lunes, 22 de diciembre de 2014

NAVIDAD Y ALGO MÁS

Por Manuel Rodríguez Bonilla

I. EL ÁRBOL DE NAVIDAD

A comienzos del siglo VIII, un monje benedictino inglés, llamado Winfrid (San Bonifacio, apóstol de Alemania), sintió la llamada a evangelizar los pueblos paganos de Europa Central y, dejando su abadía, marchó a la Germania.

Las tribus de la Germania profesaban la religión escandinava, cuyos ritos y sacrificios en honor de Thor, Odín, o Donner celebraban en sus bosques de robles y hayas. La predicación de la Buena Noticia no fue tarea fácil, pero San Bonifacio encontró la manera de hacerla asequible a estos pueblos, aprovechando sus prácticas y ritos religiosos. En una ocasión, ante una multitud que le escuchaba, San Bonifacio mandó talar un árbol, uno entre las hayas y los robles que poblaban los bosques, y plantó un abeto en su lugar. Explicó a los oyentes que sus dioses, al igual que los árboles que morían cada año, eran caducos. Sin embargo, Cristo, como el abeto, vivía siempre, pues era eterno. Adornó el árbol con unas velas, porque Cristo, Verbo Eterno Encarnado, es la luz del mundo. Con la conversión de aquel pueblo se fue creando la costumbre de tener en sus hogares por Navidad un pequeño abeto, con el significado simbólico que les daba la fe que ya profesaban.

Más tarde, ya arraigada y extendida fuera de Alemania esta costumbre, se vio enriquecida con otra tradición de los pueblos eslavos, ya también cristianizados. Por la fecha del nacimiento de Nuestro Señor, estos pueblos llenaban las ramas del árbol con manzanas (símbolo antiquísimo de la tentación y del pecado). Con este nuevo árbol simbolizaban a Cristo, hecho hombre, cargado con nuestros pecados para redimirnos.

De estas dos expresiones de la fe firme y sencilla surge el árbol de Navidad que conocemos, llenos de luces y esferas rojas o doradas, como manzanas. El árbol de Navidad, es pues, la expresión simbólica de Jesucristo, ayer, hoy y siempre, luz del mundo, que se revistió de nuestros pecados para redimirnos.

II.- EL BELÉN, PESEBRE O NACIMIENTO

En el siglo XIII, San Francisco de Asís realiza la primera representación del nacimiento del niño Jesús con sus hermanos franciscanos y gente del pueblo. Con el tiempo se empezaron a fabricar esculturas en miniatura, vestidas con lujosos ropajes y en diversos materiales convirtiéndose en verdaderas obras de arte.

San Francisco de Asis siempre había sentido un amor especial por la Navidad. Se acercaba Nochebuena y decidió representar la humildad del pesebre tal como sucedió en Belén. Según dice la tradición, un milagro ocurrió: el Niño Jesús quiso estar presente en medio de ellos, apareció en el pesebre y todos los asistentes pudieron alabar al recién nacido y los ángeles entonaban alabanzas y cantos.

Desde entonces, en todo el mundo se celebra Nochebuena, imitando la inspiración de San Francisco de Asís, en torno a un humilde pesebre que recibe al Hijo de Dios.

III.- LA VERDADERA FECHA DEL NACIMIENTO DE JESÚS‏

Por considerarlo de interés les traigo el siguiente artículo que trata sobre la verdadera fecha del nacimiento de Jesús.

“La fecha exacta del nacimiento del Señor Jesús nadie la conoce exactamente, aunque lo único que se puede decir con certeza es que no nació el 25 de diciembre. Sí, ¡no nació el día en que todos lo celebramos! ¿Y cuándo fue entonces?

El pastor chileno Miguel Mondaca, es un estudioso de la Biblia y es por eso que recojo un artículo que publicó en la página web de su iglesia, Unión de Centros Bíblicos Los Avellanos, de la comuna de Ñuñoa, en Santiago de Chile . Una vez dio a conocer este estudio en su programa radial "Nuestro Punto de Vista", el que tenía hace muchos años atrás en Radio Armonía.

Es notorio según el relato bíblico que Jesús no nació en invierno, porque “(...) había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño (...)” (Lucas 2:8). Los pastores estaban, por consiguiente, en el campo con sus rebaños a la intemperie y esto sería imposible el 25 de diciembre, recordemos que en el hemisferio norte el invierno comienza el 21 de diciembre y en el hemisferio sur empieza el verano.

Los estudios de las costumbres de las tierras bíblicas muestran que los pastores en Palestina traían sus rebaños del pastoreo en el campo a los rediles siempre antes del 15 de octubre, esto da prueba de que es imposible el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, a menos que la Biblia mienta, cosa que todos los verdaderos cristianos rechazamos tajantemente.

Por lo visto, estamos ante una fecha fraudulenta y mentirosa que ha usurpado por dos milenios un lugar que no le corresponde en el corazón de los cristianos.

La Biblia no indica en forma específica la fecha exacta del nacimiento de Jesús, sin embargo nos da los medios y la clave para aproximarnos a una fecha más real. En efecto, sabemos positivamente que Jesús es menor que Juan el Bautista, su primo, en exactamente seis meses (lea cuidadosamente esta evidencia bíblica en Lucas 1:24-38).

Elizabeth tenía ya seis meses de embarazo cuando María concibe sobrenaturalmente a Jesús. La importancia de este dato cien por ciento escritural es que se puede determinar en forma bastante aproximada la fecha del nacimiento del bautista. Zacarías, el padre de Juan, era un sacerdote que ejercía su ministerio en Jerusalén. El ritual judío establecía que cada sacerdote tenía un tiempo definido del año en que servía en el templo. Existían 24 divisiones o cursos de servicio durante el año religioso y este dato es ratificado por el escritor e historiador judío Flavio Josefo, quién en su libro “Antigüedades de los judíos" dice que cada uno de estos turnos o cursos de servicio duraban una semana y que después de seis meses cada sacerdote repetía su turno sirviendo en total dos veces al año (1º Crónicas 24:7-19).

El relato de Lucas, en el primer capítulo de su evangelio, declara que Zacarías pertenecía a la clase de Abías y servía en el templo según el orden de su clase (Lucas 1:5,8). La fecha del año correspondiente a esta clase era el octavo en orden, de acuerdo a 1º Crónicas 24:10. Es decir, entre el 27 de Iyar y el 5 de Siván, que en nuestro calendario equivalen a la semana del 1 al 8 de junio. Después de esta semana, Zacarías debió quedarse a ministrar por siete días más porque era obligación de todos los sacerdotes prestar servicio conjunto en las grandes fiestas religiosas (Pentecostés en este caso). Cuando cumplió su ministerio volvió a su casa, distante 45 kilómetros al sur de Jerusalén, en las montañas de Judea, Y SU ESPOSA CONCIBIÓ (Lea Lucas 1: 23-24). Según estos antecedentes, Juan fue engendrado a mediados del mes de junio, entre el 16 y19 del mismo; por lo tanto nació nueve meses después, a mediados del mes de marzo.

Sabemos que Jesús era menor que Juan en seis meses (vea Lucas 1: 26,36). Si añadimos seis meses a contar de marzo, veremos que la fecha del nacimiento de Jesús corresponde a mediados del mes de septiembre (entre el 16 y 19), fecha que está en consonancia con el relato bíblico de los pastores y sus rebaños en el campo, porque evidentemente no era invierno, si no comienzos del otoño en el hemisferio septentrional.

Entonces, si Jesús NO NACIÓ en diciembre, resulta muy extraño que la cristiandad recuerde su natividad en una fecha que no corresponde para nada con la verdad.

La Historia, sin embrago, nos da la respuesta a esta infamia: el 25 de diciembre era el día en que los paganos celebraban el nacimiento de su DIOS SOLAR, conocido en las diferentes culturas con distintos nombres como Osiris, Horus, Júpiter, Zeus, Baal, Zoroastro, Saturno, Baco, Adonis, Hércules, Mitra, Tammuz, etc. La religión pagana tomaba al sol como fuente de la vida; como la noche más larga sucedía alrededor del 21 de diciembre y desde ahí poco a poco la noche se acortaba, se adoptó desde los ritos babilónicos la costumbre de celebrar el 25 de diciembre el nacimiento del dios sol, fuente de la vida el sexo y la fertilidad.

James George Frazer, en su libro, "La rama dorada", dice: “La época invernal era cuando todos los dioses solares, desde Osiris hasta Júpiter y Mitra, celebraban su cumpleaños (...)”.

En el Siglo V estas costumbres paganas se habían introducido en la iglesia de Roma de tal forma que sus líderes, no pudiendo combatir estas prácticas, las "cristianizaron", sustituyendo al dios solar por Jesús, escamoteando de esta forma a los creyentes la verdadera fiesta de la Navidad, sustituyéndola por tradiciones paganas, ajenas a la verdad del Evangelio.

Septiembre debe tener para nosotros una nueva connotación CRISTO NACIO EN SEPTIEMBRE... Y esto a prueba de desmentidos”.

NOTA: El título original de este artículo es "La Navidad en septiembre", pero lo he adaptado, por lo que si desean leerlo en su formato primigenio, pueden acceder al siguiente enlace. Escrito por pastor Miguel Mondaca G. pastormondaca@yahoo.com

IV.- EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LOS BASTONES DE NAVIDAD

Les mando esto para que sepan que es lo que reciben cuando les regalen bastoncitos de navidad. Muchas veces nos acostumbramos a cierto tipo de tradiciones y las llevamos a cabo sin conocer su origen y significado.

Eran los finales del siglo XVIII en Inglaterra, y el anti-cristianismo era terrible. Para la época, todos los símbolos que representaran la fe cristiana eran ilegales, y si los utilizaban eran penados; ni siquiera se podía llevar consigo cualquier cosa que reflejara o simbolizara una cruz. Así fue que un cristiano, viendo la necesidad de los creyentes en demostrar su fe, inventó algo para que se pudieran identificar entre sí.

De ahí le surge la idea de un caramelo o dulce con forma de 'J' invertida, que simboliza la vara del Pastor (Jesús es mi Pastor), y como 'J' simboliza el Nombre de 'JESUS'.

Éste bastón lleva 3 líneas rojas yendo alrededor del caramelo, simbolizando la Trinidad: las tres líneas de color rojo simbolizan la sangre que Cristo derramó en la Cruz del Calvario y la lí¬nea blanca simboliza la pureza de Su Corazón.

Este dulce, en forma de bastoncillo, es un símbolo de la Navidad que la mayoría de la gente lo cuelga en los árboles navideños y los regala a la gente, sin saber su verdadero significado.

Así que cuando lo recibas piensa y has conciencia de lo que un buen cristiano te ofrece, porque te ofrece La Paz de Cristo, el Buen Pastor.

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