Por Miguel De Jesús Rodríguez
Locutor y abogado dominicano
Un infarto que eligió el mes de Octubre del 2009, me llevó a sus manos profesionales, fue como despertar de una pesadilla y encontrar un duende de amor dispuesto a proteger al guerrero sin armas y fuerzas para continuar.
Su alta sensibilidad por el dolor humano lo conecta de manera rápida con el paciente que después se convierte en el hermano, pues él tiene un trato especial y de igualdad que eleva la dignidad de los que privilegiados recibimos sus cuidados.
Sabe escuchar con atención y aunque las horas largas de trabajo por la gran cantidad de personas que a diario les visitan en la Clínica Unión Medica del Norte le agoten, siempre pone en sus labios una sonrisa adornada por la humildad con que actúa.
Son muchas las vidas que ha salvado y muchas las rosas florecidas sembradas por él en el jardín de hogares donde las espinas mojadas por lágrimas de amarguras ante el familiar que a punto de tomar un pasaje de ida sin regreso amenaza con dejar este mundo.
Su vida es un manantial de aguas puras y limpias donde a diario se apuesta a la calidad que garantiza salud, su mirada es una luz sanadora y su voz es la melodía dulce que anuncia la canción que habla de esperanza y amor al prójimo.
Comenzó a servir a la humanidad como profesional de la salud en 1986, como Cardiólogo debuta en 1991 laborando para el Hospital José María Cabral y Báez de Santiago de los Caballeros, luego viajó a Chile para continuar superándose.
En ese país, actualizó sus conocimientos en cardiología y agregó las especialidades de ecocardiografía y terapia intensiva las cuales estudió por su habilidad natural para guardar silencio y escuchar con facilidad los soplos cardiacos y resolver situaciones adversas.
Es de los médicos sin el signo de peso en la frente, su prioridad es abrazarnos con el manto sagrado de su Alma y devolvernos la calma perdida por alguna travesura del órgano del amor. Hoy escribo del Cardiólogo que salvó mi vida y entre copas de un buen vino tinto y canciones de Joaquín Sabina, afirmo que José Arístides Vargas, es un Doctor del Corazón que trabaja con el Corazón.
Miguel de Jesús
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