martes, 16 de marzo de 2010

PARA QUE EL ALMA NOS ALCANCE

Por Lavinia del Villar

“De tanto correr por la vida sin freno,
me olvidé que la vida se vive un momento,
de tanto querer ser en todo el primero,
me olvidé de vivir los detalles pequeños.
Me olvidé de vivir…”

Canción de Julio Iglesias

Creo que para hacer algo tenemos que ejercitar nuestro cuerpo y nuestra mente. Sin embargo, siempre he oído decir que cuando ponemos el alma en lo que hacemos, las cosas nos salen mucho mejor. Entonces nuestro vivir debiera ser una combinación de esas tres fuerzas: Cuerpo, mente y alma.

Andamos a la carrera porque no nos alcanza el tiempo para nada, a pesar de que contamos con el Internet, el celular, los cajeros automáticos, el microondas y mucha tecnología que nos ayuda a economizar tiempo.

Nos abrazamos a la creencia de que el tiempo es oro, razón por la cual todos los minutos del día deben ser productivos, y nos aferramos a la tendencia de que si trabajamos más, poseemos más… seremos más felices.

Muchas veces llegamos al extremo de sentirnos culpables cuando nos tomamos unos minutos para descansar, pues pensamos que estamos desperdiciando un tiempo precioso.

En ese corre-corre, muchas veces usamos el cuerpo, la mente se involucra a duras penas… y el alma se nos queda atrás.

Y no es que no queremos que el alma participe, es que no tenemos tiempo para dejarla entrar. Cuántas veces le decimos: “Espérate, mañana te doy chance, hoy tengo que terminar esto de prisa y no tengo tiempo para ti. No es que sea insensible, es que no tengo tiempo”.

Al andar a la carrera nos desconectamos de nuestros sentimientos, y esto tiene un impacto muy desfavorable en todas las relaciones personales, sean de familia, de trabajo o de amistad.

Nuestros contactos se hacen superficiales, carentes de calidez y ausentes de entrega espiritual. Estiramos el tiempo, y nos olvidamos de vivir y de convivir. Agotamos nuestros mejores esfuerzos haciendo cosas que nos permitan ganar el reconocimiento que podríamos tener de gratis, si dejáramos participar el alma en lo que hacemos.

Sería interesante reflexionar si estamos montados en este caballo, y si es así… Paremos un poco:

Para sonreír a los desconocidos, para establecer una buena comunicación, para saludar nuestros vecinos, para abrazar a nuestros compañeros, para crear lazos profundos con nuestra pareja, para darle valores a nuestros hijos, para escuchar una canción, para meditar, para leer un buen libro, para ayudar a quien lo necesite, para compadecernos del necesitado, para amar con intensidad, para soñar en grande.

En fin, parémonos a vivir… Paremos… Para que el alma nos alcance.

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