martes, 12 de abril de 2016
AURA FRANCISCO, MAESTRA DE VOCACIÓN Y MUJER DE GRAN VALOR
UN MOMENTITO CON MIGUEL
Miguel de Jesús Rodríguez
Locutor y Abogado Dominicano
Para mi época de estudiante se tenía el criterio de que los muchachos tenían ir grandes a la escuela, por eso a los 8 años me inscribieron en el primer curso de primaria, fui recibido por una Maestra que me llenó de amor.
Sus ojos de Luna llena colmaban de luz el aula de la escuela Juan Isidro Pérez que yo ocupaba junto a otros niños. Ella con facilidad se daba a entender, hacia las clases interesantes al tiempo de motivarnos para seguir avanzando.
Procuraba sembrar valores en todos y en esa edad tan difícil nos regalaba alegría al mostrarnos caminos vestidos con esperanzas, se entregaba de manera completa al punto de hacernos sentir sus hijos.
Mujer que con dignidad llevaba el pan a su mesa procurando servir de ejemplo social al abrazarse al Magisterio desde el año 1959 motivada por sus primos y otros miembros de su familia que también se dedicaron a tan noble causa.
Su primer sueldo fue de 32 pesos y siempre quiso tener un carro, sueño que no pudo lograr pero su mayor premio es el cariño y respeto que mostramos los que fuimos sus estudiantes al verla y saludarla.
Fue pensionada al cumplir 33 años de labor con 800 pesos y le fueron aumentando hasta llegar a 5,000 pesos, así como lo escuchan, es el salario mensual que recibe por sus más de de 30 años de labor para formar seres humanos útiles a la Patria.
Ella es alta como la nube blanca que abraza al Sol al final de la tarde para dar paso a la noche, es como la lluvia que besa los pétalos de las flores, ella es la delicadeza y ternura de las olas de un Mar que nos envuelven en su inmensidad.
A sus 82 años sigue siendo inspiración para los habitantes de un Mao que ven en ella más allá de una mujer, un Alma noble que al pasar por las aulas dejó su vida para dar vida a otros a través del alimento del conocimiento.
Nos enseñó el respeto y la solidaridad, amar a Dios y a ser responsables ante la sociedad que espera de nosotros lo mejor, para mí fue un privilegio y alto honor pasar por las manos de Aura Francisco, Maestra de vocación y mujer de gran valor.
Miguel de Jesús Rodríguez
Locutor y Abogado Dominicano
Para mi época de estudiante se tenía el criterio de que los muchachos tenían ir grandes a la escuela, por eso a los 8 años me inscribieron en el primer curso de primaria, fui recibido por una Maestra que me llenó de amor.
Sus ojos de Luna llena colmaban de luz el aula de la escuela Juan Isidro Pérez que yo ocupaba junto a otros niños. Ella con facilidad se daba a entender, hacia las clases interesantes al tiempo de motivarnos para seguir avanzando.
Procuraba sembrar valores en todos y en esa edad tan difícil nos regalaba alegría al mostrarnos caminos vestidos con esperanzas, se entregaba de manera completa al punto de hacernos sentir sus hijos.
Mujer que con dignidad llevaba el pan a su mesa procurando servir de ejemplo social al abrazarse al Magisterio desde el año 1959 motivada por sus primos y otros miembros de su familia que también se dedicaron a tan noble causa.
Su primer sueldo fue de 32 pesos y siempre quiso tener un carro, sueño que no pudo lograr pero su mayor premio es el cariño y respeto que mostramos los que fuimos sus estudiantes al verla y saludarla.
Fue pensionada al cumplir 33 años de labor con 800 pesos y le fueron aumentando hasta llegar a 5,000 pesos, así como lo escuchan, es el salario mensual que recibe por sus más de de 30 años de labor para formar seres humanos útiles a la Patria.
Ella es alta como la nube blanca que abraza al Sol al final de la tarde para dar paso a la noche, es como la lluvia que besa los pétalos de las flores, ella es la delicadeza y ternura de las olas de un Mar que nos envuelven en su inmensidad.
A sus 82 años sigue siendo inspiración para los habitantes de un Mao que ven en ella más allá de una mujer, un Alma noble que al pasar por las aulas dejó su vida para dar vida a otros a través del alimento del conocimiento.
Nos enseñó el respeto y la solidaridad, amar a Dios y a ser responsables ante la sociedad que espera de nosotros lo mejor, para mí fue un privilegio y alto honor pasar por las manos de Aura Francisco, Maestra de vocación y mujer de gran valor.
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