Por César Brea
Los dominicanos tenemos nuestra emblemática Puerta del Conde, los españoles la Puerta de Alcalá, los alemanes la Puerta de Brandenburgo y así repartidas por todo el orbe miles y miles de puertas que se abren a la vida, a los recuerdos, al futuro, a las causas, a las pasiones. Muchas de las puertas más lindas van quedando, otras desapareciendo. En los campos, lo romántico se va y se abre paso a las modernidades (y las fealdades). Fincas, solares, haciendas exhiben hoy portones de hierro, mallas ciclónicas, puertas de tola, pasos a control remoto y mil adefesios nuevos, pero ninguno de estos artefactos superan a las bellísimas "Puertas de Campo" de otros tiempos. Estas anti-fotografías como homenaje a ellas, las más hermosas de todas las puertas (hasta que lleguemos a las puertas del cielo).
Qué bien amigo César... has plasmado en ese momentito íntimo una de esas cositas que vuelan en nuestra mente y al atraparlas se ve uno impulsado a darles forma de manera que queden eternizadas ya que las va desapareciendo el mismo que las trajo al mundo, el hombre.
ResponderBorrarLas fotografías también muy buenas.
Gracias... apreciamos que decidas a atrapar esos momentos poéticos y los compartas con nosotros.
Isaías
Isaías,
ResponderBorrarQuiero agradecerte por los dos comentarios que has hecho a mis últimas colaboraciones. Encontré mucha sabiduría en lo que escribiste para acompañar mis "Herejes al Carbón”. Artículo que envié a dos diarios dominicanos y ninguno se atrevió a publicar semejante blasfemia. (¡Ay, qué miedosos que somos!).
También me gustó mucho tu comentario a las "Puertas de Campo". Gracias por halagar nuestro ego y por creer que las tonterías que te enviamos merecen un espacio en tu prestigioso blog.
Afectos.
CEBRETI