R.I.P. DOÑA CAMELIA

PROFESORA CAMELIA DISLA “REQUIESCAT IN PACE” A SUS NUEVE DÍAS
Por Héctor Brea Tió

Un día soleado, el 10 de agosto de 1917, acompañado del susurro del río Mao, confundiéndose el chasquido de sus aguas cristalinas con las gotitas que se apretujan entre los peñascos, vino al orbe como presagiada por oráculos de dioses griegos, esta insigne dama maeña que recoge la quintaesencia de lo mejor del magisterio nacional, Altagracia Camelia Disla. Transcurrió su ciclo vital al cual me referiré en esta breve reseña.

Al recibir la infausta noticia de su fallecimiento, cariñosamente Doña Camelia, sentí un dardo clavado en mi corazón, sin embargo al poco tiempo recapacité, y en vez de tristeza, mi conciencia sintió un sentimiento de agradecimiento y aceptación de los designios divinos, pues todos los maeños y el país, debemos sentirnos satisfechos de haber tenido entre nosotros un ser tan especial y excelso, como fue ella por 97 años.

Sembró la simiente del saber y las ciencias a través de la educación y lo principal, la profunda lección moral y ética que había en su influencia hostosiana la cual permeó de la cabeza a los pies, a la decana de la educación nacional que fue ella.
«Genio y figura, hasta sepultura» reza un proverbio popular, y en ella confluían tantas virtudes que agotaríamos muchas páginas para resaltarlas y desglosarlas, mas me conformaría con destacar solo algunas, dando oportunidad a que otros exalten sus otras dotes de educadora de primer orden.

Recuerdo a quienes lean este esbozo post-mortem sobre ella, que hace 16 años, en mi libro «Mao y su gente», páginas 125 y 126, resumí algunas de sus cualidades y logros más importantes, pues su hoja de vida al servicio de la educación regional y nacional es muy vasta.

Cité sus labor docente en Mao, Gurabo Afuera, Jinamagao, Esperanza, Villalobos (Montecristi), para regresar a Mao ejerciendo en el sector público hasta que en 1966 fue cancelada por sus diferencias políticas con el gobierno de turno del Dr. Joaquín Balaguer, lo cual no fue óbice para abdicar al apostolado docente, y eso motivó que fundara el Colegio Enriquillo, institución privada pero al servicio del pueblo y sus poblados aledaños.

El día 1 de marzo de 1985, por decreto del Presidente de turno Salvador Jorge Blanco fue nombrada Gobernadora Provincial de Valverde, del cual salió con la frente en alto a los 18 meses por cambio de gobierno.

Sus membresías fueron muchas, solo cito las que me atañen por ser miembro de las mismas.

El Comité de Historia de Mao y el de la Barranquita, gesta inmarcesible del 1916, contra la primera invasión por los E. U. de nuestro país en el siglo XX.

También prolijas fueron sus condecoraciones, solo citaré la medalla al mérito, recibida el 30 de junio del 1983, «Pedro Henríquez Ureña» la más alta distinción al magisterio, en el Palacio Nacional por el Primer Mandatario Salvador Jorge Blanco.

El 5 de octubre del 1993 el Senado de la República, mediante Resolución, la declaró “Maestra Meritísima de la República Dominicana”; en el mes de julio de ese mismo año, todo el pueblo de Mao se volcó en flores, regalos y medallas para honrar a su querida maestra; y el 17 de diciembre del 1997, la Fundación Consuelo Pepín la reconoció en acto especial en Santo Domingo con la Medalla de Oro “Ercilia Pepín”, acto en el que estuve presente.

Era una artista de la declamación, producto de su memoria prodigiosa.

En Mao y el país, nos inclinamos reverentes ante una munícipe de su dimensión, y acrisolado amor patrio.

¡Requiescat in pace!

¡Que descanse en paz, querida maestra de maestros!

El autor es miembro de Número de la Academia Dominicana de Medicina, del Comité de Historia de Mao y Escritor.