miércoles, 10 de abril de 2013
A PROPÓSITO DE...
¿QUÉ TAN VIEJO, ES VIEJO?
Fernando Ferreira Azcona
Probablemente el título de esta cuartilla no sea lo suficientemente claro. Al menos, así lo siento yo, así que me explico: ¿Qué tan viejo, qué edad o cuántos años hay que tener para ser considerado viejo? Cómo buen técnico, la respuesta es: depende…
¿Y a qué viene la pregunta? Pues a las experiencias vividas y que comparto con mis amables lectores, a quienes, quizás, les “pase lo mismo que a mí”, como dice aquella bella canción que hizo famosa el argentino Roberto Yanés.
Resulta, que cuando yo era un niño de unos 7 u 8 años de edad e iba a El Rubio de vacaciones, veía como ancianos a los hermanos más jóvenes de mi querida madre, es decir a mis tíos, quienes en esa época tendrían unos 25 a 30 años de edad. ¿Es viejo, un ser humano, hombre o mujer, que apenas ha vivido durante tres décadas? Obviamente que no, y esto lo pude comprobar, cuando al llegar a la “peseta” de edad, contraje matrimonio con la mujer que ha caminado a mi lado, y ha sido mi muleta durante más de cuarenta años.
En el ínterin, y con el transcurrir del tiempo, fallecieron los tres abuelos que conocí y con quienes compartí momentos imborrables de dulzura. A pesar del gran amor que les profesé, del respeto y la admiración con que los traté, siempre tuve la idea de que mis queridos abuelos eran unos ancianitos, llenos de bondad y sabiduría. Sin embargo, es probable que a mis casi sesenta y siete años, yo sea actualmente más viejo que lo eran mis abuelos, cuando el Señor los llamó a su lado. No es que yo esté como “un trinquete”, pero todavía soy capaz de trabajar diez horas diarias con toda normalidad y de conducir mi propio vehículo de un extremo a otro de nuestro país. Obviamente, argumentarán aquellos que me ven con los ojos del alma, la expectativa y calidad de vida de los dominicanos ha incrementado significativamente durante las últimas décadas.
Por otra parte, hace unos diez o doce años, momento en que ninguno de nuestros hijos se había casado todavía, llegué a mi casa después de mi jornada de trabajo. “Saludos te mandó, este muchacho… caramba, ahora no me acuerdo cómo se llama”, me dijo mi querida esposa, en frente de nuestros tres muchachos. “¿Quién?, le pregunté. “Se me fue el nombre y no hay forma de que me acuerde”, ripostó ella. “Pero, ¿es joven o viejo?, volví a cuestionarle. “Es joven”, dijo ella inocentemente, “cómo de nuestra edad…” La estruendosa carcajada y los comentarios burlones de nuestros tres mosqueteros, se adueñaron del momento: “ah, pues es un muchachito”, “jovencito…”, “todavía no ha sacado cédula”, entre otras expresiones, surcaron el espacio.
Por último, hoy que nuestro primogénito Fernando cumple cuarenta años, comparto con ustedes esta vivencia, que mi querido hermano Isaías debe recordar perfectamente. Se trata de cuando nuestro adorado Padre cumplió los 45 años. ¡Wao, que viejo era Papá! ¡Tenía todos los años del mundo! ¡No podíamos dejar pasar esa fecha desapercibida! ¿Quién sabe cuántos años más le quedarían? Así que le celebramos una “tremenda” fiesta familiar, en el kiosco de nuestra casa. Posiblemente, quien más disfrutó esa fiesta fue nuestro Tío Estanislao, que era mucho más joven que Papá, y más que hermano, era un gran amigo de nuestro progenitor, y se pasó toda la noche “molestándolo”, con la frase “forty-five” e indicando dicho número con cuatro dedos de la mano izquierda y los cinco de la mano derecha. Fue tanto lo que gozó nuestro inolvidable “Valito”, que terminó con un jumazo de marca mayor. Nosotros, que éramos unos “cuerderos” impenitentes, le encajamos el apodo de “forty five”, a nuestro querido Tío Estanislao, por largo tiempo. Por suerte, que él nunca se puso bravo.
En conclusión, creo que los seres humanos, con el paso de los años vamos ajustando nuestros parámetros de edad, conforme crecemos y nos hacemos mayores. ¿De qué otra manera se podría explicar, que hace cincuenta años, con tan sólo 45 años de edad nuestro Padre tuviera “todos los años del mundo” y que hoy, nuestro hijo mayor, al cumplir sus 40, sea un joven lleno de vida y futuro? Dicen, que siempre que haya una brecha generacional de veinte años o más, la persona más joven verá al de mayor edad como “un anciano”.
Y por último, mi recomendación: disfrute su vida a plenitud. Fíjese que cada día es un presente (un regalo). Viva el hoy como si fuera el último día de su existencia, sin importar que los demás lo vean como un joven lleno de vida o un viejo que ha llegado al invierno de su existencia.
Fernando Ferreira Azcona
Probablemente el título de esta cuartilla no sea lo suficientemente claro. Al menos, así lo siento yo, así que me explico: ¿Qué tan viejo, qué edad o cuántos años hay que tener para ser considerado viejo? Cómo buen técnico, la respuesta es: depende…
¿Y a qué viene la pregunta? Pues a las experiencias vividas y que comparto con mis amables lectores, a quienes, quizás, les “pase lo mismo que a mí”, como dice aquella bella canción que hizo famosa el argentino Roberto Yanés.
Resulta, que cuando yo era un niño de unos 7 u 8 años de edad e iba a El Rubio de vacaciones, veía como ancianos a los hermanos más jóvenes de mi querida madre, es decir a mis tíos, quienes en esa época tendrían unos 25 a 30 años de edad. ¿Es viejo, un ser humano, hombre o mujer, que apenas ha vivido durante tres décadas? Obviamente que no, y esto lo pude comprobar, cuando al llegar a la “peseta” de edad, contraje matrimonio con la mujer que ha caminado a mi lado, y ha sido mi muleta durante más de cuarenta años.
En el ínterin, y con el transcurrir del tiempo, fallecieron los tres abuelos que conocí y con quienes compartí momentos imborrables de dulzura. A pesar del gran amor que les profesé, del respeto y la admiración con que los traté, siempre tuve la idea de que mis queridos abuelos eran unos ancianitos, llenos de bondad y sabiduría. Sin embargo, es probable que a mis casi sesenta y siete años, yo sea actualmente más viejo que lo eran mis abuelos, cuando el Señor los llamó a su lado. No es que yo esté como “un trinquete”, pero todavía soy capaz de trabajar diez horas diarias con toda normalidad y de conducir mi propio vehículo de un extremo a otro de nuestro país. Obviamente, argumentarán aquellos que me ven con los ojos del alma, la expectativa y calidad de vida de los dominicanos ha incrementado significativamente durante las últimas décadas.
Por otra parte, hace unos diez o doce años, momento en que ninguno de nuestros hijos se había casado todavía, llegué a mi casa después de mi jornada de trabajo. “Saludos te mandó, este muchacho… caramba, ahora no me acuerdo cómo se llama”, me dijo mi querida esposa, en frente de nuestros tres muchachos. “¿Quién?, le pregunté. “Se me fue el nombre y no hay forma de que me acuerde”, ripostó ella. “Pero, ¿es joven o viejo?, volví a cuestionarle. “Es joven”, dijo ella inocentemente, “cómo de nuestra edad…” La estruendosa carcajada y los comentarios burlones de nuestros tres mosqueteros, se adueñaron del momento: “ah, pues es un muchachito”, “jovencito…”, “todavía no ha sacado cédula”, entre otras expresiones, surcaron el espacio.
Por último, hoy que nuestro primogénito Fernando cumple cuarenta años, comparto con ustedes esta vivencia, que mi querido hermano Isaías debe recordar perfectamente. Se trata de cuando nuestro adorado Padre cumplió los 45 años. ¡Wao, que viejo era Papá! ¡Tenía todos los años del mundo! ¡No podíamos dejar pasar esa fecha desapercibida! ¿Quién sabe cuántos años más le quedarían? Así que le celebramos una “tremenda” fiesta familiar, en el kiosco de nuestra casa. Posiblemente, quien más disfrutó esa fiesta fue nuestro Tío Estanislao, que era mucho más joven que Papá, y más que hermano, era un gran amigo de nuestro progenitor, y se pasó toda la noche “molestándolo”, con la frase “forty-five” e indicando dicho número con cuatro dedos de la mano izquierda y los cinco de la mano derecha. Fue tanto lo que gozó nuestro inolvidable “Valito”, que terminó con un jumazo de marca mayor. Nosotros, que éramos unos “cuerderos” impenitentes, le encajamos el apodo de “forty five”, a nuestro querido Tío Estanislao, por largo tiempo. Por suerte, que él nunca se puso bravo.
En conclusión, creo que los seres humanos, con el paso de los años vamos ajustando nuestros parámetros de edad, conforme crecemos y nos hacemos mayores. ¿De qué otra manera se podría explicar, que hace cincuenta años, con tan sólo 45 años de edad nuestro Padre tuviera “todos los años del mundo” y que hoy, nuestro hijo mayor, al cumplir sus 40, sea un joven lleno de vida y futuro? Dicen, que siempre que haya una brecha generacional de veinte años o más, la persona más joven verá al de mayor edad como “un anciano”.
Y por último, mi recomendación: disfrute su vida a plenitud. Fíjese que cada día es un presente (un regalo). Viva el hoy como si fuera el último día de su existencia, sin importar que los demás lo vean como un joven lleno de vida o un viejo que ha llegado al invierno de su existencia.
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Feliz Cumpleaños,
Fernandito,
Fernando Ferreira
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Mi hermano,su prosa Florida y digerible me hace cada sentirme orgulloso de ser uno de sus "fans". Este artículo tiene "cócoricamo"¿tendrá que ver con los patines aquellos de la Duarte?. ¿Es la Biblia un referente de la guerra a muerte que libran un tal Matusalén y al otro no se cómo le llamarán?Me dijeron que Don Poro,por aquello de la "gacha".No sigo porque tengo mis manos limpias y no quiero que endilguen otro mote.Tremendo artículo mi hermano .MEEC,Jochy y Cuchara se lo agradecen.
ResponderBorrarMi comentario se fue sin mi nombre porque no soy muy ducho en estos menesteres . Soy Evelio Martínez, para algunos "Poncio Pilato".Amen.
ResponderBorrarOigame mi hermano Fernan,que articulo,es para reflexionar sobre el comportamiento que asumimos muchas veces con relación a los demás.Creo,como tu,que la edad esta íntimamente relacionada con la mente,si usted cree que es viejo,entonces lo es,aunque tenga 20 años,porque su comportamiento así será.Y te digo para reflexionar,porque, cuando dices que! el ver como viejo a personas que solo te llevan 20 añitos es un error,es correcto,así lo creo.Quizás es lo que me pasa con un hermano del alma,con el cual tengo un pleito en la actualidad,y prometo,después de leer tu articulo,disculparme con el. Te felicito hermano. Jochy Reyes.
ResponderBorrarPor fin salio alguien en defensa de los de 60 o más, Gracias Fernan por hacernos ver que ese es viejo dependiendo de la edad de quien lo diga, aunque yo siento que la vejez depende de como te sientas sin llegar a lo ridículo, hay personas de más de 60 que lucen, aparentan y trabajan como cualquier jóven, como hay jóvenes, según mis más de 60, que parentar y actuan como de 60 o más, o sea que se puede ser viejo a esa edad.
ResponderBorrarPapito Mármol
Muy buenas amigos lectores,hago mi aparicion de nuevo,lleno de faltas ortograficcas y puntuaciones ya que estoy usando un aparato ajeno tan viejo que solo pedazos de letras tiene,y como soy del Club ¨´two fingers¨´y ando de vacaciones y las mismas no me permitian entrar a joder con ustedes,ni tampoco me interesa saber de los pleitos de esos dos desasitiados de Jochy y Cuchara,quienes provocados por el enchinchador de Evelio hoy se estan matando.
ResponderBorrarSobre la edad cualquiera se confunde y las falsificaciones de actas ayudan muchisimo ,aparte que el color proteje.Quien dice que Cuchara va para los 70 y Jochy para los 69.
Otra cosa el comenzar a volar temprano confunde,porque yo con mis 53,me hace ver de 54,y es porque cuando las velloneras de 78 rpm o sea de disco parecido a los LP, ya yo estaba metido en el Samoa cuidando la cantina a los 9 años, mientras mi hermano Gregorio Castillo andaba subido en un burro por los predios de Pueblo nuevo con 13 años;Cuchara atendiendo la minifonda de su querida madre y Jochy pegado en la cama del camion de su hermano Felichin.O sea yo tenia vida urbana frente al parque,mientras esos infagnates eran locales.Tal como dice mi querido Fernan es cierto pero existe un rejuvenecedor y envejecedor muy importante y es la ¨plancha¨esta pieza representa entre 10 a 15 años y es la ra zon para que antiguamente esa pieza representaba el calendario suyo.
pronto estaré integrado al equipo,pero ,por Dios Isaias no me juntes con esa tres personas !!Soy un hombre serio ya!!
Manito
Apreciado Fernan,... felicito tu intereresante diatriba y disgregación acerca de la "juventud acumulada", lo que, a mi entender, depende de lo que en determinado momento usted considere su conveniencia.
ResponderBorrarLa edad, como todos sabemos, biológicamente es la correspondiente y genuina, no la que se aparenta ni la que uno pretende,aunque, algunas veces también, resulta una situación mental. Estoy muy de acuerdo con tus excelentes ponderaciones sobre el "cúmulo de páginas retornadas a la izquierda", y, así, las imnúmeras ventajas que nos concede.
El ser "viejo", como quiera se defina o pretenda, denota y nos proporciona útiles herramientas que como la capacidad, paciencia, discernimiento, veteranía y resignación, entre otras connotaciones, nos permiten salvar con eficiencia enormes obstáculos para favorecer la convivencia sana, obtener mejor calidad de vida y un futuro más promisorio, disfrutándolo con el mayor de los albedríos.
Con el cariño y los reiterados abrazos de siempre,... Cuqui Rodríguez Martínez.
Jóvenes:
ResponderBorrarGracias por sus comentarios y por enriquecer con ellos el concepto central de mi artículo.
Que el señor nos conceda seguir acumulando conocimientos y vivencias por muchos años más, con la condición de las compartamos con las generaciones que habrán de sucedernos.
Un abrazo,
Fernan.
Ese es un escrito para nosotros los veteranos resignados pero orgullosos de nuestro productivo transitar (cógelo Cuqui). A mis 62 años cumplidos, a base de duro batallar, me siento en paz con Dios, no así con la sociedad porque considero que aun queda mucho por aportar a favor de nuestros semejantes.
ResponderBorrarBuen artículo Fernan, es para reflexionar.
Le extiendo mi aprecio y estima.
Diómedes Rodríguez.
Fernan: Cuando yo casé a los 21 años, la madrina fue mi hermana Fineta, quien para mi era ya una persona mayor, principalmente porque ella tenía ya todos sus hijos. Al tiempo mirando fotos y analizando fue que me di cuenta que ella solo tenía 28 años de edad. Asímismo, mi abuela que yo creía una anciana, tenía solo 56 años cuando murió. Y ahora me encuentro yo jovencita...
ResponderBorrar¡Qué conveniente!
Lavinia.