SATISFACCIÓN

TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar

Este pasado 26 de enero me dejó henchida de patria. Después de disfrutar una hermosa misa en honor de nuestro Padre de la Patria, un desfile grandioso tuvo lugar aquí en Mao, mi pueblo, donde al final se realizaron ofrendas florales a su busto, y se escucharon edificantes discursos a su memoria. Pero eso no fue nada, ver a través de la TV y de las redes sociales las distintas manifestaciones de tributo al fundador de nuestra nacionalidad, de recordación a su trayectoria, y de apoyo al legado que proclama que “Nuestra patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla”, me dejó la satisfacción de que la República Dominicana se levantará de cualquier ignominia, para seguir siendo libre y soberana. Personas de todas las clases sociales y de todas las edades se dieron cita en la república entera para honrar con pasión la lucha de Duarte, lo que llenó intensamente mis pilas, que para ser sincera, estaban bajitas de carga. Me enchiné al escuchar las notas del Himno Nacional porque soy una romántica empedernida con mi himno. Mi madre me enseñó a amarlo y a respetarlo, cuando me decía que al escucharlo debía poner mi mano derecha sobre el corazón y sentir la libertad que nos heredó Duarte. Por eso siempre he pensado que levantar los valores patrios no es labor exclusiva del maestro, sino que como familia debemos invitar a Duarte a nuestra mesa, para compartir sus enseñanzas.

¡Gloria a nuestro Patricio, y a todos esos hombres valientes que han luchado a través de los tiempos para que nuestro país no solo siga siendo “República”, sino que también se mantenga “Dominicana”, porque “Vivir sin Patria es lo mismo que vivir sin Honor” ! (JPD)