martes, 27 de agosto de 2013

RELACIONES HUMANAS

Por Diómedes Rodríguez Martínez
Diómedes es facilitador de RRHH en Infotep


Dada la importancia que para mí tiene el tema de La Paz, y el acierto del autor en su exposición, en esta ocasión pláceme traerles la segunda parte de este interesante escrito de Carol Ann Morrow, extraído del mini libro “Elogio de la Paz”, en lugar de mi acostumbrada columna.

Elogio de la Paz parte 2

Lea la Primera parte haciendo clic AQUÍ

1. Atesora la paz de tu pasado. Recuerda los tiempos y lugares en los que disfrutaste de paz y vuelve a ellos en la realidad o desde el fondo de tu corazón. Impregna con aquellos sentimientos, con aquella gracia, los desafíos actuales.

2. No permitas que tu corazón se turbe. Aunque no puedas vislumbrar el fin de una época difícil, sosiega tu corazón con la confianza de un poder superior a ti mismo.

3. Un ajetreo excesivo puede turbar la paz. Decide que proyectos y a que personas quieres aceptar en tu plan diario. A las demás “visitas” cítalas para mañana, para la semana próxima o para el año que viene. Luego, disfruta con aquello a lo que has decidido prestar atención.

4. La aceptación pasiva de la injusticia no es paz; es más bien una amenaza contra ella. Reconoce la amenaza y trabaja por la justicia. Pero guárdate de adoptar métodos tan poco pacíficos y tan injustos como aquellos que estás tratando de remediar.

5. No es lo mismo estar en paz que ser pasivo. Se puede ser asertivo, firme y hasta apasionado e intrépido sin perder la paz. La paz es algo mas profundo que la tranquilidad de la inacción. La paz requiere participación.

6. Escuchar a los demás cuando expresan sus sentimientos –incluso su enfado- es un acto de paz. No te limites simplemente a oír, en espera del momento oportuno para intervenir. Cuando estás escuchando atentamente, estás invitando al otro a establecer la paz interior.

7. La paz no es un simple ramillete que puedes dar a un amigo. Sin embargo, tú mismo puedes ser ese ramillete. Y tu fragancia puede incitar a otros a plantar pequeñas semillas de paz en sus corazones.

8. No se trata de que tengas que “hacer” la paz tú mismo; simplemente permite que la paz de Dios – ya presente - fluya a través de ti hacia los otros. Sé un canal de paz.

9. Establece un día de tregua si es que firmar la paz te parece demasiado. Durante veinticuatro horas suspende el fuego, depón tus armas, baja la guardia y relájate. Practica la paz día a día.

10. Aunque tu esfuerzo a favor de la paz sea local, es tan importante como una misión internacional: detener un tiroteo, deponer las armas, conversaciones cara a cara, acuerdos sobre principios fundamentales, respetar los acuerdos. Con un poco de práctica, puedes llegar a declarar tu vida “zona desmilitarizada”.

11. Prácticas de vez en cuando actos de amabilidad inesperados. Con ellos se anima a los tímidos, se confunden a los duros de corazón y se reconforta a los desanimados.

12. Eliges tu propia melodía de la paz: una canción preferida, un himno, un poema, una oración. Tararéala, cántala, léela o repítela cuando te sientas importunado.

13. De la misma forma que los indios americanos comparte la pipa de la paz, tú puedes crear un momento de paz compartiendo algo tuyo: una flor, un dulce, una nota manuscrita, una tarjeta de felicitación. Todo esto crea una atmosfera positiva de paz.

14. Busca signos de paz: conflictos resueltos, familias reconciliadas, gente que ayuda a sus semejante, gente que decide dejar las armas. El coro de los ángeles “paz en la tierra” todavía resuena. Hagamos que su melodía sostenga nuestra esperanza.

15. Imagina cada día el mundo en paz. Piensa en las fronteras abiertas, el comercio libre y honrado, las armas transformadas en arados y azadas. Todos los inventos, todas las acciones existieron antes en la imaginación. Imagínate la paz.

16. La paz es tan real como las nubes, que –a pesar de su apariencia ligera e insustancial- contienen fuerzas y bendiciones para la tierra. Como las nubes favorecen al cielo, la paz favorecerá a la tierra. Cree en la posibilidad, en la realidad de la paz.

17. Para conseguir la paz, debes estar en paz contigo mismo. La paz comienza en el corazón de cada uno. Dichosos los portadores de paz.

18. “Señor haz de mí un instrumento de tu paz”. Así comienza la famosa oración de San Francisco de Asís.

Fuente:
Extraído del mini libro Elogio de la Paz, escrito por Carol Ann Morrow.
Titulo original: Peace Therapy

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