domingo, 24 de mayo de 2015
LOS PANCHOS
TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar
Esmerémonos en tratar de que los relevos que demos, ya sean materiales o espirituales, sean de calidad...
En mi pueblo, no sé si en otros también, se les llama “panchos” a la ropa que heredamos de los hermanos mayores, o que nos regalan ya usada, familiares o amigos de mucha confianza.
Yo era la sucesora de los vestidos que mi hermana mayor Fineta dejaba por algún motivo, y que mi mamá me arreglaba con esmero. Ya adolescente, la necesidad me obligó a aprender a coser, y de una falda o de un vestido de mi madre, me inventaba una blusa de tres hoyos, porque siempre las hacía de prisa, y se me quedaban pendientes los cuellitos y bolsillitos que supuestamente iban en el diseño mental.
Me encantaban los panchos que me legaba mi prima Doris, ya más elaborados y de mejor tela, que yo ajustaba a mi cuerpo y estatura, y me quedaban de lo más bien.
Mamá decía que a mí me gustaban más los panchos que la ropa nueva, comentario un poco exagerado y justificador, aunque sí era cierto que disfrutaba adaptándolos a mi gusto y creatividad.
De la misma forma heredamos o nos apropiamos de panchos emocionales, esos que son las conductas de segunda mano que tomamos de las personas que admiramos y que por ende nos gusta imitar. Así me hice rumbera por tomarle el pancho a Ninón Sevilla, y maestra a los 12 años para disfrazarme con el de mi madre.
Y es que hay una época en cada ser humano, en la que adoptamos las actitudes y el proceder de gente que admiramos o emulamos, ya sean amigos, familiares, artistas, maestros, y hasta rivales espirituales.
Sin embargo, esos comportamientos que vestimos también ya usados, a veces nos guían por buen camino, y a veces no, depende de quién nos regale el pancho.
Después que somos adultos responsables, en vez de recibir, somos dadores de panchos. Por eso debemos tratar de seleccionarlos bien, sean materiales o espirituales, para que sean portadores de buenas costumbres, estén bien limpios y sirvan de ejemplo positivo a los que los reciban…, porque hacer circular el bien es trabajo de todos.
Por Lavinia del Villar
Esmerémonos en tratar de que los relevos que demos, ya sean materiales o espirituales, sean de calidad...
En mi pueblo, no sé si en otros también, se les llama “panchos” a la ropa que heredamos de los hermanos mayores, o que nos regalan ya usada, familiares o amigos de mucha confianza.
Yo era la sucesora de los vestidos que mi hermana mayor Fineta dejaba por algún motivo, y que mi mamá me arreglaba con esmero. Ya adolescente, la necesidad me obligó a aprender a coser, y de una falda o de un vestido de mi madre, me inventaba una blusa de tres hoyos, porque siempre las hacía de prisa, y se me quedaban pendientes los cuellitos y bolsillitos que supuestamente iban en el diseño mental.
Me encantaban los panchos que me legaba mi prima Doris, ya más elaborados y de mejor tela, que yo ajustaba a mi cuerpo y estatura, y me quedaban de lo más bien.
Mamá decía que a mí me gustaban más los panchos que la ropa nueva, comentario un poco exagerado y justificador, aunque sí era cierto que disfrutaba adaptándolos a mi gusto y creatividad.
De la misma forma heredamos o nos apropiamos de panchos emocionales, esos que son las conductas de segunda mano que tomamos de las personas que admiramos y que por ende nos gusta imitar. Así me hice rumbera por tomarle el pancho a Ninón Sevilla, y maestra a los 12 años para disfrazarme con el de mi madre.
Y es que hay una época en cada ser humano, en la que adoptamos las actitudes y el proceder de gente que admiramos o emulamos, ya sean amigos, familiares, artistas, maestros, y hasta rivales espirituales.
Sin embargo, esos comportamientos que vestimos también ya usados, a veces nos guían por buen camino, y a veces no, depende de quién nos regale el pancho.
Después que somos adultos responsables, en vez de recibir, somos dadores de panchos. Por eso debemos tratar de seleccionarlos bien, sean materiales o espirituales, para que sean portadores de buenas costumbres, estén bien limpios y sirvan de ejemplo positivo a los que los reciban…, porque hacer circular el bien es trabajo de todos.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Haga su comentario bajo la etiqueta de Anónimo, pero ponga su nombre y su dirección de email al final del mismo: NO SE PUBLICARÁN COMENTARIOS SIN NOMBRE Y SIN DIRECCIÓN DE EMAIL. Los comentarios ofensivos y que se consideren inapropiados, tampoco serán publicados.
El administrador