sábado, 14 de noviembre de 2015
¿POR QUÉ NO LO ESCRIBÍ ANTES?
TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar
A Don Vitalino Ferreira
Este lunes 9 de noviembre perdimos el cuerpo físico de uno de los robles más preciados de Mao, aunque no su obra llena de luz que queda escrita en la historia de este terruño. Su descendencia confirma su trotar en caminos abruptos para llegar donde el arcoíris enseña la recompensa de luchar con ahínco y altura. Se nos fue a la casa del Padre un hombre honorable, que hizo sustanciales aportes en diferentes áreas a nuestra comunidad, y que regaló a este pueblo 8 valiosos profesionales, todos con una impecable trayectoria de trabajo y honestidad; un hombre compasivo, que además de estos sus hijos propios, formó otros que fueron de opción, pero que también fueron considerados suyos y han seguido la misma senda del deber y la transparencia; un hombre digno, representante de lucha, trabajo arduo y dedicación, que surgió con su trabajo honesto hasta crecer como empresario exitoso; un hombre sencillo, cuyos logros nunca lo afectaron ni lo envanecieron, sino lo convirtieron en prototipo de la humilde dignidad que solo es privilegio de los seres nobles; un hombre alegre, poseedor de un hermoso sentido del humor, que transmitía una jocosidad sana pero encantadora; un hombre íntegro, con valores de los que no se adquieren, sino que se traen de fábrica; un hombre sabio, que supo regar, abonar y transmitir afectos.
Esta partida me entristece, no por el hecho de que Don Vitalo nos haya dicho “Hasta luego”, sino porque sintiendo tantas cosas bonitas de él y de su legado a nuestro pueblo; no me explico por qué no escribí esta columna antes.
Por Lavinia del Villar
A Don Vitalino Ferreira
Este lunes 9 de noviembre perdimos el cuerpo físico de uno de los robles más preciados de Mao, aunque no su obra llena de luz que queda escrita en la historia de este terruño. Su descendencia confirma su trotar en caminos abruptos para llegar donde el arcoíris enseña la recompensa de luchar con ahínco y altura. Se nos fue a la casa del Padre un hombre honorable, que hizo sustanciales aportes en diferentes áreas a nuestra comunidad, y que regaló a este pueblo 8 valiosos profesionales, todos con una impecable trayectoria de trabajo y honestidad; un hombre compasivo, que además de estos sus hijos propios, formó otros que fueron de opción, pero que también fueron considerados suyos y han seguido la misma senda del deber y la transparencia; un hombre digno, representante de lucha, trabajo arduo y dedicación, que surgió con su trabajo honesto hasta crecer como empresario exitoso; un hombre sencillo, cuyos logros nunca lo afectaron ni lo envanecieron, sino lo convirtieron en prototipo de la humilde dignidad que solo es privilegio de los seres nobles; un hombre alegre, poseedor de un hermoso sentido del humor, que transmitía una jocosidad sana pero encantadora; un hombre íntegro, con valores de los que no se adquieren, sino que se traen de fábrica; un hombre sabio, que supo regar, abonar y transmitir afectos.
Esta partida me entristece, no por el hecho de que Don Vitalo nos haya dicho “Hasta luego”, sino porque sintiendo tantas cosas bonitas de él y de su legado a nuestro pueblo; no me explico por qué no escribí esta columna antes.
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Adorable primita, sus nobles y justas apreciaciones representan el sentir de nosotros los Maeños que supimos apreciar las bondades y sapiencia de Don Vitalino.
ResponderBorrarDestaca, con suma maestría y gran sensibilidad humana, las innumerables cualidades que adornaban a este noble ser, cargado de humildad, dignidad, justeza, dedicación e integridad, entre otros. Paz a su alma. Valor y resignación a sus familiares y amigos.
Diómedes Rodríguez Martínez
dirm2118@yahoo.com
Doña, Creo que hablo por todos los Maeños al decir que Don Vitalino es una persona inmortal para nuestro pueblo y nunca pensamos en la realidad de que un día nos iba a dejar. Mis condolencias a todos los Ferreira.
ResponderBorrarJanio Pérez Estévez
Gracias primo, gracias Janio por sus hermosos comentarios. Realmente ese fue nuestro querido don Vitalo, que en paz descanse.
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