Por Ley Simé
He querido compartir experiencia con mis amigos, con mucha deferencia a Isaías quien nos instaba a activarnos con nuestros reportajes. Perdóneme el tiempo “Timacle”, pero aquí estoy vivito y coleando y más resbaloso que un "zago".
A finales de octubre de 2012, cuando comenzamos a sentir la molestia que causa el encarnamiento de una uña en el pie derecho, pensamos era algo rutinario y acudimos al médico, quien nos puso en observación para una posible extracción de la uña. Era un médico internista y cardiólogo al que en principio acudimos. Luego de indicarnos un análisis que contaba de siete elementos, entre ellos: glicemia, triglicéridos, plaqueta, colesterol entre otros, los cuales le presentamos al galeno, que rápidamente observó un alza a 210 en azúcar, 240 colesterol y alza en los triglicéridos, válido para ponernos en tratamiento, mientras la uña continuaba su proceso de infección y dolor por tres semanas más que duró el tratamiento. Esos últimos días, debía caminar con el talón del pie para no lastimar la ya infectada uña. Esto provocó un inmenso dolor en esa área del pie que jamás desapareció dando lugar al surgimiento de una úlcera que provocaría la amputación del pie.
Ya terminado el tratamiento indicado por el médico, le mostramos el siguiente análisis donde aparecían como normales el azúcar, colesterol y triglicéridos y fuimos remitidos a un médico cirujano. Cuando éste nos examinó la uña, descubrió algo que impidió hacerme la extracción de la misma. Observó que teníamos problemas con la circulación sanguínea en el pie. Me convenció para que me fuera a Santiago a verme con un cirujano vascular quien de inmediato me ordenó hacerme una tomografía de los miembros inferiores y precisamente salió a relucir una obstrucción en la arteria principal, a la altura de la tibia, que impedía que la sangre fluyera por el pie con normalidad. Recomendó un rápida cirugía cateterismo, a lo que un cirujano primo nuestro recomendó agotar primero un tratamiento para la circulación. Así lo hicimos y al cabo de unas semanas ya estábamos viendo manchas de sangre dentro de la úlcera en el momento que nos enterábamos a través del periódico que en Santo Domingo médicos dominicanos y cubanos estaban tratando “el pie diabético” y “las úlceras” con un medicamento cubano que evitaba las amputaciones.
Nos fuimos a Santo Domingo al Hospital Padre Billini donde un grupo de médicos dominicanos y cubanos atendían a una inmensa cantidad de pacientes. Hubo que esperar siete largas horas para que fuéramos llamados. El Dr. que nos atendió, Fabio Alcántara, que también presta servicios en el Seguro Médico para Maestros, Semma, nos preguntó si teníamos seguro y nos recomendó trasladarnos a dicho centro. Allí comenzamos un proceso de limpieza de las ya dos úlceras que presentaba el pie. El proceso de limpieza ya tenía algo más de un mes y la bendita vacuna no llegaba. Se decía que con tres aplicaciones reponía la normalidad del pie diabético y también de las úlceras, no importa que sean producto de la circulación. Surtía igual efecto. Pero no llegó y un pie ya afectado por las sucesivas limpiezas había perdido más de un cuarenta por ciento de la geografía normal sumado a más de un mes con un perenne y continuo dolor las 24 horas, más las cargas de antibióticos y calmantes sumado a que dicho dolor quitaba el deseo y el apetito de ingerir alimentos nos llevó a una crítica situación de anemia que de las146 lbs con que llegamos, solo nos quedaban 99 lbs. Esto provocó que el lunes 26 de agosto, día después de mi cumpleaños, acudiéramos a una cita médica y cuando salimos del consultorio nos esperaba un vehículo para trasladarnos a Puerto Plata. En ese trayecto perdimos el conocimiento producto de un desmayo. Al darse cuenta mi hija Karina, pidió al chofer acelerar la marcha. Al llegar a Puerto Plata nos llevaron directo a un Centro Médico, en el que según me cuentan, permanecí en cuidado intensivo hasta el otro día martes 27 de agosto hasta las 11:20 AM y desde allí fuimos trasladado en una ambulancia al Seguro Médico de los Maestros en Santiago, donde fuimos internado.
Ya interno, en los siguientes cinco días se hicieron los preparativos para la cirugía, no sin antes habernos sometido a un riguroso tratamiento en el que hubo que aplicarme tres pintas de sangre para restablecer un anémico y lánguido organismo. También fuimos sometido a terapias mental por un psicólogo y también por médicos y un cirujano vascular para que autorizáramos la amputación y estuviéramos consciente que la pérdida de un miembro de nuestro cuerpo no causara trauma en la posteridad.
Sábado 31 de agosto fuimos llevado al quirófano. Allí nos sorprendió que todo el equipo que intervendría en la cirugía eran todas mujeres. En los preparativos previos a la intervención chisteamos un poco. Le dijimos que nos sentíamos seguro y confiado. Después de todo he dicho muchas veces que me muero por las mujeres y morir entre ellas, resultaría una muerte muy feliz. Además, quise saber y conocer la que me cortaría el hueso del fémur. La cirujana me dijo: Tranquilo esto tiene poco riesgo de muerte. La anestesióloga se colocó detrás de mí y empezó a darme un suave masaje en la espalda con un leve pellizco y mi último pensamiento fue que creía que el masaje era por aquello del piropo. No sentí dolor alguno y sumido en mi pensamiento me quede apaciblemente dormido. Al cabo de algo más de un par horas oí: ¡Ya terminamos! Consciente, vi la falta de mi pie y pensé exactamente en lo que estoy haciendo ahora mismo: Tratando de ser auto suficiente. Hoy ya estamos en franca recuperación y aprendiendo y adaptándonos a vivir sin ti, piernita.
Esperen algunas anécdotas relacionadas con amigos que se han sorprendido al ver mi estado. Y otras surgidas en el camino.
Eso es lo más reciente de mi historia. Habrá Ley para mucho rato. Se requerirá más que tumbarme una pierna para pararme de contar... seguiremos dando palos.
¡Bienvenido, mi querido y apreciado VALITO!
ResponderBorrarQue entereza, que coraje y valentía al enfrentar una de las grandes vicisitudes que en ocasiones nos depara la vida. No me sorprende de usted, eterno e incansable luchador, que emergió de las clases no pudientes hasta hacerse un profesional exitoso y muy estimado. Usted nos ha demostrado que la fuerza de voluntad y la fe en el Señor lo puede todo. Mil veces + una me alegro de que "Esté vivito y coleando y más resbaloso que un zago". Sí Valito: estoy convencido y me llena de alegría la expresión de que "Habrá Ley Simé para mucho rato"
Cariño, estima y alta consideración para usted y familia... pequeño - GIGANTE.
Diómedes Rodríguez Martínez
Voy a ti Ley, se que la situación por la que estas pasando no va a mermar tu positivismo, los que te conocemos estamos seguros que tu sabrás sobreponerte ante esa situación.
ResponderBorrarPapito Marmol
Mi amigo Ley .Usted lleva por nombre Ley y eso va aplicarle a la vida diaria "la ley positiva " De su apellido va a ser "Simedalagana " para así seguir siendo el mismo amigo ,"Timacle,Valito y otros tantos apelativos que lo retratan como un hombre lleno de afecto y cariño para los que te queremos .Yo estoy y estaré a su lado hoy,mañana y siempre y estaré presto a ser su muleta (si es que la necesita ) para que siga siendo el mismo Ley Sime que tanto queremos . Salud ,hermano . Fuerte abrazo . Evelio Martínez .
ResponderBorrarLey nos hacia muchas faltas y tal como te dice Evelio, únicamente a ese nivel. Ya hemos hablado muchas cosas y puedes hacerlas.Eres grande en eso. Adelante chiquito!! Manito
ResponderBorrarMi Pequeño/Gigante:
ResponderBorrarQué ejemplo de valentía nos estás dando! Y cuanta alegría nos da ver tu actitud positiva ante la vida. Como dice el viejo refrán: "Se ha perdido una batalla, más no la guerra". Estamos seguros que sí, que aun queda mucho Ley Simé para muchos años más. Bendiciones para tí, querido amigo.
Un gran abrazo,
Fernan Ferreira.
Mi muy apreciado amigo y hermano Ley. Que gusto me da el saber que te encuentras bien de salud, y con un estado de ánimo elevado como es tu costumbre y manera de ser. Por eso te creo cuando dice que habrá Ley para rato. Luego te llamo por teléfono. Sigue mejorándote. Jochy Reyes.
ResponderBorrarMi estimado Ley.......sepa usted, que todos estábamos esperando un informe final, pero hecho por usted mismo; también sepa, que despues de leer su narración, somos muchos, los que hemos sentido una gran satisfacción interna, y hasta gracias le damos por la lección que acaba de darnos ; usted nos ha demostrado con valor, que un corazon fuerte y apoyado en la fe, no tiene obstáculos para llegar a la meta que el Señor disponga . Usted, acaba de sacar, una espinita que todos teníamos en nuestro espirítu por su estado de salud. Sé que todos, lo que queremos ahora, es darle un abrazote, y desearle todo lo mejor despues de esta batalla.
ResponderBorrarRolando Espinal
Me imagino debe ser muy difícil y que remolino de emociones y preguntas a través de su mente....
ResponderBorrarHe oído decir, que después de amputarla, se siente como sí estuviera ahí, debe ser una confusión inexplicable, y usted lo toma como una experiencia de mal rato, que valentía y coraje tiene, lo FELICITO, debe ser un gran hombre de FE, con esa actitud positiva ante la vida, que Dios lo siga bendiciendo grandemente, dando PALOS y más resbaloso que un ZAGO.
Ley....admirar tu coraje y fuerza es poco, solo el amor del Creador y su misericordia puden darnos valor y aceptación. Adelante mi querido y Viejo amigo....todas las bendiciones del Altismo caigan sobre ti y seas un faro a seguir en el comienzo del otoño de nuestras vidas....Un fuerte abrazo desde el fondo del alma. Fuerza, Paz y Amor. Abrazooooos
ResponderBorrarLey
ResponderBorrarMe alegra que este recuperando tu salud, y con cuanto valor y positivismo narra aquellos momentos de dolor, eres un ser humano fuerte, producto de tu formación como profesional y
lógicamente conocedor de los golpes que nos da la vida a los seres humanos.
Cuando vi la foto del trabajo y me disponía a leer el mismo con la seriedad que se merece, me saca el aire y me río cuando cita: “mas resbaloso que un "zago"., esto porque tengo experiencia como pescador de Zago por el paso del Mamón en el río Mao, entrando por el callejón de Grifa.., y conozco lo incómodo que es extraerle el anzuelo al zago con sus constantes movimientos.
Espero que te siga recuperando mi hermano.
Angel Berto Almonte