viernes, 15 de junio de 2012
YO ME ACUERDO...
LOS RODRÍGUEZ, CHOFERES Y ANÉCDOTAS DE ESTA FAMILIA
Por Evelio Martínez
Los Rodríguez formaban una familia de servicios de generación en generación. Ellos, hijos y nietos de Vicente Rodríguez, quien se cuenta entre los fundadores de la Villa o Hato de Mao por allá, por Los Pretiles. Con su ejemplo de hombre honrado y trabajador levantó una numerosa familia entre los que se cuentan los dueños del transporte de pasajeros del Mao de esa época: Coplé, Ñeño y Pomplín. ¿Quién no conoce las anécdotas de estos consagrados servidores del volante, que nos transportaron hasta Santiago y la capital?
Teodoro Armando Rodríguez (Coplé), padre de mi amigo y condiscípulo Ing. Agrónomo Cirilo Rodríguez (QEPD), de Tomás, Miguelín, Pedrito, Máximo, Yolanda y otros, cuyos nombres escapan en estos momentos a mi memoria, fue también esposo de Doña Niña.
A Coplé lo conocimos como enemigo acérrimo de la velocidad, quizás por su parsimonia y su actuar con lentitud y mesura. Cuentan que en uno de sus viajes a Santiago, de regreso a Mao les dijo a los pasajeros que con él viajaban “agárrense los sombreros que vamos a correr”. El millero no pasó de 15 km / hora. Coplé como esos Rodríguez que imitando a su padre eran “todológos” e ingeniosos era mecánico además de chofer, pero también era músico y tocaba el saxofón. En una fiesta de las que se celebraban en Mao y sus entornos terminado uno de los sets, nuestro personaje se encontraba detrás de un árbol limpiando el saxofón y le drenaba toda la saliva que se había escapado de su boca al soplarlo, al verlo, un contertulio se le acercó y le dijo: “Coplé usted si bota baba por ese saxofón”. Coplé le contestó: “claro, porque es con la boca que yo lo toco, si fuera con el c… botara mierda”.
Los hijos de Vicente Rodríguez fueron: Ñeño, chofer de un carro del año que viajaba a la capital y servía de correo y entrega de envíos a domicilio en Ciudad Trujillo (¡zafa!) y viceversa. Pomplín y Coplé quienes también transportaban pasajeros a la capital y Santiago, es decir que de los hijos de Vicente, tres prestaban el servicio de transporte de pasajeros.
Adolfo Rodríguez, hijo también de Vicente nos hizo vivir momentos fantásticos que evocamos inmersos en las películas de Sabú, Tarzán, Charles Starret, Flash Gordon, y otras tantas cintas en blanco y negro. Es que Adolfo era quien manejaba el proyector de películas en el teatro Jaragua y cuando por mucho uso esas cintas se rompían y se interrumpía la proyección, le gritábamos a todo pulmón: “Adolfo muñequito” o cuando se repetía a velocidad la misma, zapateando en el piso de madera del teatro voceábamos “arriba, abajo m…”.
Aquel personaje que anunciaba las películas y que apodábamos Mariachi, voceaba a través de unas bocinas instaladas en lo alto del teatro Jaragua y que se escuchaban en todo el vecindario anunciando la película de ese día y con música y canciones de ese tiempo, complacía peticiones. Una vez complaciendo un oyente dijo: “Para complacer a una damita de la baja sociedad, con Lucho Gatica Asmémonos”. Otra vez en Semana Santa, Mariachi para darle énfasis a su anunciada película dijo: “esta noche, el teatro Jaragua presenta una película de acción, coraje, aventura y pasión… vea La Pasión de Cristo”.
¿Se acuerdan de Foro y su fututo anunciando las películas y algún establecimiento comercial? Otras vivencias, otros recuerdos de nuestro querido Mao de ayer.
Por Evelio Martínez
Los Rodríguez formaban una familia de servicios de generación en generación. Ellos, hijos y nietos de Vicente Rodríguez, quien se cuenta entre los fundadores de la Villa o Hato de Mao por allá, por Los Pretiles. Con su ejemplo de hombre honrado y trabajador levantó una numerosa familia entre los que se cuentan los dueños del transporte de pasajeros del Mao de esa época: Coplé, Ñeño y Pomplín. ¿Quién no conoce las anécdotas de estos consagrados servidores del volante, que nos transportaron hasta Santiago y la capital?
Teodoro Armando Rodríguez (Coplé), padre de mi amigo y condiscípulo Ing. Agrónomo Cirilo Rodríguez (QEPD), de Tomás, Miguelín, Pedrito, Máximo, Yolanda y otros, cuyos nombres escapan en estos momentos a mi memoria, fue también esposo de Doña Niña.
A Coplé lo conocimos como enemigo acérrimo de la velocidad, quizás por su parsimonia y su actuar con lentitud y mesura. Cuentan que en uno de sus viajes a Santiago, de regreso a Mao les dijo a los pasajeros que con él viajaban “agárrense los sombreros que vamos a correr”. El millero no pasó de 15 km / hora. Coplé como esos Rodríguez que imitando a su padre eran “todológos” e ingeniosos era mecánico además de chofer, pero también era músico y tocaba el saxofón. En una fiesta de las que se celebraban en Mao y sus entornos terminado uno de los sets, nuestro personaje se encontraba detrás de un árbol limpiando el saxofón y le drenaba toda la saliva que se había escapado de su boca al soplarlo, al verlo, un contertulio se le acercó y le dijo: “Coplé usted si bota baba por ese saxofón”. Coplé le contestó: “claro, porque es con la boca que yo lo toco, si fuera con el c… botara mierda”.
Los hijos de Vicente Rodríguez fueron: Ñeño, chofer de un carro del año que viajaba a la capital y servía de correo y entrega de envíos a domicilio en Ciudad Trujillo (¡zafa!) y viceversa. Pomplín y Coplé quienes también transportaban pasajeros a la capital y Santiago, es decir que de los hijos de Vicente, tres prestaban el servicio de transporte de pasajeros.
Adolfo Rodríguez, hijo también de Vicente nos hizo vivir momentos fantásticos que evocamos inmersos en las películas de Sabú, Tarzán, Charles Starret, Flash Gordon, y otras tantas cintas en blanco y negro. Es que Adolfo era quien manejaba el proyector de películas en el teatro Jaragua y cuando por mucho uso esas cintas se rompían y se interrumpía la proyección, le gritábamos a todo pulmón: “Adolfo muñequito” o cuando se repetía a velocidad la misma, zapateando en el piso de madera del teatro voceábamos “arriba, abajo m…”.
Aquel personaje que anunciaba las películas y que apodábamos Mariachi, voceaba a través de unas bocinas instaladas en lo alto del teatro Jaragua y que se escuchaban en todo el vecindario anunciando la película de ese día y con música y canciones de ese tiempo, complacía peticiones. Una vez complaciendo un oyente dijo: “Para complacer a una damita de la baja sociedad, con Lucho Gatica Asmémonos”. Otra vez en Semana Santa, Mariachi para darle énfasis a su anunciada película dijo: “esta noche, el teatro Jaragua presenta una película de acción, coraje, aventura y pasión… vea La Pasión de Cristo”.
¿Se acuerdan de Foro y su fututo anunciando las películas y algún establecimiento comercial? Otras vivencias, otros recuerdos de nuestro querido Mao de ayer.
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No recuerdo con precisión si fue Rigoberto o Quinín que hacían la historia de Nanito Madera cuando venía de Santiago a Mao con Cople. Ya tenían mas de una hora de trayecto cuando Nanito le suplico a Cople que le diera mas rapido a ese vehículo a ver si llegaban de día a Mao. Habían pasado a Esperanza y se internaron en el cañaveral casi llegando al puente, cuando Cople freno de ímpetu el vehículo para dar paso a una vaca. Ante de poner el vehículo en Marcha encara a Nanito y le dice: -Tu ves si hubiéramos venido rápido nos estrellamos con esa vaca. A lo que Nanito le contesto: - Si hubiéramos venido rápido hace rato que ya hubiéramos pasado de ahí.
ResponderBorrarAfectos de Ley S.