En la postrimería de este año y recién pasado el día de Navidad, aprovecho para expresarles mi agradecimiento por su amable atención, y desearles que el 2015 les traiga la realización de sus sueños, salud y prosperidad junto a sus familias y seres queridos.
Esto en el plano personal, porque a nivel general, no hay motivos para hacerse ilusiones de que la situación de la mayoría pueda cambiar, pese a un constante proclamado crecimiento económico cuyos resultados no acaban de llegar a los más necesitados.
Por el contrario, como la Espada de Damocles, pende sobre sus cabezas la amenaza de un aumento del ITBIS en varios alimentos de consumo masivo, a partir de enero porque el gobierno no logró alcanzar determinadas metas.
Por su parte, los patronos se empecinan en regatear logros alcanzados y un justo aumento de salarios a la clase trabajadora, y el gobierno mantiene una inmoral desproporción en los sueldos de la administración pública que van de un millón a menos de 10 mil pesos mensuales.
El Estado persiste en su política de endeudamiento convirtiendo la deuda externa en eterna, comprometiendo el futuro de la economía y de las generaciones por venir con la alegre complicidad del Congreso Nacional que se ha convertido en un sello gomígrafo del Ejecutivo.
Aunque en los últimos meses, los precios internacionales del petróleo y sus derivados han sufrido una extraordinaria baja, sus beneficios no llegan a la población ya que ni el costo de la electricidad ni los productos de consumo masivo han bajado de precio.
La rebaja de los combustibles, no se corresponde con la caída del precio del petróleo, y bajo ese alegato, algunos sindicatos choferiles, después de muchas discusiones, han aplicado insignificantes rebajas a los precios del pasaje no así a los precios del transporte de mercancías ni de alimentos.
Como puede apreciarse, no existen motivos para crearse expectativas económicas favorables para el al 2015, y hasta la ayuda oficial a los más necesitados, a través de los programas asistenciales, en vez de liberar, acentúan la pobreza de los beneficiarios por la dependencia a las dádivas que se crea.
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