domingo, 1 de noviembre de 2009
La serenata abortada
Cosas de Mao
Por Isaías Medina Ferreira
(Lenguaje Vulgar)
Manuel Souza Teixeira —mejor conocido en Mao como el portugués, dado su acento distintivo de los procedentes de Portugal—, era un próspero comerciante cuyo negocio estaba situado en la calle 27 de Febrero con Independencia, donde estuvo o está ahora la Tienda Nueva, en la esquina frente al negocio de don Emilio Reyes y diagonal a la entonces Ferretería Amaro-Peña, luego supermercado La Buena Esperanza, hoy Morel. Don Manuel, que no tenía cara de ser muy amistoso, tenía una hija muy hermosa, Rosario, un poco coqueta ella, quien trastornaba las testosteronas de los jovencitos de los cuatro puntos cardinales de ese Mao del ayer tan rico en vivencias. Demás está decir que Rosarito tenía un paquete de “admiradores” y de “enamorados”.
Como era costumbre en esa época, para demostrar admiración y dar por enterada al “derriengue” objeto de las galanterías amorosas del “asfixiado”, una noche va un grupo de “tígueres” a llevarle una serenata a la hermosa Rosario y cuando están de lo más inspirados cantando a coro “por eso yo te canto a ti/ lindo capullo de alhelí...”, sale don Manuel con un machete “vaciao” y mientras lo rastrillaba un par de veces en la calzada, “¡Zuuuiiiiiiinn!, ¡Zuuuiiiiiiinn!”, decía con su fuerte acento portugués, en el mismo tono de la canción, “... cuanto puigones atrá di un fuí...” ¡Pa’ qué fue eso! Se armó un corre-corre tal que guitarra, botellas de ron, cigarrillos a medio fumar y vasos a medio beber quedaron tirados por doquier.
En el silencio de la madrugada, con el fondo del eco de los zapatos de los mocitos que en retirada semejaban un tropel de caballos al chocar sus suelas con violencia en el pavimento, se escuchaba la voz de don Manuel, quien, casi arrastrándose de la risa al ver el espectáculo gracioso de aquella escuadra de fastidiosos correr horrorizados, les voceaba: “¡párense, cabeza ‘e bujlo mañoso! ¿Voce ta con tesão, filho da puta? Vai foder com una bujla en la sabana... partía ‘e cabrones... ¡bandejos!”.
Por Isaías Medina Ferreira
(Lenguaje Vulgar)
Manuel Souza Teixeira —mejor conocido en Mao como el portugués, dado su acento distintivo de los procedentes de Portugal—, era un próspero comerciante cuyo negocio estaba situado en la calle 27 de Febrero con Independencia, donde estuvo o está ahora la Tienda Nueva, en la esquina frente al negocio de don Emilio Reyes y diagonal a la entonces Ferretería Amaro-Peña, luego supermercado La Buena Esperanza, hoy Morel. Don Manuel, que no tenía cara de ser muy amistoso, tenía una hija muy hermosa, Rosario, un poco coqueta ella, quien trastornaba las testosteronas de los jovencitos de los cuatro puntos cardinales de ese Mao del ayer tan rico en vivencias. Demás está decir que Rosarito tenía un paquete de “admiradores” y de “enamorados”.
Como era costumbre en esa época, para demostrar admiración y dar por enterada al “derriengue” objeto de las galanterías amorosas del “asfixiado”, una noche va un grupo de “tígueres” a llevarle una serenata a la hermosa Rosario y cuando están de lo más inspirados cantando a coro “por eso yo te canto a ti/ lindo capullo de alhelí...”, sale don Manuel con un machete “vaciao” y mientras lo rastrillaba un par de veces en la calzada, “¡Zuuuiiiiiiinn!, ¡Zuuuiiiiiiinn!”, decía con su fuerte acento portugués, en el mismo tono de la canción, “... cuanto puigones atrá di un fuí...” ¡Pa’ qué fue eso! Se armó un corre-corre tal que guitarra, botellas de ron, cigarrillos a medio fumar y vasos a medio beber quedaron tirados por doquier.
En el silencio de la madrugada, con el fondo del eco de los zapatos de los mocitos que en retirada semejaban un tropel de caballos al chocar sus suelas con violencia en el pavimento, se escuchaba la voz de don Manuel, quien, casi arrastrándose de la risa al ver el espectáculo gracioso de aquella escuadra de fastidiosos correr horrorizados, les voceaba: “¡párense, cabeza ‘e bujlo mañoso! ¿Voce ta con tesão, filho da puta? Vai foder com una bujla en la sabana... partía ‘e cabrones... ¡bandejos!”.
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Muy bueno Isa:
ResponderBorrarFuí de los pocos privilgiados con la amistad de don Manuel -cariñosamente,el portugués-. Cuando cerraba el negocio, algunas veces me invitaba y bajámos un pote de ron Brugal, mientras el contaba el dinero de las ventas del día. Recuerdo que sobre su escritorio había un letrero con un hombre flaco y otro gordo en donde se podía leer ¨yo vendí a crédito y debajo del gordo yo vendí de contado¨. Rosario, ida a destiempo era muy hermosa. Saludos
Pablo
Gracias, Pablo.
ResponderBorrarTanto Rosarito como Albertico murieron.
Isaías
Vaya esa historia de mi abuelo nunca la escuche.Que sorpresa.Estube buscando mucho esa parte del libro y por fin la encontre.Gracias. att: Carlos Alberto Manuel Souza Jerez
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