruir nuestro destruido país: desde tu lugar tú podrías hacer la diferencia. Digámosle no a los vulgares y sinvergüenzas, y luchemos para que nuestros hijos adquieran un vocabulario amplio, más allá del poco inteligente y limitante de los que le falta imaginación y utilizan sólo frases gastadas y vanas, y por ende insultantes.
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