jueves, 21 de septiembre de 2017
EL MESÍAS EN LA NOVELA “JESÚS DE LA TIERRA”
Entrevista con Edwin Disla, autor de Jesús de la tierra
Por Alejandro Paulino Ramos, Acento
En el mes de agosto de este año 2017, Edwin Disla, reconocido escritor dominicano, premio nacional de novela Manuel de Jesús Galván del año 2007, dio a conocer su sexta novela, Jesús de la tierra, la cual ya había aparecido en Amazon.com en el mes de enero. La obra, de lectura apasionante y cautivadora, motiva el debate sobre el papel sociopolítico y religioso del personaje de más trascendencia en la historia de la humanidad: Jesús de Nazaret, llamado el Mesías, el Cristo, Rey de los judíos-.
La lectura de Jesús de la tierra conduce al lector por los caminos de la historia, de la fe y de la biblia, sobresaliendo en cada uno de estos segmentos, la imponente personalidad del nazareno. La novela lo presenta como un líder de carne y huesos, que ama, lucha y sufre por los oprimidos.
Para conocer el contenido de esta obra, la cual está llamada a generar controversias, entrevistamos al autor, Edwin Disla, quien durante más de cinco años, según nos cuenta, trabajó en la redacción del texto:
Para comenzar, lo más lógico es que le preguntemos por el título de la novela: ¿Por qué Jesús de la tierra?
—En el capítulo 4 —precisa Disla— el propio Jesús expresa, en una visita imprevista que hiciera a la ciudad de Séforis: «Sí, es verdad, nosotros somos hombres de la tierra, pero no somos impíos, gentes sin ley como quieren decir ustedes, al catalogarnos así. Nosotros somos hombres de la tierra porque somos seres sencillos, humildes, trabajadores arrepentidos de nuestros pecados, dispuestos a correr la misma suerte que ustedes…»
¿Pero en verdad, Jesús predicó en Séforis?
—Ni en el Nuevo Testamento, ni en los evangelios apócrifos se especifica, quizás porque Séforis era considerada por los judíos como una ciudad enemiga debido a que Herodes la había convertido en helénica. Pero recuerda que estamos ante una novela y como tal, una obra de ficción, no ante una biografía. Voy más lejos: en el interesantísimo libro «Jesús. Aproximación histórica», su autor, el teólogo y cura español José Antonio Pagola, afirmó: “no es posible escribir una biografía de Jesús, en el sentido moderno de esta palabra, como tampoco lo podemos hacer de Buda, Confucio o Lao-Tse; no poseemos las fuentes ni los archivos adecuados (…). Sin embargo conocemos el impacto que produjo Jesús en quienes le conocieron. (…)Transcurridos veinte siglos, cualquier persona que se acerca con interés y honestidad a la figura de Jesús, se encuentra enfrentado a esta pregunta: ‘¿Quién es Jesús? La respuesta solo puede ser personal. Soy yo quien tengo que responder’ ”.
Partiendo de lo que dice Pagola, me imagino que para ti, el estudio del Nuevo Testamento fue fundamental para descifrar las verdades y misterios de Jesús. Me podría decir, ¿cómo enfrentaste el proceso de adentrarte en el conocimiento del nazareno?
—No sólo utilicé el Nuevo Testamento, también un sin número de artículos, libros, films y documentales, a los cuales estudié, teniendo siempre presente el consejo de Dante en la «Divina Comedia»: “Los que tenéis el intelecto sano mirad la doctrina que se esconde bajo el velo de los versos extraños”. En la novela, la cronología de la vida del Maestro varía respecto a los textos sagrados, lo mismo que su accionar y el contenido de sus discursos. En ningún momento se muestra dócil, tolerante a un sistema tan inmoral e inhumano como la esclavitud, y es incapaz de pronunciar sentencias contra la dignidad humana tal “a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, preséntale también la otra, y si alguno te pusiera pleito por tu túnica, déjale tu capa”. En otras palabras, el Jesús de la tierra es un hombre honorable, innovador, dinámico, valiente, producto de la historia, y como tal participa en los hechos más sobresalientes de su época.
¿Podríamos concluir, dándole seguimiento a tus planteamientos, que han estado equivocados todos los que, desde tiempos inmemoriales, han negado la existencia del Jesús de la historia?
—Así es. Si el Maestro no hubiese existido tampoco hubiese existido Pablo de Tarso, quien fue el principal persecutor de los seguidores de Jesús y tras, producto de una visión, verlo resucitado, lo desjudaizaría para convertirlo en un divino salvador universal; y de ese divino salvador universal, sin Pablo proponérselo, nacería la religión más influyente y poderosa del planeta: la religión católica.
¿Al decirnos que Pablo, «lo desjudaizaría para convertirlo en un divino salvador universal», lo que pretende afirmar es que Jesús ni realizó milagros, ni resucitó al tercer día?
—Ni los milagros, ni la resurrección entran en el ámbito de la historia. Estos ámbitos pertenecen a la teología.
En los llamados años perdidos de Jesús (desde los 12 hasta los 30 años), ¿es cierto que salió de Israel y estuvo hasta en la India?
—Desde mi punto de vista eso es falso: Jesús nunca salió de Israel, ni siquiera fue a Egipto como asegura el evangelio de Mateo. Para cruzar las fronteras de Israel y además peregrinar, había que tener unos recursos que la familia de Jesús nunca tuvo. Sencillamente él vivió en su Nazaret natal y mientras crecía, avanzaba en sabiduría, y en el favor de Dios, como dicen las escrituras, y no dan más detalles por temor a empañar la divinidad de quien llaman el Cristo, o sea, “el mesías” en hebreo.
Me gustaría que, de acuerdo a su novela, respondiera a una pregunta sobre la vida íntima de Jesús: ¿Fue María Magdalena su esposa?
—Sin lugar a dudas. Es impensable que un judío de su época, primogénito incluso, no fuera casado; un judío además que predicaba o concientizaba con el ejemplo y propugnaba por el matrimonio, añadiendo la sentencia “lo que Dios unió, no lo separe el hombre”. Los evangelistas lo presentan célibe para igualarlo a Pablo de Tarso.
Meditando sobre las causas que motivaron la crucifixión, la cual, la industria cinematográfica presenta siempre con mucha objetividad, a nosotros nos interesaría, sobremanera, su respuesta a la siguiente pregunta: ¿Fueron los judíos los culpables de la crucifixión del Maestro?
—Esa es una de las tergiversaciones más monstruosas de la historia, y que le ha causado un daño terrible al Estado israelí, hasta el punto de muchos considerarlo un Estado deicida. La verdad es que Pablo, para garantizar la proyección de su mensaje, exoneró al imperio romano de la responsabilidad de la muerte de Jesús y se la traspasó a los judíos, a quienes, paradójicamente, el nazareno pretendía liberar. Por esta razón los evangelistas presentan a Jesús antijudío, a Pilatos abogado defensor de él y a su esposa Claudia, simpatizante.
Sobre la traición ejecutada por uno de sus discípulos se ha escrito, unos defendiéndolo y otros acusándolos. ¿Judas traicionó a Jesús, o fue víctima del escarnio, según argumenta Juan Bosch en “Judas Iscariote el calumniado”; o fue, como lo describe el evangelio de Judas, ejecutor de una traición por mandato de su propio Maestro, para que se cumpliera su plan, que era similar al del Padre?
—Ni Bosch, ni mucho menos la secta gnóstica de los cainitas que escribió el evangelio de Judas, tuvieron razones. Uno se apoyó demasiado en la teología para escribir una tesis histórica; y el otro, dejando de lado la ciencia y la lógica, veneraba a los réprobos. Judas sí traicionó a Jesús como afirman los cuatro evangelios canónicos, pero a diferencia de estos, estimo que Pilatos lo infiltró en el movimiento del Maestro desde los inicios de su vida pública, y Jesús vino a descubrirlo solo cuando Iscariote fue a apresarlo al huerto de los Olivos, acompañado de la turba, los soldados del templo y la cohorte romana, lo que retrata a Judas como un excelente agente secreto, quien jamás podría, arrepentido, haberse ahorcado, pues sencillamente estaba cumpliendo con su trabajo.
Finalmente, sus consideraciones acerca de Jesús.
—Creo en el Jesús de la carne, entre otros líderes dignos y nobles como el arzobispo Óscar Arnulfo Romero de El Salvador, a quien le dedico la obra, e intuyo a través de ellos los rasgos del verdadero Dios. Apoyo a los católicos y demás cristianos, fieles al mesías, hijo del Altísimo, porque estimo indispensable alimentar nuestro espíritu por medio a la Palabra, que fue donde se equivocó Marx, pues consideró, para sus teorías, sólo la materia, por eso fracasaron. Pero al mismo tiempo estimo, que esos cristianos no deben rechazar ni mi novela ni ningún otro texto que trate al Jesús de la historia, al Jesús hombre, pues de él surgió el salvador universal, el que dividió la humanidad en un antes y en un después, y difundió las ideas de prosperidad, justicia e igualdad, que al fin y al cabo se impondrán.
Tomado de Acento: acento.com.do
17 de Septiembre de 2017
Por Alejandro Paulino Ramos, Acento
En el mes de agosto de este año 2017, Edwin Disla, reconocido escritor dominicano, premio nacional de novela Manuel de Jesús Galván del año 2007, dio a conocer su sexta novela, Jesús de la tierra, la cual ya había aparecido en Amazon.com en el mes de enero. La obra, de lectura apasionante y cautivadora, motiva el debate sobre el papel sociopolítico y religioso del personaje de más trascendencia en la historia de la humanidad: Jesús de Nazaret, llamado el Mesías, el Cristo, Rey de los judíos-.
La lectura de Jesús de la tierra conduce al lector por los caminos de la historia, de la fe y de la biblia, sobresaliendo en cada uno de estos segmentos, la imponente personalidad del nazareno. La novela lo presenta como un líder de carne y huesos, que ama, lucha y sufre por los oprimidos.
Para conocer el contenido de esta obra, la cual está llamada a generar controversias, entrevistamos al autor, Edwin Disla, quien durante más de cinco años, según nos cuenta, trabajó en la redacción del texto:
Para comenzar, lo más lógico es que le preguntemos por el título de la novela: ¿Por qué Jesús de la tierra?
—En el capítulo 4 —precisa Disla— el propio Jesús expresa, en una visita imprevista que hiciera a la ciudad de Séforis: «Sí, es verdad, nosotros somos hombres de la tierra, pero no somos impíos, gentes sin ley como quieren decir ustedes, al catalogarnos así. Nosotros somos hombres de la tierra porque somos seres sencillos, humildes, trabajadores arrepentidos de nuestros pecados, dispuestos a correr la misma suerte que ustedes…»
¿Pero en verdad, Jesús predicó en Séforis?
—Ni en el Nuevo Testamento, ni en los evangelios apócrifos se especifica, quizás porque Séforis era considerada por los judíos como una ciudad enemiga debido a que Herodes la había convertido en helénica. Pero recuerda que estamos ante una novela y como tal, una obra de ficción, no ante una biografía. Voy más lejos: en el interesantísimo libro «Jesús. Aproximación histórica», su autor, el teólogo y cura español José Antonio Pagola, afirmó: “no es posible escribir una biografía de Jesús, en el sentido moderno de esta palabra, como tampoco lo podemos hacer de Buda, Confucio o Lao-Tse; no poseemos las fuentes ni los archivos adecuados (…). Sin embargo conocemos el impacto que produjo Jesús en quienes le conocieron. (…)Transcurridos veinte siglos, cualquier persona que se acerca con interés y honestidad a la figura de Jesús, se encuentra enfrentado a esta pregunta: ‘¿Quién es Jesús? La respuesta solo puede ser personal. Soy yo quien tengo que responder’ ”.
Partiendo de lo que dice Pagola, me imagino que para ti, el estudio del Nuevo Testamento fue fundamental para descifrar las verdades y misterios de Jesús. Me podría decir, ¿cómo enfrentaste el proceso de adentrarte en el conocimiento del nazareno?
—No sólo utilicé el Nuevo Testamento, también un sin número de artículos, libros, films y documentales, a los cuales estudié, teniendo siempre presente el consejo de Dante en la «Divina Comedia»: “Los que tenéis el intelecto sano mirad la doctrina que se esconde bajo el velo de los versos extraños”. En la novela, la cronología de la vida del Maestro varía respecto a los textos sagrados, lo mismo que su accionar y el contenido de sus discursos. En ningún momento se muestra dócil, tolerante a un sistema tan inmoral e inhumano como la esclavitud, y es incapaz de pronunciar sentencias contra la dignidad humana tal “a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, preséntale también la otra, y si alguno te pusiera pleito por tu túnica, déjale tu capa”. En otras palabras, el Jesús de la tierra es un hombre honorable, innovador, dinámico, valiente, producto de la historia, y como tal participa en los hechos más sobresalientes de su época.
¿Podríamos concluir, dándole seguimiento a tus planteamientos, que han estado equivocados todos los que, desde tiempos inmemoriales, han negado la existencia del Jesús de la historia?
—Así es. Si el Maestro no hubiese existido tampoco hubiese existido Pablo de Tarso, quien fue el principal persecutor de los seguidores de Jesús y tras, producto de una visión, verlo resucitado, lo desjudaizaría para convertirlo en un divino salvador universal; y de ese divino salvador universal, sin Pablo proponérselo, nacería la religión más influyente y poderosa del planeta: la religión católica.
¿Al decirnos que Pablo, «lo desjudaizaría para convertirlo en un divino salvador universal», lo que pretende afirmar es que Jesús ni realizó milagros, ni resucitó al tercer día?
—Ni los milagros, ni la resurrección entran en el ámbito de la historia. Estos ámbitos pertenecen a la teología.
En los llamados años perdidos de Jesús (desde los 12 hasta los 30 años), ¿es cierto que salió de Israel y estuvo hasta en la India?
—Desde mi punto de vista eso es falso: Jesús nunca salió de Israel, ni siquiera fue a Egipto como asegura el evangelio de Mateo. Para cruzar las fronteras de Israel y además peregrinar, había que tener unos recursos que la familia de Jesús nunca tuvo. Sencillamente él vivió en su Nazaret natal y mientras crecía, avanzaba en sabiduría, y en el favor de Dios, como dicen las escrituras, y no dan más detalles por temor a empañar la divinidad de quien llaman el Cristo, o sea, “el mesías” en hebreo.
Me gustaría que, de acuerdo a su novela, respondiera a una pregunta sobre la vida íntima de Jesús: ¿Fue María Magdalena su esposa?
—Sin lugar a dudas. Es impensable que un judío de su época, primogénito incluso, no fuera casado; un judío además que predicaba o concientizaba con el ejemplo y propugnaba por el matrimonio, añadiendo la sentencia “lo que Dios unió, no lo separe el hombre”. Los evangelistas lo presentan célibe para igualarlo a Pablo de Tarso.
Meditando sobre las causas que motivaron la crucifixión, la cual, la industria cinematográfica presenta siempre con mucha objetividad, a nosotros nos interesaría, sobremanera, su respuesta a la siguiente pregunta: ¿Fueron los judíos los culpables de la crucifixión del Maestro?
—Esa es una de las tergiversaciones más monstruosas de la historia, y que le ha causado un daño terrible al Estado israelí, hasta el punto de muchos considerarlo un Estado deicida. La verdad es que Pablo, para garantizar la proyección de su mensaje, exoneró al imperio romano de la responsabilidad de la muerte de Jesús y se la traspasó a los judíos, a quienes, paradójicamente, el nazareno pretendía liberar. Por esta razón los evangelistas presentan a Jesús antijudío, a Pilatos abogado defensor de él y a su esposa Claudia, simpatizante.
Sobre la traición ejecutada por uno de sus discípulos se ha escrito, unos defendiéndolo y otros acusándolos. ¿Judas traicionó a Jesús, o fue víctima del escarnio, según argumenta Juan Bosch en “Judas Iscariote el calumniado”; o fue, como lo describe el evangelio de Judas, ejecutor de una traición por mandato de su propio Maestro, para que se cumpliera su plan, que era similar al del Padre?
—Ni Bosch, ni mucho menos la secta gnóstica de los cainitas que escribió el evangelio de Judas, tuvieron razones. Uno se apoyó demasiado en la teología para escribir una tesis histórica; y el otro, dejando de lado la ciencia y la lógica, veneraba a los réprobos. Judas sí traicionó a Jesús como afirman los cuatro evangelios canónicos, pero a diferencia de estos, estimo que Pilatos lo infiltró en el movimiento del Maestro desde los inicios de su vida pública, y Jesús vino a descubrirlo solo cuando Iscariote fue a apresarlo al huerto de los Olivos, acompañado de la turba, los soldados del templo y la cohorte romana, lo que retrata a Judas como un excelente agente secreto, quien jamás podría, arrepentido, haberse ahorcado, pues sencillamente estaba cumpliendo con su trabajo.
Finalmente, sus consideraciones acerca de Jesús.
—Creo en el Jesús de la carne, entre otros líderes dignos y nobles como el arzobispo Óscar Arnulfo Romero de El Salvador, a quien le dedico la obra, e intuyo a través de ellos los rasgos del verdadero Dios. Apoyo a los católicos y demás cristianos, fieles al mesías, hijo del Altísimo, porque estimo indispensable alimentar nuestro espíritu por medio a la Palabra, que fue donde se equivocó Marx, pues consideró, para sus teorías, sólo la materia, por eso fracasaron. Pero al mismo tiempo estimo, que esos cristianos no deben rechazar ni mi novela ni ningún otro texto que trate al Jesús de la historia, al Jesús hombre, pues de él surgió el salvador universal, el que dividió la humanidad en un antes y en un después, y difundió las ideas de prosperidad, justicia e igualdad, que al fin y al cabo se impondrán.
Tomado de Acento: acento.com.do
17 de Septiembre de 2017
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