viernes, 19 de abril de 2019

LAS BARBAS DEL ABUELO

Por César Brea Tió

Aviso: su tiempo vale oro, no lo pierda leyendo estas bobadas... está avisado. El Autor.

El abuelo de Enya no tiene ni dos dedos de frente ni tres pelos de barba y para colmo tampoco tiene pelos en la lengua. Daniel cree que las barbas del abuelo son una barbaridad y para Ariana su hermana, el "abue" debería poner sus barbas en remojo. A Paúl Sebastián el nieto más pequeño no le gustan las barberías, para él, son cosas de bárbaros. Coincide con El Che que amaba los proletarios pero no a los barberos o con el Chavo del 8 que siempre fue un Chapulín imberbe. Dicen que Jesús tenía una barba como Dios manda. Aunque las barbas de Barrabás fueron la preferida de Pilatos, los escribas y fariseos. Fidel adoraba su barba pero no bailaba la bamba. Las barbas de Marx eran marxistas y las de Lenin leninistas. Pero volviendo al abuelo, este nunca quiso las barbas de Santicló, dice que le daban vértigo y las imaginaba pervertidas desde que se enteró que no le dejaba juguetes a los niños de Bermuda y de Barbados. Más le gustaba Barbarroja por pirata y por pata de palo. Sí, las barbas de Abraham Lincoln y de Juan Pablo Duarte, por respetadas y libertarias. Dice el abuelo que Cervantes tenía barba de chivo y los Reyes Magos barbas de camello. Que las de John Lennon eran barbas de "amor y paz", sobre todo cuando las sobaba a Yoko Ono. Que las de de Bin Laden fueron barbas peligrosas, esotéricas y terroristas hasta que los gringos la bombardearon y Obama fue a poner carnes a la barbacoa. Para el barbado Hemingway las barbas no son más que banalidades de abuelos babosos que resbalan vagamente vacías. Para el poeta Walt Whitman los ángeles tenían barbas ocultas que volaban aladas. Freud tenía barba psicoanalítica y Charles Darwin barba evolucionista. Las de Julio Cortázar eran barbas literarias y las de Caifás y Judas Iscariote barbas bíblicas. Las de San Pedro y Pablo de Tarso eran más bien barbas neotestamentarias. Unamuno, escritor y filósofo barbudo no gustaba de los barbarismos. Para Dostoievski el ruso sus barbas eran como un crimen y un castigo. Cuando Da Vinci pintaba "La última cena" no sabía qué hacer con tantos "barbuses" pero le salió bárbaramente genial el cuadro. El abuelo se despide ahora que espera el nieto(a) número cinco y le cantará..."mi barba tiene tres pelos/ tres pelos tiene mi barba/ si no tuviera tres pelos/pues no sería una barba". ¡Ay, Dios, pero cuántas barrabasadas! Pero "quien barbas tiene con ellas se entretiene", eso dice un refrán. Perdón...

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