jueves, 26 de febrero de 2015

EXPRESIÓN EN MÁRMOL

COSAS DE AYER Y DE HOY
Por Ramón “Papito” Mármol


Ayer vimos, hicimos y dijimos cosas que hoy pueden sorprender; algunas han desaparecido y otras permanecen.

El respeto a los símbolos de la patria va quedando en el olvido; casi no se le rinde el respeto correspondiente; antes, por no hacerlo se podía caer preso.

Al hablar con unos jóvenes me sentí apenado al preguntarles si se sabían las letras del himno nacional y ninguno se las sabía completas, pero sí conocían muy bien las letras de las canciones del momento. Espero que sean la excepción.

Las correcciones de los maestros eran parte de la formación; hoy lo consideran como un abuso y con consecuencias psicológicas. Por esas consecuencias hay profesionales en todas las ramas, altos ejecutivos, grandes empresarios, escritores y muchos envueltos en actividades comunitarias, ¡cuántos locos!, ¿verdad?

Nuestros profesores en el nivel primario eran maestros normales, o normal primario, o simplemente bachilleres y en el nivel de secundaria solo bachilleres y los resultados eran diferentes, ¿quién estará fallando, el maestro o el sistema?

Las palabras empeñadas tenían más valor que cualquier acto notarial, el hombre se distinguía por la palabra comprometida. ¿Recuerdan el término apalabriao, cuanto valor, compromiso y responsabilidad envolvía?

Las diferencias personales por la razón que fuera se ventilaban ante la presencia de un adulto de confianza de las partes envueltas y vaya que se resolvían, pues no quedaban inconformidades entre estas.

La cosa que más temíamos era que algún adulto nos reprimiera o nos llamara la atención por cualquier acción indebida; hoy se teme hacerlo por la reacción tanto del muchacho como de los padres.

Anteriormente al adulto mayor se le trataba de usted como una muestra de respeto; hoy casi ni a los padres se les dice usted. Recuerdo que cuando uno cometía el error de decirle tú a una persona mayor, la respuesta siempre era: mira muchacho, trátame de usted que tú y yo no somos iguales.

La intervención de un menor en las conversaciones entre adultos era totalmente prohibida. Recuerdo que cuando alguien lo hacía, le decían: los muchachos hablan cuando las gallinas mean; y cuidado, porque algunas veces había otras consecuencias.

El consejo de un adulto era tomado como un referente ante una acción a tomar; hoy para algunos, las personas mayores solo decimos tonterías.

Los bautizos de muñecas se realizaban como un motivo para los jóvenes reunirse, pero él o los que hacían de padrinos o madrinas mantenían una relación de compadrazgo como si se hubiera bautizado un niño de verdad. Probablemente algunos tengan un compadre o una comadre de esos.

Antes era difícil oír o ver que un joven cayó preso por un acto delincuencial; casi siempre era por acciones políticas. Hoy para algunos equivocados, caer preso es un orgullo.

La relación entre los familiares cercanos era cosa esperada, deseada y de estrecha familiaridad; hoy da pena que algunos primos, tíos, sobrinos y hasta algunos hermanos, si no son hijos de la misma familia, no se relacionan y algunos ni se conocen.

Caer preso por una acusación política era peor que caer preso por un asesinato o por cualquier otro acto delincuencial.

Caer preso era una acción que te marcaba para toda la vida y te separaba hasta de tu vínculo social, dependiendo de la razón.

La sorpresa que causaba oír que un hombre golpeó o mató a su mujer se está convirtiendo en una costumbre y en una forma de resolver los conflictos entre las parejas.

Ayer, el orgullo de todo joven era hacer las cosas de forma que fuera ejemplo de su comunidad; hoy, para algunos pocos es hacer las peores para imponer en esta, inverso a lo que sucedía ayer que se luchaba por cada día ser mejor.

El buen comportamiento de la familia determinaba el proceder de los hijos y estos luchaban por superarlo; hoy esa influencia casi no se hereda.

Nuestros vecinos eran nuestros familiares más cercanos; hoy en algunos casos, no se sabe ni quiénes son, si son nuestros amigos o nuestros enemigos.

Anteriormente se temía andar por lugares oscuros o poco habitados por temor a los muertos; hoy se teme andar los mismos lugares por temor a los vivos.

El uso de drogas u otras sustancias hoy se ha convertido en una epidemia en la que se ven envueltos jóvenes y adultos de cualquier edad y de cualquier clase social.

La moral y la responsabilidad son cosas del pasado, quedan muy pocas personas con esas características.

El temor a Dios va quedando en el pasado; hoy se le teme más al hombre y al dinero.

La compra y venta de sentencias hoy son parte del proceso sin importar el delito que haya cometido el acusado.

La seguridad de los hogares ya no existe, ni de día ni de noche; estos se han convertido en cárceles, donde hay que permanecer enrejados. No recuerdo haber usado llaves para entrar a mi casa, las puertas y ventanas permanecían abiertas durante el día y algunas puertas juntas en horas de la noche.

La seguridad personal era desconocida; solo conocíamos de serenos que cuidaban algunos comercios y quienes también eran despertadores de los vecinos que tenían que madrugar y lugar de encuentros de los que no tenían deseos de dormir.

El enriquecimiento de una persona, sin empleo, sin empresa y sin herencia es de lo que vemos y oímos todos los días.

El engaño a familiares, vecinos y amigos es tan frecuente que forma parte del nuevo estilo de vida.

Las discordias, con consecuencias fatales, entre padres, hijos y hermanos están tan generalizadas que las podemos ver hasta en nuestras propias familias, que Dios nos libre de esa.

6 comentarios:

  1. Papito mármol ,de los Mármol de mi Papa Abram y Mama Bata ,cuanta enjundia y verdades en este artículo ,cuantos casos vividos en este hoy que malpasomos y tratamos de arreglar .Ya no podemos mandar el pelo del pecho como garantía de la deuda .Ya no somos nadie,si la corrupción no esta por el medio . Que el Señor nos coja "confesao" .Amen Evelio Martinez

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  2. Papito ;Muy buenas comparaciones ,y no sé qué decirte ,si culpar el sistema ,si tomamos costumbres prestadas de otros paises o somos nosostros mismos los culpables de este desbarajuste.
    Gozamos cuando a travez de MEEC recordamos aquellos tiempos y dentro de lo narrado decimos " éramos pobres pero felices ".
    Los adelantos y el modernismo nos ha acomodado en todo, menos en lo moral. ¿qué nos pasa ?
    A pesar de todo ,creo en el hombre ,en ese ser humano que piensa y razona ; creo en el cambio.
    Creo en Dios.

    Debemos cambiar !.

    Manito

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  3. Mi amigo Papo: tu valiosísimo escrito más que un artículo lo vislumbro como un lamento desgarrador de lo que ayer fue y hoy está desapareciendo. Lo veo como una enseñanza de lo que debería ser y no es. Los principios de moralidad, justicia y equidad que nos inculcaron nuestros maestros y padres hoy son objetos de burla para muchos ... "Que pariguayo, que pendejo, que iluso, que tonto" ... , entre otros, son los calificativos endilgados a todos los que tenemos y practicamos buenos principios.

    Pero como dice Manito, no todo está perdido ... ¡Mantengamos la frente en alto y luchemos por nuestra dignidad y principios que nos honran. Ajustemos este desbarajuste para regocijo de nuestros hijos, nietos y nuestra PATRIA HERIDA!

    Muy valiosa y atinada reflexión, amigo de siempre. Alta estima y cariño inmenso para usted y familia.

    Diómedes Rodríguez Martínez.

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  4. Apreciado Papo, con tus encantadoras narraciones sobre las diferentes etapas de tus valiosas vivencias, contemporáneas para muchos de nosotros, resultan de feliz remembranzas y de fascinantes recuerdos.

    Siempre he admitido, reconociendo tu extraordinaria memoria para retrotraernos con múltiples detalles, palpables hechos y pintoresco devenir de aquellos inolvidables tiempos, cuando en tu excepcional narrativa empleas un lenguaje popular y accesible para todos quienes te seguimos, sin dudas, con extrema atención y sumo fervor.

    Querido hermano, te externo los mejores parabienes, sobre todo, salud, éxitos, estimulando tu espíritu colmado de enterezas que distinguen tu particular manera de manifestarte en todo nuestro libre discurrir a través de los tiempos.

    Con los más cálidos y afectuosos saludos,... Cuqui Rodríguez Martínez.

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  5. Mis agradecimientos a Evelio, Manito, Diómedes y Cuquito por sus comentarios, lo que escribí son recuerdos que han permanecido en mi memoria por mucho tiempo y no quisiera que cuando el calendario comience a borrarlos no quede nada, por eso lo hago; pero es mejor aun que también a algunos les refresque los suyos.

    Papito Mármol

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  6. Vivencias de un auténtico ciudadano que, dulcifica su presente en el recuerdo de su hermoso ayer.

    Antonio Mateo Reyes.

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