lunes, 2 de marzo de 2015

SEGÚN ME CONTARON...

LA EVOLUCIÓN DEL CATRE Y NUESTROS ABUELOS
Por Manito Santana

Morfeo extendió sus brazos y permitió a nuestros abuelos dormir en ellos sin tomar en cuenta el lugar donde depositaban sus cuerpos. Dos pares de palos en forma de tijeras cruzados por un tornillo, sostenido por unas dos o tres yardas de gruesas telas (lona), blancas y otras veces azules, pegadas por un fuerte almidón a pleno sol para mejor efecto, llamándose esta pieza "Catre" (nombre este que me gustaría saber quien fue el curioso padrino, a menos que sea un americanismo) lo que hoy llamamos cama; con la única diferencia, para no hablar mucho, es la comodidad que no existía. Muy bueno para el dolor de espalda por su dureza.

Estos Catres, testigos del nacimiento de la mayoría de nuestros padres y talvez de algunos de nosotros (¿por qué no?) acompañado con otro pedazo de tela proveniente de sacos de harina, que por curiosidad de nuestras abuelas la adornaban con unos bordados en sus alrededores para así denominarlos "sábanas”, sin importar si el sello o marca de la harina quedara en el centro de la sábana, sí recuerdo una marca "Rey del norte" en los años 50, que no solo se utilizaba para sábanas sino también para ropas interiores tanto masculinas como femeninas. ¿Quiénes la llegaron a usar?

Con el Catre, no es que se haya olvidado la Jamaca, vamos a llamarla así, ya que hacía las veces de cuna a la que califico más cómoda, ya que con su vaivén era un sueño seguro en la primera etapa de la vida, con la desventaja luego de no poder hacer "pininos" ya que no existía barrote alguno para sujetarse.
Esta jamaquita del niño era colgada próxima al Catre para de esta forma facilitar el "jamaqueo", en un despertar inoportuno sin tener que apearse del mismo. (¡Qué inteligencia, ¿eeh?!)

De repente aparece una cama de hierro importada usada solo por el pudiente, quedando vigente el catre. Estas camas con unos hierros estilizados provistas de un cuadro en metal con tejidos de alambres en espirales, al que se le llamó "batidor" sobre el cual se colocaba una colchoneta fabricada de guata.

Estamos hablando por los años 20. Estas camas también tuvieron su evolución, con sus estilos, donde aparecen con dibujos en relieves sobre sus espaldares de otros metales diferentes al hierro. (Tengo la suerte de poseer tres en mi casa, entre ellas la de mi abuela Vira Santana).

Con la aparición de esta cama de metal importada, aparece una criolla similar, pero en madera, la cama "Colombina", con su colchón de guata; provista de un espaldar que nos indicaba la cabecera el lugar para donde dormir. Junto a esta cama, comprada por el clase media, hace su aparición una camita con patas plegables y fijas, carentes de espaldares con batidores fijos y no fijos asequibles a la compra del pobre, confirmando en esta etapa la desaparición del recordado Catre.

Estas camitas, de poca calidad, sus batidores se destemplaban hasta tal que nuestras espaldas casi pegaban al piso (experiencia vivida) ,creando esta anomalía, el aprendizaje de un oficio "el atesador", hombre importante en nuestro medio, ya que nos permitía dormir un poquito más cómodo. Para nosotros era un placer ver a ese hombre con su martillo, clavos y grapitas estericando esos alambres desforzados por la inclemencia del tiempo y presiones recibidas fruto del peso y la brincadera del usuario.

Pero, ¡oohh la vida!, por esta comodidad desde la Colombina, pagamos un precio bien caro cuando aparecieron las recordadas "Chinchas" importadas en parte desde el Teatro Jaragua y aún vigentes, cuyas picadas molestaban más que los mosquitos, obligando a nuestros viejos a sacar las camitas al patio y combatir al insecto con agua caliente, dando oportunidad para que el vecino supiera donde dormíamos, luego de nosotros haber visto la de ellos por las mismas razones.

Este quehacer terminó con la aparición del famoso Fleet, aparatito manual (bombita) para fumigar, luego con el DDT usado por el SNEM (Servicio Nacional Erradicación de la Malaria).

La competencia comercial generadora de la tala despiadada de las maderas preciosas, provoca la llegada de la cama estilo "Colonial", sus espaldares en los extremos elevados y torneados que permitía el amarre de los mosquiteros. Al mismo tiempo, llega la ‘semi-colonial’, un poco más pequeña, con espaldar más pequeño.

Finalizando el período del uso de la cama en madera con batidores, surge la tipo "Hollywood" equipada de gaveteros en sus espaldares, muy bien diseñada, asequible para la clase alta y la media, con pagarés.

Surge un paso final en la evolución del Catre y es la aparición del "Box Spring" y de la "Cama de agua", donde en esta última al acostarte siente uno como si estuviera boyando en el río en un tubo de ruedas de camiones inflado, dándote ligeros espanto al moverte hasta adaptarte, todo es cuestión de costumbre.

Desaparecen los batidores por tanto los atesadores perdieron su picoteo y un cese de fumigación.

Luego de haber tomado en cuenta este proceso cambiante del lugar donde nuestros cuerpos por necesidad deben descansar unas 8 horas diarias luego del trajinar de un laborioso día, noto la comodidad con que hoy se duerme, excepto cuando hay deudas que provocan brincos; gozamos de la suavidad de sábanas y almohadas aterciopeladas.

Todas estas comodidades me hacen evaluar a nuestras abuelas como heroínas valientes y habilidosas ya que tuvieron que enfrentarse a la aspereza de esa lona del Catre y no solo eso, sino procrear sobre el mismo unos 6 y 7 muchachos sin inmutarse, demostrando así las técnicas y habilidades, tal como si fueran bailarinas profesionales de Belly dance.

Cuanto me gustaría ver a la mujer de hoy por 30 días ubicada en el tiempo del Catre; me figuro los chorros de lágrimas y trasnoches.

Y a los hombres también.... creo que lloraríamos más.

11 comentarios:

  1. Barbarazo Manito!!!
    La verdad es que te las trae: tus escritos están adornados de una hilaridad contagiosa y picaresca. Admiro tu narrativa tan jocosa y tan bien elaborada,narrativa que nos remontan a épocas pasadas; épocas
    donde reinaba la ingenuidad, la sencillez, la humildad y el respeto. Llegué a "disfrutar" de la jamaca, el catre y la colombina, en compañía de las terroríficas chinchas.

    Gracias Manito por tu valioso aporte,

    Diómedes Rodríguez.

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  2. Manito,
    Fabulosa narracion sobre la evolucion del catre.
    Con la llegada de "los chinches" a la ciudad de New York, estuve recordando aquellos tiempos cuando estos("chinchas",en buen dominicano) eran como nuestros "angeles guardianes",pues los teniamos a nuestro lado todas las noches. Que te parece Manito si nos ofrecemos de voluntarios para darle unas cuantas soluciones(como experto que somos en esa materia)de como se elimina esta odiada plaga. Oh espera,se me olvidaba que el fleet y el DDT ya son cosas del pasado. Bueno,creo que es mejor seguir lo "tips" que nos dan los gringos en este tiempo para eliminar estos molestosos y odiados "chinches".
    Con carino,
    Rose Mary

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  3. A los "Catres" le apodaban también "Criminal". jamás borro de la memoria uno que había en mi casa, ya arrumbado porque habian sido sustituidos, pero se guerdaba en un lado, porque sin uso no ocupaban mucho espacio y estaba reservado para una visita inesperada.
    En una ocación llegó alguien a mi casa y se quedó a pernotar y le abrieron el "catre" en la sala. Dios! en la madrugada oímos como si una masa compacta había caído al piso. Coño! exclamo el visitante, bajo la carcajada de todo el que despertó. Al "catre" se le rasgó la lona de fuerte azul. Ya no volvimos a dormir más acompañando al amigo. Ahí terminó la larga historia de ese "criminal".

    Afectos de, Ley S.

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  4. Cabezón:

    Su relato me hace recordar a la "Vieja Sabita". Mujer excepcional, con extraordinario sentido del humor y muy amiga de nuestro Viejo, con quien tenía la confianza de relajar y hacer "chistes colora'os.

    Le decía Sabita a Papá: "ahora es muy fácil hacer el amor (claro, llamando al pan, pan y al vino, vino). Yo quisiera ver a una muchachita de ahora "guayando la yuca" en un catre, a ver si verdad que el ga´pela..."

    ¡Descanse en paz, Vieja Saba! Siempre la recordamos con cariño.

    Fernan Ferreira.

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  5. Magistral como siempre ésta panqueada nostálgica de Manito, que por haber vivido lo suficiente, puede trazar tan discriptiva evolución del arte de yacer. Me pregunto si el catre es anterior a la ocupación yanqui del 1916. En la década de los 1920s, mi abuelo materno mudó una muchacha e incluyó un catre al que le había cambiado la lona. La reacción de mi abuela era de esperar y algún dia la contaré.
    Guarionex Flores
    guarionexf@gmail.com

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  6. Muy buena Sr. Manito.. Tantos recuerdos,
    yo personalmente fui un gran agraciado de
    la famosas Chinchas. Ah!! le falto la
    famosa camita sandwich, que se abria
    y se cerraba como medio de ahorrar espacio.
    Saludos muy afectuosos

    Jaime Bonilla, Fla USA

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  7. Mi hermanazo: ni imaginas lo que he reído, con tu completo relato del catre y su evolución..lo lograste de manera magistral,porque no pasaste por alto ningún paso, desde el catre hasta el box spring..Nos hiciste remontar, a esos tiempos no tan lejanos...pero siempre agradables a nuestros sentidos,recordar es volver a vivir,Y las famosas chinches,que llenaron de picazón nuestra niñez. Tu narración es excelente,porque logras introducirnos dentro del túnel del tiempo y adentrarnos ,como si lo estuviésemos viviendo. Felicito a tan afamado escritor,que llena de risas a los lectores de MEEC.y de paso felicitar a nuestras madres compartidas,en el privilegiado lugar donde se encuentren, que estarán impactadas,por el descubrimiento del escritor de la familia...en ella ha habido músicos,compositores..y ahora representas nuestro relator,por excelencia...lo he disfrutado y los comentarios también un mundo.Mis parabienes mi hermanazo del alma.

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  8. Tengo un triste recuerdo de un catre que era mi cama oficial de todos las noches;en aquel tiempo, se me ocurrió domesticar una ciguita palmera, la cual hasta comía conmigo todos los días, y dormía junto conmigo en mi catre; para no hacer el cuento muy largo, una mañana, se escuchaba la ciguita desesperada gritando; la buscamos por todas partes, y no aparecía; como al medio día,yo muy triste, y con el luto del ave perdido, me decidí a dormir una paqueña siesta, para lo cual tenía que abrir mi catre; grande fue la sorpresa, cuando al abrir mi cama, lo primero que vi fue mi amiguita que ya estaba dura como un palo; la pobre, por estar duemiendo mañana, se quedó un rato mas, y cuando cerraron el catre, se quedó adentro y cuando despertó, se sintió acorralada, y por eso los gritos desesperados. Y ahi mismo murió lo que tanto yo queria como una hija; " EL CATRE LA MATÓ". El medico legista determinó que murió por asfixia catril. ( cincuenta y dos años despues, todavia lamento mi ciguita)


    Rolando Espinal

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  9. Hermanazo Manito,
    Estaba tan emocionada que se me olvido firmar.
    Thamara Rodriguez Arte

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  10. Manito, que cosa la tuya, cuando lo lei casi me caigo del catre, yo no se de donde tú sacas tantas cosas olvidadas, pero muy amenas. Mis felicitaciones de tus curiosidades

    Con afecto

    Papito Mármol

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  11. hola manito,gracias por tantos recuerdos,vividos,my historia es esta:resulta que my hermana pensabas que my mamá me habias llevado con élla,pero resulto que
    no;pues my mamá me dejo acostado en el catre;y luego my hermana saco el dichoso catre al sol,para secar los orines,y yo estabas envuelto en la sábana de ma-
    cario,o de harina primavera,my hermana no se dio cuenta,y dejo el catre cerrado con migo envuelto,casi me pasa igual que la ciguita del amigo Rolando,por poco
    me aficio,menos mal que paso la vieja Silveria,y me rescato por mis gritos, congratulaciones al personal y a Ud.MANITO. gracias. Luis Castellanos. el-piloto52@hotmail.com

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