lunes, 16 de febrero de 2015
LOS CAAMAÑO PIDEN JUSTICIA
Por Fernando Rodríguez Céspedes
Solo si la muerte de su hijo Claudio Francisco origina un movimiento de opinión pública que contribuya a que cambie el estado de impunidad e injusticias que padece la sociedad, podría la familia Caamaño Vélez, tranquilizarse ante el asesinato de su vástago.
Hace tres años que este valioso joven fue asesinado, por la espalda, ante más de 200 personas en un centro de diversión de Pizarrete, provincia Peravia, por Julio Aquiles Martínez, y un grupo que se sentía tan protegido que no respetó la multitud presente.
Un acaudalado sargento de horca y cuchillo, hermano del victimario, logró atemorizar a los presentes, incluso a los familiares de los heridos, al punto que nadie, salvo el ex guerrillero Claudio Caamaño Grullón, se atrevió a querellarse contra el homicida quien, aunque preso, goza de grandes privilegios en la cárcel.
Han pasado tres años y el juicio se ha reenviado en 42 ocasiones en base a trapisondas para dar tiempo a la neutralización o eliminación de los cuatro testigos iniciales con persecución, amenazas y hasta atentados criminales como es el caso de Abraham Martínez.
Este es el único testigo que se ha mantenido firme por lo que fue agredido a balazos por "desconocidos" y gracias a que sus acompañantes repelieron la agresión pudo salvar la vida. Sin embargo, el Ministerio Publico dictó orden de conducencia en su contra por lo que tuvo que esconderse por temor a que lo metan preso y lo asesinen en la cárcel.
Así, sin testigos, en la última audiencia, el juez Constantino Beltré pretendió, sospechosamente, llegar a juicio de fondo a lo que se opuso la parte acusadora, dando pie a la vigilia y protesta, contra la impunidad e injusticia que hizo la familia Caamaño Vélez y un grupo de amigos, frente a la Suprema Corte de Justicia.
Escuchando los detalles de este accidentado y manipulado proceso y el poder de que goza el sargento, hermano del homicida, las burlas y amenazas que estoicamente han tenido que soportar Claudio Caamaño y su familia de los parientes del victimario, uno se pregunta: ¿hasta dónde van a conducir a este pueblo?
Solo si la muerte de su hijo Claudio Francisco origina un movimiento de opinión pública que contribuya a que cambie el estado de impunidad e injusticias que padece la sociedad, podría la familia Caamaño Vélez, tranquilizarse ante el asesinato de su vástago.
Hace tres años que este valioso joven fue asesinado, por la espalda, ante más de 200 personas en un centro de diversión de Pizarrete, provincia Peravia, por Julio Aquiles Martínez, y un grupo que se sentía tan protegido que no respetó la multitud presente.
Un acaudalado sargento de horca y cuchillo, hermano del victimario, logró atemorizar a los presentes, incluso a los familiares de los heridos, al punto que nadie, salvo el ex guerrillero Claudio Caamaño Grullón, se atrevió a querellarse contra el homicida quien, aunque preso, goza de grandes privilegios en la cárcel.
Han pasado tres años y el juicio se ha reenviado en 42 ocasiones en base a trapisondas para dar tiempo a la neutralización o eliminación de los cuatro testigos iniciales con persecución, amenazas y hasta atentados criminales como es el caso de Abraham Martínez.
Este es el único testigo que se ha mantenido firme por lo que fue agredido a balazos por "desconocidos" y gracias a que sus acompañantes repelieron la agresión pudo salvar la vida. Sin embargo, el Ministerio Publico dictó orden de conducencia en su contra por lo que tuvo que esconderse por temor a que lo metan preso y lo asesinen en la cárcel.
Así, sin testigos, en la última audiencia, el juez Constantino Beltré pretendió, sospechosamente, llegar a juicio de fondo a lo que se opuso la parte acusadora, dando pie a la vigilia y protesta, contra la impunidad e injusticia que hizo la familia Caamaño Vélez y un grupo de amigos, frente a la Suprema Corte de Justicia.
Escuchando los detalles de este accidentado y manipulado proceso y el poder de que goza el sargento, hermano del homicida, las burlas y amenazas que estoicamente han tenido que soportar Claudio Caamaño y su familia de los parientes del victimario, uno se pregunta: ¿hasta dónde van a conducir a este pueblo?
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