martes, 24 de julio de 2012
MEDICINA NATURAL
EL PAN BLANCO
Por Nelson Rodríguez Martínez (Cuqui)
El autor es profesor universitario y presidente fundador de N.R. Bienestar, S.R.L., compañía dedicada a la producción y venta de productos medicinales naturales.
Si Jesucristo volviese a la tierra en la actualidad, seguro que modificaría la maravillosa oración que nos legó actualizándola. Donde dice; “danos el pan nuestro de cada día”. Ahora diría: “Mas líbranos del pan y del mal”. En efecto, el pan que se consume en la actualidad no tiene nada que ver con el valor nutricional del que fue el símbolo del alimento por excelencia. Todos hemos oído decir que antaño se sobrevivía a veces con pan y cebolla, más quien pretendiese tal cosa hoy día sería un suicida. Junto con el germen y el salvado, el pan pierde casi todas sus proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
El pan que se ingiere actualmente es un engrudo de almidón que no nutre sino que nos sobrecarga de calorías vacías y conduce a la obesidad y la desmineralización. ¿Quién no sabe que el pan blanco produce estreñimiento? Lo que no todo mundo sabe es que además está directamente implicado con otras muchas enfermedades, entre las que podemos citar:
* Obesidad
* Cáncer del colon
* Desmineralización (Osteoporosis, artrosis, entre otras)
* Hemorroides
* Colesterol malo
* Triglicéridos
* Divertículos, entre otras afecciones
Todas ellas tienen por denominador común el verse favorecidas por una dieta baja en fibra y la falta de las vitaminas y minerales del trigo entero, especialmente la E y el complejo B.
Cuando uno oye hablar de las enormes ventajas de consumir pan integral puede caer en la tentación de preguntarse: ¿Qué tiene el pan blanco de malo? La respuesta es: ¡Todo! El pan es conocido desde antes de que apareciese nuestra civilización. El hombre molía el trigo entre piedras para obtener primeramente la harina. Esos granos molidos eran mezclados con levadura (algo que está vivo, y no algo “químico”), sal y agua para formar una masa que se dejaba fermentar hasta que ”subía” como resultado del dióxido de carbono que se produce por la acción de la levadura. Luego se horneaba para formar el pan. Esto es pan. El engrudo almidonado que compramos en las modernas panaderías o en bolsas de plástico no es verdadero pan y éticamente hablando es una atrocidad llamar pan a algo que nutre tan poco y causa tantos problemas.
Un grano de trigo está compuesto por tres partes: el germen, donde está todo su verdadero valor nutritivo; el salvado y el endospermo. Si uno quiere realmente nutrirse, debe ingerir las tres partes del grano en la proporción que la naturaleza los combinó. Desgraciadamente, no existe ninguna relación directa entre la inteligencia de la naturaleza y la avaricia de los molineros y fabricantes de pan.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué se refina la harina? Básicamente el trigo es refinado para garantizar una mayor duración, puesto que el grano íntegro contiene grasas y es susceptible al enranciamiento. Para evitar el deterioro de los granos se prescinde de las partes susceptibles de deteriorización, pero no por ello menos nutritivas. El resultado final es un polvo blanco que no se enrancia, pero tampoco nutre. Sólo son calorías vacías, es decir, carentes de proteínas, aceite, vitaminas y minerales. La mayoría de los seres humanos no se han dado cuenta de este detalle, pero otros minúsculos seres si lo saben…
A los insectos les gusta comerse el salvado y el germen porque su instinto natural le dice que son buenos, porque los nutren y los hacen sanos y fuertes. La harina blanca ellos no la consumen porque carece de valor nutritivo. Una dieta basada en pan hecho con harina blanca que no puede mantener vivos ni a los insectos ni a los animales durante las pruebas de laboratorio, evidentemente tampoco puede mantener con salud a nuestros hijos.
La porquería que se consume bajo el sinónimo de pan y que se da a los niños durante el crecimiento es una combinación artificial de sustancias químicas que solamente son útiles para los que venden el pan pero que dañan al que lo consume. Tanto el pan blanco como el falso integral, son igual de nocivos, porque son elaborados con harina blanca y algo de salvado, levadura artificial y productos químicos. Ambos contienen varias de las siguientes sustancias químicas: yeso blanco, monoglicéridos y diglicéridos, estearoil-2-lactilato de sodio, azodicarbonamida, ácido tartárico, diacetilo, propilenglicol, musgo de Irlanda, harina de arroz, almidón de papa, soya molida, dióxido de cloro, harina de pescado, harina de hueso, lactato de calcio, fosfato de amonio, bromato de calcio, azodicarbonamida, polisorbato 60 y, por supuesto, mucha sal…
¿Cree que todo ésto se añade pensando en su salud? Hay que ser muy tonto para creer tal cosa. El yeso blanco, llamado sulfato de calcio, no es añadido para quitar las grietas de su estómago, sino para que sea más fácil amasar hornadas de masa de 250 Kg en máquinas gigantescas.
La lista de venenos continúa. ¿Había pensado alguna vez que levaduras químicas que han sustituido a la levadura natural viva están compuestas de cosas como el bromato de potasio, que se ha demostrado ser precancerígeno, aluminio, cloruro de amonio, tartrato, cloruro de amilasa, etc.? ¿Sabía que el blanqueador usado para purificar las harinas, dióxido de cloro, puede matar la flora intestinal y es utilizado también en los detergentes. Todo el mundo busca que el pan esté fresco, sin saber que para lograrlo los industriales le añaden otra sustancia tóxica: el etileno como “emulsificante”.
También se encuentra el propilenglicol, sustancia que mantiene el color del pan, para que no se decolore mientras espera a que usted lo compre. Además, este tiene otro uso: como anticongelante. Se ha comprobado que produce una terrible depresión en animales… ¿Se ha sentido usted deprimido últimamente?
El ácido tartárico diacetilo es un emulsionador que se usa en las grasas de cocina, no tiene por qué figurar como ingrediente del pan y si lo hace, es para conveniencia del que lo fabrica y no para su propio organismo.
En la actualidad el pan ya no es elaborado sino fabricado en serie por un fabricante ávido de ganancias (y no se les puede llamar panaderos por cuanto que ya no guardan ninguna relación con esta antigua y noble profesión). En consecuencia, el pan se hace en gigantescas mezcladoras como si fuera cemento. Para hacer que la pasta sea más fácil de manejar se le agregan sustancias químicas para darle una consistencia plástica. Es muy probable que el “acondicionador" sea yodato de potasio en cantidades de alrededor de 75 partes por millón. Esto puede parecer poco, pero no lo es, pues significa que una simple rebanada de pan puede tener la enorme cantidad de dos miligramos de yodo orgánico. Esto sobrepasa en cien veces la cantidad recomendable de yodo para un día. Supongamos que tratándose aun de un moderado consumidor de pan ingiere unas seis rebanadas de pan diarias, mas el yodo de una dieta promedio, esto puede proporcionar al organismo mil veces más yodo del que requiere cada veinticuatro horas. Existe una enfermedad conocida como bocio por exceso de yodo que consiste en un crecimiento excesivo de la glándula tiroides ocasionado por el exceso de ingestión de yodo.
¿Está siguiendo una dieta libre de grasas saturadas para bajar el colesterol? Bien, sepa en ese caso que en los productos de panadería, con o sin etiqueta, se utiliza aceite vegetal; usualmente este aceite vegetal es aceite de coco… ¡el aceite más saturado! Y puede dar al traste con su dieta.
Los panes envasados y que han de permanecer mucho tiempo en una estantería sin llenarse de moho, están tratados con numerosos ingredientes para matar bacterias como el propionato, que destruye las enzimas que permiten al organismo asimilar el calcio. Otro compuesto químico utilizado para “mejorar “la apariencia del pan, aunque haya sido elaborado con harinas de muy baja calidad es el persulfato, un compuesto químico usado también para niquelar metales, que posee la curiosa propiedad de destruir las pocas vitaminas que puedan quedar en el pan y de convertir el calcio en cal no asimilable por el organismo humano… ¡Recuérdelo la próxima vez que prepare un sándwich de queso para que su hijo almuerce en la escuela!
Quizás haya oído hablar del pan enriquecido. Créame, se trata tan solo de una tomadura de pelo; al pan blanco se le quitan más de 22 nutrientes al refinarlo y se le añaden 4 o 5 en forma de vitaminas y minerales inorgánicos, pero nada de ésto hace que se parezca al verdadero pan y sigue sin hacer ningún bien al cuerpo y sí mucho de malo. La única solución al problema del pan está en el pan de verdad.
Una última advertencia obligada es la de no dejarse engañar por los falsos panes negros o integrales. Lo que habitualmente se vende en una panadería como pan integral no es más que harina blanca con un poco de salvado, que ha sido elaborado con todos los tóxicos productos químicos que hemos mencionado y sigue siendo igual de nocivo que el pan blanco.
Nuestros consejos sobre el uso del pan son los siguientes:
*Libérese de la obsesión del pan. No consuma pan en todas las comidas, sino únicamente en aquellas en las que no haya otro que contenga almidón.
*A ser posible consuma el pan de trigo siempre dextrinado. Humedézcalo al momento de consumirlo.
*No se limite al pan de trigo, altérnelo con el pan de centeno; en alguna ocasión puede consumir pan de maíz. Los estudios médicos han demostrado que los habituales consumidores de pan de centeno cien por ciento natural, gozan de excelentes dentaduras y huesos.
*Si en alguna oportunidad dispone de pan integral auténtico no caiga en la tentación de envenenarse consumiendo pan blanco. Podemos vivir perfectamente sin comer pan. Sustitúyalo por tortitas de maíz o de harina de trigo integral o pruebe usted mismo haciendo en un horno tortas de trigo. Pruebe en vez de pan, papa (patata) asada al horno o batata (boniato) o auyama (calabaza), que resultan buenas alternativas nutritivas.
El plátano maduro es el verdadero pan del hombre. Bien masticado es el alimento ideal para energizar las comidas de fruta dulce. Consúmalo al menos una o dos veces a la semana acompañada de menús de frutas.
Observe sus intestinos. Descubrirá que cuando come pan de verdad funcionan de maravilla, con heces voluminosas y blandas sin producirle daño al defecar, teniendo la sensación de que el organismo funciona por dentro perfectamente permitiendo que las cosas marchen bien.
Una vez que haya erradicado de su vida las calorías vacías como el pan blanco, pastelería, azúcar, arroz blanco, etc., descubrirá que ya no tiene que preocuparse por la obesidad. El auténtico pan integral no permite engordar. Todo el secreto está en la fibra que este contiene. La fibra hace que el alimento sea más duro de masticar y ejercita la mandíbula (por eso millones de consumidores de pan blanco padecen de caries). La fibra absorbe el agua del estómago, se expande y hace sentir a la persona satisfecha, saciando el apetito con menor cantidad. La fibra también reduce la absorción de calorías en el intestino delgado y permite que el organismo ingiera mas alimento sin engordar. Pero el proceso de refinamiento elimina la fibra, dando por resultado alimentos suaves que apenas necesitan de masticación y que no satisfacen el apetito. Cuatro rebanadas de pan blanco equivalen a una rebanada del integral; es decir, que las calorías se multiplicarán por cuatro… ¡y sus michelines también en toda su plenitud!
La mejor noticia de todas es que una vez que usted conozca el auténtico pan integral, su paladar disfrutará tanto que ya no querrá ni oír hablar del pan blanco. Disfrutará comiendo pan de verdad y se sentirá lleno de energía. Sus intestinos funcionarán alegremente y con un mínimo de cuidado los pliegues de grasa que deforman su cuerpo irán desapareciendo lentamente y sin ningún esfuerzo… ¡Apuntarse al club de los fanáticos por el alimento auténtico, sano y natural es de gente inteligente!
FUENTE: Antídotos para la Supervivencia. Marc Ams. Ediciones Obelisco. Barcelona, 1989.
Por Nelson Rodríguez Martínez (Cuqui)
El autor es profesor universitario y presidente fundador de N.R. Bienestar, S.R.L., compañía dedicada a la producción y venta de productos medicinales naturales.
Si Jesucristo volviese a la tierra en la actualidad, seguro que modificaría la maravillosa oración que nos legó actualizándola. Donde dice; “danos el pan nuestro de cada día”. Ahora diría: “Mas líbranos del pan y del mal”. En efecto, el pan que se consume en la actualidad no tiene nada que ver con el valor nutricional del que fue el símbolo del alimento por excelencia. Todos hemos oído decir que antaño se sobrevivía a veces con pan y cebolla, más quien pretendiese tal cosa hoy día sería un suicida. Junto con el germen y el salvado, el pan pierde casi todas sus proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
El pan que se ingiere actualmente es un engrudo de almidón que no nutre sino que nos sobrecarga de calorías vacías y conduce a la obesidad y la desmineralización. ¿Quién no sabe que el pan blanco produce estreñimiento? Lo que no todo mundo sabe es que además está directamente implicado con otras muchas enfermedades, entre las que podemos citar:
* Obesidad
* Cáncer del colon
* Desmineralización (Osteoporosis, artrosis, entre otras)
* Hemorroides
* Colesterol malo
* Triglicéridos
* Divertículos, entre otras afecciones
Todas ellas tienen por denominador común el verse favorecidas por una dieta baja en fibra y la falta de las vitaminas y minerales del trigo entero, especialmente la E y el complejo B.
Cuando uno oye hablar de las enormes ventajas de consumir pan integral puede caer en la tentación de preguntarse: ¿Qué tiene el pan blanco de malo? La respuesta es: ¡Todo! El pan es conocido desde antes de que apareciese nuestra civilización. El hombre molía el trigo entre piedras para obtener primeramente la harina. Esos granos molidos eran mezclados con levadura (algo que está vivo, y no algo “químico”), sal y agua para formar una masa que se dejaba fermentar hasta que ”subía” como resultado del dióxido de carbono que se produce por la acción de la levadura. Luego se horneaba para formar el pan. Esto es pan. El engrudo almidonado que compramos en las modernas panaderías o en bolsas de plástico no es verdadero pan y éticamente hablando es una atrocidad llamar pan a algo que nutre tan poco y causa tantos problemas.
Un grano de trigo está compuesto por tres partes: el germen, donde está todo su verdadero valor nutritivo; el salvado y el endospermo. Si uno quiere realmente nutrirse, debe ingerir las tres partes del grano en la proporción que la naturaleza los combinó. Desgraciadamente, no existe ninguna relación directa entre la inteligencia de la naturaleza y la avaricia de los molineros y fabricantes de pan.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué se refina la harina? Básicamente el trigo es refinado para garantizar una mayor duración, puesto que el grano íntegro contiene grasas y es susceptible al enranciamiento. Para evitar el deterioro de los granos se prescinde de las partes susceptibles de deteriorización, pero no por ello menos nutritivas. El resultado final es un polvo blanco que no se enrancia, pero tampoco nutre. Sólo son calorías vacías, es decir, carentes de proteínas, aceite, vitaminas y minerales. La mayoría de los seres humanos no se han dado cuenta de este detalle, pero otros minúsculos seres si lo saben…
A los insectos les gusta comerse el salvado y el germen porque su instinto natural le dice que son buenos, porque los nutren y los hacen sanos y fuertes. La harina blanca ellos no la consumen porque carece de valor nutritivo. Una dieta basada en pan hecho con harina blanca que no puede mantener vivos ni a los insectos ni a los animales durante las pruebas de laboratorio, evidentemente tampoco puede mantener con salud a nuestros hijos.
La porquería que se consume bajo el sinónimo de pan y que se da a los niños durante el crecimiento es una combinación artificial de sustancias químicas que solamente son útiles para los que venden el pan pero que dañan al que lo consume. Tanto el pan blanco como el falso integral, son igual de nocivos, porque son elaborados con harina blanca y algo de salvado, levadura artificial y productos químicos. Ambos contienen varias de las siguientes sustancias químicas: yeso blanco, monoglicéridos y diglicéridos, estearoil-2-lactilato de sodio, azodicarbonamida, ácido tartárico, diacetilo, propilenglicol, musgo de Irlanda, harina de arroz, almidón de papa, soya molida, dióxido de cloro, harina de pescado, harina de hueso, lactato de calcio, fosfato de amonio, bromato de calcio, azodicarbonamida, polisorbato 60 y, por supuesto, mucha sal…
¿Cree que todo ésto se añade pensando en su salud? Hay que ser muy tonto para creer tal cosa. El yeso blanco, llamado sulfato de calcio, no es añadido para quitar las grietas de su estómago, sino para que sea más fácil amasar hornadas de masa de 250 Kg en máquinas gigantescas.
La lista de venenos continúa. ¿Había pensado alguna vez que levaduras químicas que han sustituido a la levadura natural viva están compuestas de cosas como el bromato de potasio, que se ha demostrado ser precancerígeno, aluminio, cloruro de amonio, tartrato, cloruro de amilasa, etc.? ¿Sabía que el blanqueador usado para purificar las harinas, dióxido de cloro, puede matar la flora intestinal y es utilizado también en los detergentes. Todo el mundo busca que el pan esté fresco, sin saber que para lograrlo los industriales le añaden otra sustancia tóxica: el etileno como “emulsificante”.
También se encuentra el propilenglicol, sustancia que mantiene el color del pan, para que no se decolore mientras espera a que usted lo compre. Además, este tiene otro uso: como anticongelante. Se ha comprobado que produce una terrible depresión en animales… ¿Se ha sentido usted deprimido últimamente?
El ácido tartárico diacetilo es un emulsionador que se usa en las grasas de cocina, no tiene por qué figurar como ingrediente del pan y si lo hace, es para conveniencia del que lo fabrica y no para su propio organismo.
En la actualidad el pan ya no es elaborado sino fabricado en serie por un fabricante ávido de ganancias (y no se les puede llamar panaderos por cuanto que ya no guardan ninguna relación con esta antigua y noble profesión). En consecuencia, el pan se hace en gigantescas mezcladoras como si fuera cemento. Para hacer que la pasta sea más fácil de manejar se le agregan sustancias químicas para darle una consistencia plástica. Es muy probable que el “acondicionador" sea yodato de potasio en cantidades de alrededor de 75 partes por millón. Esto puede parecer poco, pero no lo es, pues significa que una simple rebanada de pan puede tener la enorme cantidad de dos miligramos de yodo orgánico. Esto sobrepasa en cien veces la cantidad recomendable de yodo para un día. Supongamos que tratándose aun de un moderado consumidor de pan ingiere unas seis rebanadas de pan diarias, mas el yodo de una dieta promedio, esto puede proporcionar al organismo mil veces más yodo del que requiere cada veinticuatro horas. Existe una enfermedad conocida como bocio por exceso de yodo que consiste en un crecimiento excesivo de la glándula tiroides ocasionado por el exceso de ingestión de yodo.
¿Está siguiendo una dieta libre de grasas saturadas para bajar el colesterol? Bien, sepa en ese caso que en los productos de panadería, con o sin etiqueta, se utiliza aceite vegetal; usualmente este aceite vegetal es aceite de coco… ¡el aceite más saturado! Y puede dar al traste con su dieta.
Los panes envasados y que han de permanecer mucho tiempo en una estantería sin llenarse de moho, están tratados con numerosos ingredientes para matar bacterias como el propionato, que destruye las enzimas que permiten al organismo asimilar el calcio. Otro compuesto químico utilizado para “mejorar “la apariencia del pan, aunque haya sido elaborado con harinas de muy baja calidad es el persulfato, un compuesto químico usado también para niquelar metales, que posee la curiosa propiedad de destruir las pocas vitaminas que puedan quedar en el pan y de convertir el calcio en cal no asimilable por el organismo humano… ¡Recuérdelo la próxima vez que prepare un sándwich de queso para que su hijo almuerce en la escuela!
Quizás haya oído hablar del pan enriquecido. Créame, se trata tan solo de una tomadura de pelo; al pan blanco se le quitan más de 22 nutrientes al refinarlo y se le añaden 4 o 5 en forma de vitaminas y minerales inorgánicos, pero nada de ésto hace que se parezca al verdadero pan y sigue sin hacer ningún bien al cuerpo y sí mucho de malo. La única solución al problema del pan está en el pan de verdad.
Una última advertencia obligada es la de no dejarse engañar por los falsos panes negros o integrales. Lo que habitualmente se vende en una panadería como pan integral no es más que harina blanca con un poco de salvado, que ha sido elaborado con todos los tóxicos productos químicos que hemos mencionado y sigue siendo igual de nocivo que el pan blanco.
Nuestros consejos sobre el uso del pan son los siguientes:
*Libérese de la obsesión del pan. No consuma pan en todas las comidas, sino únicamente en aquellas en las que no haya otro que contenga almidón.
*A ser posible consuma el pan de trigo siempre dextrinado. Humedézcalo al momento de consumirlo.
*No se limite al pan de trigo, altérnelo con el pan de centeno; en alguna ocasión puede consumir pan de maíz. Los estudios médicos han demostrado que los habituales consumidores de pan de centeno cien por ciento natural, gozan de excelentes dentaduras y huesos.
*Si en alguna oportunidad dispone de pan integral auténtico no caiga en la tentación de envenenarse consumiendo pan blanco. Podemos vivir perfectamente sin comer pan. Sustitúyalo por tortitas de maíz o de harina de trigo integral o pruebe usted mismo haciendo en un horno tortas de trigo. Pruebe en vez de pan, papa (patata) asada al horno o batata (boniato) o auyama (calabaza), que resultan buenas alternativas nutritivas.
El plátano maduro es el verdadero pan del hombre. Bien masticado es el alimento ideal para energizar las comidas de fruta dulce. Consúmalo al menos una o dos veces a la semana acompañada de menús de frutas.
Observe sus intestinos. Descubrirá que cuando come pan de verdad funcionan de maravilla, con heces voluminosas y blandas sin producirle daño al defecar, teniendo la sensación de que el organismo funciona por dentro perfectamente permitiendo que las cosas marchen bien.
Una vez que haya erradicado de su vida las calorías vacías como el pan blanco, pastelería, azúcar, arroz blanco, etc., descubrirá que ya no tiene que preocuparse por la obesidad. El auténtico pan integral no permite engordar. Todo el secreto está en la fibra que este contiene. La fibra hace que el alimento sea más duro de masticar y ejercita la mandíbula (por eso millones de consumidores de pan blanco padecen de caries). La fibra absorbe el agua del estómago, se expande y hace sentir a la persona satisfecha, saciando el apetito con menor cantidad. La fibra también reduce la absorción de calorías en el intestino delgado y permite que el organismo ingiera mas alimento sin engordar. Pero el proceso de refinamiento elimina la fibra, dando por resultado alimentos suaves que apenas necesitan de masticación y que no satisfacen el apetito. Cuatro rebanadas de pan blanco equivalen a una rebanada del integral; es decir, que las calorías se multiplicarán por cuatro… ¡y sus michelines también en toda su plenitud!
La mejor noticia de todas es que una vez que usted conozca el auténtico pan integral, su paladar disfrutará tanto que ya no querrá ni oír hablar del pan blanco. Disfrutará comiendo pan de verdad y se sentirá lleno de energía. Sus intestinos funcionarán alegremente y con un mínimo de cuidado los pliegues de grasa que deforman su cuerpo irán desapareciendo lentamente y sin ningún esfuerzo… ¡Apuntarse al club de los fanáticos por el alimento auténtico, sano y natural es de gente inteligente!
FUENTE: Antídotos para la Supervivencia. Marc Ams. Ediciones Obelisco. Barcelona, 1989.
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Muy bueno, Cuqui.
ResponderBorrarLa pregunta de rigor es: ¿cómo diablos los fabricantes de esos productos a todas luces dañinos se salen con las suyas y, sabiendo que están envenenando al consumidor, los gobiernos no hacen nada para pararlos?
Isaías
Bueno amigo Cuqui, este país no tiene parangón. La otra pregunta es: ¿Conocen las autoridades sanitarias de nuestro país lo dañino que resulta el comer pan? Creo que no, porque hasta el desayuno escolar que le dan a nuestros niños, esta lleno de harina y la leche que le llevan, ya han cobrado sus victimas. La otra cosa aberrante es que los genios fabricantes del salchichón que producen, la carne que contienen, son elaboradas de harina con un colorante. Pero como son las cosas aquí, nadie se mueve y peor aún, las autoridades competentes encargadas de poner freno a esa práctica, solo se dedican a las denuncias, porque aquí, nadie sabe quien autoriza tal o cual cosa, no importa que esté envenenando al pueblo. Muy bueno el artículo y muy orientador.
ResponderBorrarCon afectos, Ley S.
Querido y recordado primo,
ResponderBorrarFelicitaciones!!! Pero que primo me gasto! Ese tema esta interesantisimo! Cuantas cosas aprendi acerca del pan blanco. Ese tema me cayo como anillo al dedo, pues aunque no consumo el pan blanco muy frecuentemente, pues soy diabetica,de vez en cuando le doy una que otra probadita para no perder la costumbre; pero ahora que se mucho mas acerca de este, lo voy a sacar de mi lista de alimentos definitivamente. Cuqui, te tengo una pregunta: Como puedo reconocer el verdadero pan integral? Espero tu respuesta!!! Te quiere tu prima,
Rosemary
rsrodriguez02@aol.com
Apreciados Isaias,Ley y Rosmery,sin exclusion de otros asiduos lectores de este valioso espacio interactivo, me permito agradecerles sus particulares inquietudes en lo referente a este articulo.
ResponderBorrarPues, como ustedes saben la indolencia y desparpajo de las autoridades ante la invasion diaria de "supuestos productos alimenticios" como "suplementos o complementos nutritivos " de nuestra fragil dieta, constituye un enorme y garrafal engano para la poblacion dominicana,colocandonos en una situacion de indefencion insostenible, en contubernio con sectores de proceder oscuro, fortaleciendo su convivente maridaje manifestado alegremente y sin ninguna muestra respetuosa de nuestros derechos inalienables.
Como refiere Ley,los consabidos casos del desayuno escolar, la leche,los embutidos, porque la lista no se detiene ahi; esperen mucho mas los dias transcurrentes, para " autentificar el distractivo circo" al que nos tienen"acostumbrados", pero que ni ellos se lo creen. !! Que barbarazos nos gastamos con estas indolentes y rapaces autoridades!!.
Rosamaria,consume el pan de centeno, cebada o de trigo entero que existe en el mercado, verificandolo
al visualizar los granos integros correspondientes en todo el pan, no en su superficie; no te dejes engatuzar comprando una falsia;esto es igual de valido para todos los interesados en este aspecto.
Con mis afectos sinceros de siempre; de ustedes,su honroso servidor,...
Nelson Rodriguez Martinez (Cuqui).