Al pronunciar un discurso con motivo de su investidura como Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Mármol expresó:
“En los últimos años nuestra sociedad ha pasado, en su progresivo deterioro, del estremecimiento al espanto, afectando con ello la conciencia y el lenguaje, porque, palabras o conceptos como ética e integridad significan, en los estamentos político e institucional, todo lo contrario a lo que parecía lingüística, social y culturalmente aceptado o establecido”.
Sostuvo que la disolución y la mentira son abrumadoras, y que lo desconcertante y vergonzoso han devenido en rutina y pan nuestro de cada día.
“Y esto, señoras y señores, hay que detenerlo ahora o nos hundirá para siempre…
Nuestra mayor conquista, como sociedad, ha sido la libertad. Pero, no se puede ser auténticamente libre sin ser corajudamente responsable”, advirtió.
Advirtió que constituye un grave peligro para la sociedad, el que imperen en ella la incertidumbre, el desaliento y la decepción constantes, y que los antisociales de toda laya, “afincados en el poder del dinero sucio, la fragilidad de los marginados y en la veleidad de una industria mediática vacía de principios”, se conviertan en falsos modelos para la juventud desesperanzada y vulnerable.
Asimismo, criticó lo que denominó la larga noche de arrebatos vandálicos, latrocinio, impunidad, inequidad social y desbordamiento sin remilgos de todos los parámetros del respeto y la vida en democracia.
Tomado de Acento.com.do
Eminente exposición del sentir del fogueador de las letras nacionales, distinguido escritor y excelso poeta José Mármol, donde exalta con mucha propiedad cuestiones pertinentes al acontecer de nuestro sufrido y denigrado pueblo dominicano.
ResponderBorrarSu admirable intervención en estos tipos de eventos, trasciende barreras y principios sobre el pretendido convivir de todo auténtico dominicano, en pro de la consecución y preservación de sus intrínsecos valores morales y cívicos, así como en la libérrima apropiación de sus derechos y la asunción de sus deberes, que lo hacen acreente de manera indefectible e insoslayable.
Secundo en toda su extensible significación y amplitud, estas genuinas y extraordinarias evocaciones sobre la realidad que se vive en nuestro País, huérfano de toda defensoría, respeto y consideración de parte los responsables de su atinente conducción a través de su límpida y sana gestión que permita una dignificante trayectoria.
Nelson Rodríguez Martínez