lunes, 16 de junio de 2014
VIVENCIAS DE UN MÚSICO
TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar
Con mucho orgullo y más satisfacción, Mao recibió a su hijo Juan Colón en el auditórium del Centro Mao de la UASD, en la puesta en circulación de su libro “Vivencias de un músico”. Me lo leí de un sopetón, y me dejó muchas enseñanzas que abrieron mis ojos acerca de las vicisitudes que padecen los músicos para formar parte de una orquesta reconocida, los obstáculos que deben saltar, las humillaciones que necesitan obviar, y los retos que forzosamente deben afrontar si quieren alcanzar la gloria. Juan nos cuenta en su libro, cuántas horas de dolor, y cuántos momentos de desaliento le costaron encauzar su carrera hasta lograr su sueño de llegar a ser tomado en cuenta como participante de grandes trabajos en la música, que hoy lo consagran y lo reconocen como el “Maestro del saxo”, que es su instrumento favorito.
Enamorado de su música, poseedor de una grandeza interpretativa, producto de un talento heredado de su padre Lucero Colón, fortalecido con una esmerada educación musical y una férrea disciplina, es Juan un virtuoso que ha trascendido fronteras para destacarse en escenarios internacionales. Fue para mí un alumno cuya mirada de ángel se hizo eterna en mis recuerdos, y ahora se convierte en un maestro cuya sensibilidad y humildad nos enseña que se puede llegar a la meta con gozo, cuando ponemos como estandarte los valores, el amor a nuestras raíces y el respeto a nuestra familia.
Y me cito: “Por eso hoy, Mao se enorgullece al congratular el trabajo de este gran músico, y se inclina al reconocer la fortaleza espiritual de este incansable luchador, que siempre sale al combate de la vida resguardado con dos armas poderosas: su saxo y su alma”.
Por Lavinia del Villar
Con mucho orgullo y más satisfacción, Mao recibió a su hijo Juan Colón en el auditórium del Centro Mao de la UASD, en la puesta en circulación de su libro “Vivencias de un músico”. Me lo leí de un sopetón, y me dejó muchas enseñanzas que abrieron mis ojos acerca de las vicisitudes que padecen los músicos para formar parte de una orquesta reconocida, los obstáculos que deben saltar, las humillaciones que necesitan obviar, y los retos que forzosamente deben afrontar si quieren alcanzar la gloria. Juan nos cuenta en su libro, cuántas horas de dolor, y cuántos momentos de desaliento le costaron encauzar su carrera hasta lograr su sueño de llegar a ser tomado en cuenta como participante de grandes trabajos en la música, que hoy lo consagran y lo reconocen como el “Maestro del saxo”, que es su instrumento favorito.
Enamorado de su música, poseedor de una grandeza interpretativa, producto de un talento heredado de su padre Lucero Colón, fortalecido con una esmerada educación musical y una férrea disciplina, es Juan un virtuoso que ha trascendido fronteras para destacarse en escenarios internacionales. Fue para mí un alumno cuya mirada de ángel se hizo eterna en mis recuerdos, y ahora se convierte en un maestro cuya sensibilidad y humildad nos enseña que se puede llegar a la meta con gozo, cuando ponemos como estandarte los valores, el amor a nuestras raíces y el respeto a nuestra familia.
Y me cito: “Por eso hoy, Mao se enorgullece al congratular el trabajo de este gran músico, y se inclina al reconocer la fortaleza espiritual de este incansable luchador, que siempre sale al combate de la vida resguardado con dos armas poderosas: su saxo y su alma”.
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Profe: Sólo hay una palabra para clasificar este artículo: ¡SUBLIME...! y Juan se lo merece!
ResponderBorrarUn beso,
Fernan Ferrreira.
Eminente maestra, los artistas sufren mucho. Grande y demoledor, es, lo que acontece detrás del telón.Pero hay que hacer los que hacen los lechones. Seguir actuando para alegrar a los demás.
ResponderBorrarMonchy.
Profesora ,que bueno que usted interprete al alumno colocandose del otro lado del pupitre .En el maestro Juan se conjugan la musica y su grandesa de alma y la regala a borbotones .!Incrible articulo ! Abrazos . Evelio Martinez
ResponderBorrarGracias por sus comentarios siempre hermosos y gratificantes. Evelio, cuando te das con amor, aún sin intención de perdurar, la misma candidez con que te proyectas hace efecto de boomerang y te devuelve a veces más de lo que entregas. Siento que he aprendido de mis alumnos muchísimo más de lo que traté de enseñar. Por eso me siento bendecida. Un abrazo. Lavinia.
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