martes, 26 de febrero de 2013

ENTRE USTED Y YO

Comentario socio-político

EL FRENAZO PRESIDENCIAL
Por Rafael Calderón


NEW YORK. Iba con el acelerador pisado hasta el fondo por la peligrosa ruta que escogió, pero lo soltó y haciendo uso hasta de la emergencia Danilo Medina frenó justo antes de caer desde el más alto de los arrecifes de Bahía de las Águilas.

El chirrido del frenazo se escuchó en todos los confines donde hay un dominicano. En el caso, la emergencia usada es el alegato de carencia de información, con el cual calentó a César Pina Toribio, Francisco Javier García y Bautista Rojas. Los tres hieden a asbesto quemado, pues muchos creen que trataron de engañar al presidente. No hubo engaño y Danilo es experto en enfriamiento, así que los tres siguen funcionando.

Si alguien, después de Leonel Fernández, leyó de primera mano el informe de Piky Lora sobre los títulos fraudulentos en Bahía de las Águilas ese hubo de ser Danilo, secretario administrativo (resuélvelo todo) con poderes de primer ministro en los dos primeros períodos de Leonel.

El estratega 1-A de la corporación peledeísta no ignoraba nada a la hora de emitir su decreto para negociar con los poseedores de títulos fraudulentos. Sólo que se equivocó al darle un acelerón al asunto, ultra confiado como estaba, porque le había ido de maravilla haciendo lo impensable.

¿Quién podía pensar que el pueblo iba a resistir un aumento del Itebis al 18%, además con la ampliación de su base de recaudación? ¿Quién podía pensar que empezando enero el pueblo tuviera capacidad para soportar seis aumentos al hilo de los combustibles, que esta semana acaban de saltar los 250 pesos por galón?

Nadie lo pensaba, son cosas que nunca se habían hecho, pero Danilo las hizo tranquilo, y divertido, reeditando semanalmente como presidente pasajes de juegos y travesuras de su juventud, tales como saltar un charquito, meterse por debajo de una alambrada, hacer equilibrio en una tabla, exhibirse como billarista, entre otras. Razones para actuar un “poquito demasiado” confiado le sobraban a Danilo.

Prueba de su súper confianza es que cuando 7 Días destapó el escándalo y las manifestaciones de oposición a la consumación del robo coparon los otros medios ordenó: “salgan a defender eso” a los tres ministros mencionados, según lo reveló Francisco Javier, pero nadie sabe si los mandó en calidad de mosqueteros o chiflados. Además, fue llamado de emergencia al Palacio Nacional el batallón de la prensa pagada.

No obstante, las protestas se habían avivado de tal forma que un truchimán histórico, como lo es Don Vincho, mostró su desacuerdo público con lo que estaba a punto de consumarse. Ese es un detallito que, además de las crecientes protestas, Danilo tomó en cuenta para frenarse y no arriesgar al límite su buena suerte en ese escabroso terreno.

Se detuvo, puso la reversa y podemos estar seguros de que ya va a por otra vía meno riesgosa para reemprender el viaje. Tenga en cuenta que “parkeado” por el gobierno al que da continuidad en los predios de la bahía está esperando el italiano Aldo Meroni, de quien se dice que llegó al país como la ahuyama, con tanta suerte como el ex coronel de la PN Arturo del Tiempo Marques.

No sé si es porque en New York se vive el invierno que el frenazo de Danilo no me provocó el calor del entusiasmo con el que varios colegas del periodismo independiente han felicitado al mandatario, quien ni se ocupó de derogar su decreto con otro decreto. Puede ser que lejos de mi tierra no tenga la misma urgencia que noto tienen ellos de asirse a la esperanza de que Danilo no supere la voracidad y perversidad de su predecesor, quien superó con creces en esos menesteres a los peores del pasado.

Tal vez es por mi desconfianza en la extraordinaria capacidad mimética del mandatario. El asunto es que tengo la certeza de que Danilo, al menor descuido, va a dar el palo acechado en Bahía de las Águilas.

Mire, el laborismo político de Danilo hay que asociarlo con el de dos ejemplares que hacen lo suyo evitando hacerse notar. Me refiero al topo y a la Jibia, también conocida como sepia.

El topo, con sus poderosas garras, socava un jardín completo y de su acción sólo se aprecian en la superficie pequeños montículos. Por su parte, la jibia centra su supervivencia marina en su capacidad de mimetización, cambia de color al instante a tono con el medio ambiente tanto para depredar como para evitar ser presa. Su intuición está magnífica, reconoce cuando un depredador descifra su disfraz y escapa a esconderse en las profundidades hasta que el peligro pase. Justo eso hizo Danilo en 2007 para salvarse de Leonel, y ahí lo tenemos como presidente nominal.

Ahora acaba de evadir el peligro en la bahía sureña. Ojalá, eso quiero, que resulte errada mi percepción de que -como es algo programado- nuevamente intentará disponer del litoral con algo de sutileza y en nombre (solamente en nombre) de los 30 mil y pico de habitantes con que cuenta Pedernales, pero en perjuicio de más de 10 millones de legítimos dueños de esas tierras y playas.

Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.

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