jueves, 22 de marzo de 2012
TERCER CAMINO
¿DÓNDE SE QUEDARON ENGANCHADOS?
Por Lavinia del Villar
Cuando yo crecí nunca oí hablar de valores… No hacía falta. Así como comíamos naranjas sin percatarnos que nos proporcionaban vitamina C, así los adquiríamos sin darnos cuenta, como la cosa más natural del mundo, sin cantaleteo ni bulto. No era necesario oír charlas, ni leer sobre el significado de los valores, venían juntos con el arroz y habichuelas, pues con el ejemplo y la disciplina, padres, maestros vecinos y hasta los mismos compañeros, eran fuente de nutrición que promovían las buenas costumbres.
¿Quién no tenía temor de Dios? Pensábamos que era como el guardián que observaba todo lo que hacíamos para reprendernos cuando no cumplíamos con sus preceptos. Honestidad, respeto, responsabilidad, caridad, decoro, entre otros muchos, eran parte de la interpretación que le dábamos a los Mandamientos de la Ley de Dios, que si bien es cierto no seguíamos a cabalidad, por lo menos nos sentíamos culpables de romperlos, y eso nos ayudaba a internalizar la enseñanzas de valores… sin saber que eran valores.
No había un himno escolar que no supiéramos y que no cantáramos con amor: A la tierra, al árbol, a la escuela, a las madres, a la bandera…, pero sobre todo el Himno Nacional, y los himnos a los Padres de la Patria. Los símbolos patrios eran reverenciados con la debida unción y nadie osaba irrespetar la memoria de los que lucharon para darnos un país libre.
“Los valores se han perdido”, pero ¿dónde? ¿Quién es el responsable de esa pérdida? ¿Padres, maestros, niños… ambición, materialismo, corrupción, negligencia, o un arcoíris con todos estos colores? Sin deseos de predicar que los tiempos anteriores fueron mejores, me pregunto: ¿dónde se quedaron enganchados los dichosos valores? Mientras cada uno crea que el culpable es el vecino, la pregunta no tendrá contestación.
Por Lavinia del Villar
Cuando yo crecí nunca oí hablar de valores… No hacía falta. Así como comíamos naranjas sin percatarnos que nos proporcionaban vitamina C, así los adquiríamos sin darnos cuenta, como la cosa más natural del mundo, sin cantaleteo ni bulto. No era necesario oír charlas, ni leer sobre el significado de los valores, venían juntos con el arroz y habichuelas, pues con el ejemplo y la disciplina, padres, maestros vecinos y hasta los mismos compañeros, eran fuente de nutrición que promovían las buenas costumbres.
¿Quién no tenía temor de Dios? Pensábamos que era como el guardián que observaba todo lo que hacíamos para reprendernos cuando no cumplíamos con sus preceptos. Honestidad, respeto, responsabilidad, caridad, decoro, entre otros muchos, eran parte de la interpretación que le dábamos a los Mandamientos de la Ley de Dios, que si bien es cierto no seguíamos a cabalidad, por lo menos nos sentíamos culpables de romperlos, y eso nos ayudaba a internalizar la enseñanzas de valores… sin saber que eran valores.
No había un himno escolar que no supiéramos y que no cantáramos con amor: A la tierra, al árbol, a la escuela, a las madres, a la bandera…, pero sobre todo el Himno Nacional, y los himnos a los Padres de la Patria. Los símbolos patrios eran reverenciados con la debida unción y nadie osaba irrespetar la memoria de los que lucharon para darnos un país libre.
“Los valores se han perdido”, pero ¿dónde? ¿Quién es el responsable de esa pérdida? ¿Padres, maestros, niños… ambición, materialismo, corrupción, negligencia, o un arcoíris con todos estos colores? Sin deseos de predicar que los tiempos anteriores fueron mejores, me pregunto: ¿dónde se quedaron enganchados los dichosos valores? Mientras cada uno crea que el culpable es el vecino, la pregunta no tendrá contestación.
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Cada uno de nosotros, los dominicanos que nos duele nuestro terruño, debemos poner todo el empeño en el rescate y la conservación de nuestros valores cívicos, humanos y nuestra maltrecha moralidad. Nuestra sociedad está agonizando, gran parte de la familia en desunión, el vicio, la corrupción y la inseguridad ciudadana, entre otros, se enseñorean por sus fueros. Y, ..... cuál es la respuesta de la gran mayoría? : indiferencia, por un lado y.... resignación por el otro.
ResponderBorrarEl mensaje que nos envía nuestra querida Profe, según interpreto, es que es hora de despertar, sacudirnos, mantenernos alerta y aunar esfuerzos, desde el seno familiar hacia afuera, hasta envolvernos todos los buenos dominicanos (vuelvo a repetir), en el rescate y conservación de estos valores.
Gracias querida prima por su valioso artículo!!
Abrazos y besos,
Diómedes Rodríguez Martínez
Mi querida ;esa Semana Santa donde el silencio por respeto nos permitía oir el cantar de las aves y silenciar el ladrido de los perros al no encontrar a quien hacerlo por la tranquilidad vivida en esos 6 dias.Esa semana donde Bethoven,Mozart y sus sinfonias gozaban desde el más allá al ser escuchados y nosotros oirlos lleno de rabia fruto del desconocimiento de ese género con sus excepciones.Semana esta donde hasta el sexo se limitaba voluntariamente. me importa que haya sido todo esto por ignorancia,pero había respeto ;palabra esta a la que considero la base del buen vivir .
ResponderBorrarPor otra parte,no puedo dejar pasar la clase de Moral y Civica y los himnos y cánticos citados por ud.entonados por mi voz desentonada,algunas veces haciendo mímicas en algunas estrofas olvidadas o nunca aprendidas (no era fácil tirar el Himno Nacional completo con todas las emociones de Emilio Prud'homme ¿?.
Estas y otras cosas mas forman parte de esos valores enganchados. ¿Que cómo los desenganchamos ? bueeeno;yo solo sé que formo parte de un grupo que está tratando de hacerlo mediante la concientización y puesta en conocimiento de las cosas buenas,sin egoismo y hacer el bien y no mirar a quien ya que esto forma parte de la palabra AMOR.
Dios la bendiga mi querida,formo parte de su grupo.¿quién mas se atreve?
Abrazos
Manito
Querida Profe:
ResponderBorrarNo sabría con certeza, dónde se quedaron enganchados "los benditos valores". ¿En los clavos de las paredes de los hogares rotos? ¿En el 4% para educación, que poquito me lo "jallo"? ¿En el saqueo de los fondos públicos que Galeano describe como enriquecimiento ilícito? ¿En el "nueva yol chiquito", en vez de una RD grande, como la soñaron Duarte, Sánchez y Mella? ¿En una Asociación Dominicana de Profesores (no califican para MAESTROS)que dá más asco, que clases? ¿En el afán de hacernos ricos de la noche a la mañana? En fin, ¿En los malos ejemplos que como padres y cuidadanos adultos, les damos a las nuevas generaciones? Porque no nos olvidemos, Profe, que en nuestro País, los malos ejemplos VIENEN DESDE ARRIBA...
Un beso y todo mi respeto,
Fernan Ferreira.
Mis queridos alumnos de siempre: La verdad es que debiéramos, para comenzar, borrar de nuestro lenguaje popular la frase "Una golondrina no hace primavera" que es en la que nos basamos para no pararnos en la luz roja, porque si otros se la comen, ¿por qué yo me voy a parar?, y en la que se apoyan nustros representantes para
ResponderBorrarllenar sus arcas con el dinero del pueblo, porque si todos roban, ¿yo voy a ser el más p...? Pero sobre todo promover cursos especiales en todas las comunidades a los padres de familia sobre "Cómo no tenerle miedo a los hijos" Ay, este tema es muy largo... Los dejo.
Mucho amor de Lavinia.