Por Ramón “Papito” Mármol
Nunca pares de luchar por tu pueblo, él lo necesita.
Nunca cierres los ojos, cuando él te lo reclama.
Nunca pares de hacer, porque sus necesidades no se detienen.
Nunca te rindas, cuando sabes que falta algo por hacer.
Nunca llores por él, cuando puedes enfrentar sus dificultades.
Nunca permitas que algo no se logre por falta de tu esfuerzo.
Nunca mires sus necesidades, enfréntalas.
Nunca le recuerdes lo que has hecho por él, sino lo que te falta por hacer.
Nunca permitas ver sufrir a tu pueblo cuando puedes darle consuelo.
Nunca digas no, cuando él te necesita.
Nunca te quejes por lo que los otros no hacen, has tú lo que tienes que hacer.
Nunca esperes que él te llame, ponte a su disposición.
Nunca digas no se puede, porque otros podrían hacerlo.
Nunca te detengas, cuando intentas hacer algo por él.
Nunca pares de soñar, cuando puedes crear algo para él.
Nunca dejes de estar presente, aunque haya una distancia que te separe.
Nunca interrumpas al que trata de hacer algo por él, si tú no eres capaz de hacerlo.
Nunca creas que es suficiente lo que has hecho por él, si tú consideras que lo que has hecho por ti tampoco lo es.
Nunca trates de ser parte de sus problemas, sino de sus soluciones.
Nunca digas lo que no puedes hacer por él, sino lo que estás dispuesto a hacer.
Nunca dejes de lograr tus sueños, porque junto a ti tu pueblo también lo logra.
Nunca olvides tus raíces, porque de hacerlo te estás olvidando de ti.
Nunca te rindas que tú eres parte de su historia y su historia se escribe contigo.
Nunca, nunca, nunca dejes de luchar y amar a tu pueblo, porque de hacerlo no serías capaz de luchar y amar a tus padres.
Amigo Papo: ya que en este bien elaborado escrito te refieres al terruño o pueblo en que nacimos, con tu anuencia y la de los MEECianos, me permito decir que de todos los sentimientos humanos, ninguno es más natural que el amor por el pueblo en que nacimos y vivimos los primeros años. El terruño habla a nuestros recuerdos más íntimos, estremece nuestras emociones más hondas. Todo lo suyo lo sentimos nuestro, en alguna medida, y nos parece, también, que de algún modo le pertenecemos, como la hoja a la rama. No se le ama porque se ha nacido en él, sino porque allí se ha formado la personalidad juvenil que deja hondos rastros en todo el curso de la vida. Los maeños nos sentimos muy orgullosos de haber nacido allí y sentimos mucho apego a la Ciudad de los Bellos Atardeceres así como gran nostalgia cuando nos encontramos lejos de él. Amo a Mao con toda la fuerza de mi corazón.
ResponderBorrarHermoso tu "NUNCA PARAR" Con el afecto y cariño de siempre,
Diómedes Rodríguez
Eres hijo calcado de tus dos abuelos "Mama Bata y Papa Abraham " Aquello que recomiendas con no "parar" era lo qe hacían ellos no parar ,Mama Bata con su maquinita haciendo hasta las sotanas del cura (mi padre Franco) y Papa Abraham llenado velas hasta el anochecer .No paráremos ,seguiremos tus atinados consejos .Enhorabuena ,hermano Abrazos . Evelio Martínez .
ResponderBorrarPapito ;estás exhortando en el momento preciso;cuando más necesitado está nuestro pueblo de nosotros ;una generación conocedora de los sacrificios de sus grandes hombres y mujeres que han contribuido con la grandeza de nuestro pueblo y país.La que con hechos debe despertar la parte dormida y educar la que desconoce cuan bello moral y materialmente es Mao.
ResponderBorrarSigamos caminando; dejemos que los perros ladren como dijo Sancho,y preguntemos más hácia delante por las necesidades de nuestro pueblo y busquemos soluciones.
Gracias Papito,muy bueno
Manito
Mi hermano...... solo le pido que nunca deje de hacer sus interesantes artículos......en el texto completo, se nota el amor con que lo hace..... lo felicito.
ResponderBorrarRolando Espinal
Papito, totalmente de acuerdo contigo. Nunca parar de hacer las cosas que el deber ciudadano nos reclama. Si nuestros libertadores y luchadores por la libertad hubiesen parado. Hoy no fuéramos Dominicanos. Muy buenos consejos te felicito. Jochy Reyes.
ResponderBorrarPapo, viejo amigo, lo felicito por su genuina inquietud en pro de la superación personal, estimulando el espíritu combativo en el que debemos revestirnos para confrontar con eficiencia realidades que, por dormirnos, nos ganan la guerra sin desplegar ninguna batalla.
ResponderBorrarGracias Papo por favorecernos con creces con tus auténticas preocupaciones por el mejor proceder y actuar atinado de la humanidad,... Abrazos sinceros y muchos,...Cuqui Rodríguez Martínez.