jueves, 12 de julio de 2012

TERCER CAMINO

COMIDA DE PERRO
Por Lavinia del Villar

En días pasados Mauricio, mi esposo, fue a alimentar un perro que tenemos en una finquita en Amina. Para ese menester, usualmente se cocina en la casa diríamos que un locrio de harina de maíz con sardinas, y se envasa en latas vacías de pasta de tomates. Ese día llevó dos latas, porque había fallado el día anterior y asumía que el perro estaría muy hambriento.

En el momento que se disponía a echarle la segunda lata, apareció un adolescente que le suplicó se la diera a él porque tenía mucha hambre.

-“Es comida de perro”- le dijo Mauricio.

-“No me importa”- replicó el niño, quien al instante devoró el contenido de la lata.

Mi esposo sabía que la comida estaba hecha con higiene y condimentos adecuados, por eso se la dio, pero el hecho de estar etiquetada como “comida de perro”, fue motivo de sentir pena, porque el niño no sabía qué iba a comer, solo sabía que tenía hambre. Y todavía se fue contento porque con unos pocos pesos que también recibió, su mamá cocinaría para los que quedaron en casa.

Las personas que vivimos en las ciudades, perdemos el contacto con la penosa realidad que viven las familias en esas zonas marginadas, donde a lo mejor consiguen con qué hacer una sola comida al día, si es que se le puede llamar así a lo que ponen en sus estómagos.

En los ordeños de vacas encontramos niños rogando por un poquito de leche, y personas pidiendo unos $20 pesos para comprarlos de arroz.

Esto no es una excepción, es la regla en los campos de nuestro país, donde los recursos del gobierno para ayudar los indigentes, no conocen el camino.

Mientras, la Junta Central Electoral informa un déficit de RD$783 millones, de un total de casi RD$1,500 millones que se gastaron para hacer posible y “exitoso” el proceso electoral que acabamos de celebrar.

Y así nos envolvemos en préstamos y préstamos, y hablamos de millones y millones, mientras nuestros niños campesinos combaten el hambre pidiendo un “chin” de leche, o rogando por un poquito de comida… aunque sea de perro.

4 comentarios:

  1. Divina sea usted doña, que puede sensibilizarse con esa cruda realidad. Es cierto que esa parte de la población, su existencia solo la recuerdan cada cuatro años, en tiempo de campaña. Mas de dos tercios de la población dominicana viven esa cruda realidad ante los ojos indiferentes de nuestros gobernantes.

    Afectos, y mucho reconocimiento para nuestro amigo, "Ticui".

    Ley S.

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  2. Lavinia, lamentablemente esa es la realidad de la mayoría de nuestras gentes, pero lo peor es que no hay nadie que se preocupe por ellos, pero si nos quejamos cuando la delincuenia se dispara por cosas como la narras, solo hay que pensar a cuanto salarios minimos corresponde el sueldo de unos de nuestros funcionarios, echale números y veras que necesitan más de 11 años de trabajo para igualar el sueldo de estos en un mes.

    Muy bien trabajo.

    Con carino

    Papito Mármol

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  3. Mi querida : Con esta narrativa,ya son dos veces que me hace expresar la no agradable palabra "Coñooó" por la rabia que siento cuando pienso que despues de leer su verdad vivida,me quedo lamentando ese caso,pero no soy capaz de actuar porque solo no me van a oir;no tengo la fuerza para hacerlo y no me atrevo pedirle respaldo a mis vecinos porque uno tiene compromisos políticos,y el otro no le gusta meterse en problemas.
    Hoy con su escrito es que me doy cuenta de cuánto necesitamos de aquellos valientes hombres que pensaron lucharon,tomaron las armas y dieron sus vidas por nuestro bienestar.¿ Qué nos pasa?

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  4. Espero que a los que se roban los dineros del pueblo, a los que compran cédulas, a las sanguijuelas que viven a costas de otros, un día el manjar contenido en sus platos se convierta en un cultivo de gusanos negros y les de una diarrhea incontrolable que les saque todo el interior... así se habrá hecho justicia.
    Isaías

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