lunes, 1 de marzo de 2010
PERSONAJES DE MAO
EL PROFESOR JULITO
Por Isaías Ferreira
Se llamaba a sí mismo el Jinete Sideral, el hombre-milagro que con su mente recorría los espacios infinitos para traer esperanza, salud y consuelo a las almas olvidadas y maltratadas por la maldad humana. A partir de las 9 de la noche, era el dueño de las ondas hertzianas en Mao y sus alrededores.
Por espacio de una hora el profesor Julito daba consejos, hacía citas y explotaba las emociones de los radioyentes que llamaban buscando amparo en su sabiduría, fueran estas preocupaciones de salud, de hechicería o sentimentales. “Sí, madre desesperada”, decía el profesor respondiendo a una consulta, “el Bicarbonato de Soda con limón e’ bueno para las diarreas, pero pruebe el Padra en polvo… y adiós lombrice adiós… sus hijos se lo agradecerán”. O si no: “… al que me escribe como el 'Más sufrido de Mao', debo decirle que para el sufrimiento de riñones no hay nada mejor que el té de barbas de maíz… hágalo y se acordará del profesor para toda la vida”.
Era aquello un popurrí de confesiones que traían más diversión que el Tres Patines. Uno de los mayores atractivos del programa era el de las orejas que soltaba el profesor para la lotería del domingo, las cuales eran dadas de forma velada y dispersas, en cualquier parte del programa, lo cual obligaba al oyente a estar atento. Pero donde en realidad estaba la diversión era en el segmento Rincón Sentimental. Después de una perorata en que el profesor leía las Cartas Astrales, elevaba sus súplicas al infinito para que lo iluminara, imploraba al niño sacramentado encallado en el mar de lágrimas de los justos e inocentes e invitaba a sus socios del espacio a trabajar con él, pasaba éste a las correspondencias y a dar sus respuestas: “… a la que me escribe bajo el seudónimo de Cuerpo Ñoño tengo para decirle que se deje de estar de zoqueta; ese hombre no la quiere… lo único que le interesa es que usted le críe los muchachos que tuvo con otra mujer”. “Al Indio Gallardo, en Guayubín, ¿cuánto e’ que le va a aguantar a esa mujercita ponzoñosa?… despierte, amigo, y sacúdase… habemo hombre, hombrecillo, monicaco y monicaquillo; no es la fortaleza del grillo, sino lo que hace con su galillo…”. “Papaupa, no te robe a ti mismo, págame lo que me debe… con los santos no se juega…”. “A la Flor de té Sensual, que mi respuesta se la daré gustoso en mi consultorio después de las diez de la noche… la espero”. Y así se iba la hora en consejos, claves y guiñadas de ojos. El programa era un súper éxito.
Un buen día desapareció el Profesor Julito de la escena. Nadie supo porqué. Lo que se decía con insistencia era que tuvo que salir huyéndole a un hombre celoso cuya mujer el profesor rescataba a menudo de sus miserias. Años más tarde nos enteramos por El Nacional que el Profesor, buscavida infatigable, conocido entonces como el Faquir de Manchuria, prestidigitador supremo, había sufrido quemaduras en la cara, el cuello y el pecho fruto de una falla con su número “El Hombre Comefuego”. Según sus declaraciones, mentes alevosas, con instintos asesinos, le habrían echado cebolla a la gasolina que usaba para su espectáculo lo que la hizo pegarse al cuerpo.
Aunque no confirmado, alguien me aseguró que vio al Profesor-Faquir en los años 90, en Manzanillo. Ahora era el Pastor David, reverendísimo de la Iglesia del Rayo Sagrado, hombre respetable y próspero, entregado a salvar almas por el módico diezmo.
Por Isaías Ferreira
Se llamaba a sí mismo el Jinete Sideral, el hombre-milagro que con su mente recorría los espacios infinitos para traer esperanza, salud y consuelo a las almas olvidadas y maltratadas por la maldad humana. A partir de las 9 de la noche, era el dueño de las ondas hertzianas en Mao y sus alrededores.
Por espacio de una hora el profesor Julito daba consejos, hacía citas y explotaba las emociones de los radioyentes que llamaban buscando amparo en su sabiduría, fueran estas preocupaciones de salud, de hechicería o sentimentales. “Sí, madre desesperada”, decía el profesor respondiendo a una consulta, “el Bicarbonato de Soda con limón e’ bueno para las diarreas, pero pruebe el Padra en polvo… y adiós lombrice adiós… sus hijos se lo agradecerán”. O si no: “… al que me escribe como el 'Más sufrido de Mao', debo decirle que para el sufrimiento de riñones no hay nada mejor que el té de barbas de maíz… hágalo y se acordará del profesor para toda la vida”.
Era aquello un popurrí de confesiones que traían más diversión que el Tres Patines. Uno de los mayores atractivos del programa era el de las orejas que soltaba el profesor para la lotería del domingo, las cuales eran dadas de forma velada y dispersas, en cualquier parte del programa, lo cual obligaba al oyente a estar atento. Pero donde en realidad estaba la diversión era en el segmento Rincón Sentimental. Después de una perorata en que el profesor leía las Cartas Astrales, elevaba sus súplicas al infinito para que lo iluminara, imploraba al niño sacramentado encallado en el mar de lágrimas de los justos e inocentes e invitaba a sus socios del espacio a trabajar con él, pasaba éste a las correspondencias y a dar sus respuestas: “… a la que me escribe bajo el seudónimo de Cuerpo Ñoño tengo para decirle que se deje de estar de zoqueta; ese hombre no la quiere… lo único que le interesa es que usted le críe los muchachos que tuvo con otra mujer”. “Al Indio Gallardo, en Guayubín, ¿cuánto e’ que le va a aguantar a esa mujercita ponzoñosa?… despierte, amigo, y sacúdase… habemo hombre, hombrecillo, monicaco y monicaquillo; no es la fortaleza del grillo, sino lo que hace con su galillo…”. “Papaupa, no te robe a ti mismo, págame lo que me debe… con los santos no se juega…”. “A la Flor de té Sensual, que mi respuesta se la daré gustoso en mi consultorio después de las diez de la noche… la espero”. Y así se iba la hora en consejos, claves y guiñadas de ojos. El programa era un súper éxito.
Un buen día desapareció el Profesor Julito de la escena. Nadie supo porqué. Lo que se decía con insistencia era que tuvo que salir huyéndole a un hombre celoso cuya mujer el profesor rescataba a menudo de sus miserias. Años más tarde nos enteramos por El Nacional que el Profesor, buscavida infatigable, conocido entonces como el Faquir de Manchuria, prestidigitador supremo, había sufrido quemaduras en la cara, el cuello y el pecho fruto de una falla con su número “El Hombre Comefuego”. Según sus declaraciones, mentes alevosas, con instintos asesinos, le habrían echado cebolla a la gasolina que usaba para su espectáculo lo que la hizo pegarse al cuerpo.
Aunque no confirmado, alguien me aseguró que vio al Profesor-Faquir en los años 90, en Manzanillo. Ahora era el Pastor David, reverendísimo de la Iglesia del Rayo Sagrado, hombre respetable y próspero, entregado a salvar almas por el módico diezmo.
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Interesante y entretenida historia.
ResponderBorrarRecuerdo perfectamente al personaje y el progrma. Como se difundía en hora de la noche no lo escuchaba completo pk no creía en sus predicciones o pk me preparaba para salir, ora al parque, ora al cine. El profe Julito fue sustituido por un empleado de agricultura k trabajaba en mi equipo cuando yo era Administrativo, cuyo nombre no recuerdo ahora, pero no es difícil averiguar. Todos esos programas tenían como fontana de isnpiración a los telépatas del parque Enriquillo de Santo Domingo. Qué gran memoria y con qué gracisosura escribe el Maestro Isaías. Saludos de Niño Almonte. franal56@hotmail.com
ResponderBorrarEn efecto¡¡
ResponderBorrarAunque yo era mas jovencito, perfectamente recuerdo haber escuchado al Profesor Julito y no solo eso, sino que Don Aquiles Morel, que cuando eso administraba el almacén La Buena Esperanza, tiene "muchas anecdotas" que contaba en algunas tardes sobre este distinguido personaje, yo hasta su metal de voz (el del profesor) lo recuerdo perfeeeeeeeeeectamente, como el decia......
Nelson Amaro
Seudonimo: "El sufrido" nos escribe y nos dice que su mujer, aprovechando que estaba trabajando, recogió todos los trates de la casa y se fue y no me dijo para dónde. si usted profesor me ayudara a encontrarla...Amigo mío le diré, que su esposa tenía una relación con un amigo suyo y venían planificando esa fuga desde hace mucho tiempo. usted debe visitarnos a nuetro consultorio cito en la calle...... Lo recuerdo como ahora.
ResponderBorrarLey S.