miércoles, 20 de octubre de 2010

MI TÍA TALLA

A PROPÓSITO...
Por Fernando Ferreira Azcona

Su nombre real era María Altagracia Azcona Azcona y todos le llamaban Altagracia o Taraza, hasta que yo nací. No sé si su nombre era muy largo o difícil de pronunciar para un niño que empezaba a hablar, pero la realidad es que yo comencé a llamarle Talla, y este apodo “prendió” y se generalizó entre familiares, amigos y relacionados.

Talla era una de las hermanas más pequeñas de nuestra adorada Madre, a quien ella amaba entrañablemente. A tal punto, que cuando nuestros padres contrajeron matrimonio, ella se fue a vivir definitivamente con nuestros Viejos. Sólo regresaba a su hogar paterno, de vacaciones.

De tal manera, que Talla fue para todos nosotros otra madre abnegada, dulce, amorosa y apoyadora.

Entre nosotros dos siempre existió, y aun existe, porque Talla vive día a día en mi corazón y en mi mente, un amor muy especial: yo siempre la consideré como una madre y ella siempre me llamó “mi hijo”. Ella nunca tuvo tapujos en decir que yo era su sobrino favorito, ni yo me sonrojaba al expresar que ella era mi tía predilecta.

Recuerdo perfectamente que siendo “un tajalán” yo dormía con ella, en la misma cama y cuando me enfermaba, normalmente apelaba a su asistencia, antes que a nuestra querida Vieja, quien tenía tantas cosas por hacer. “Talla, Caqúa, vaya a buscarme mi tisana”, le voceaba desesperado, desde mi lecho de enfermo, cuando tenía alguna fiebre viral.

Cuando ella y Domingo Rodríguez se enamoraron, y mi hoy compadre Domingo iba a casa a “comer gallina”, yo me sentaba en las piernas de Talla y casi siempre me dormía en sus brazos. Fue así como conocí y aprendí a querer a un hombre maravilloso, íntegro y amoroso. Cuando se casaron, yo iba todas las tardes a visitar a Talla en su casa, en la calle Talanquera.

Con el transcurrir del tiempo, y por razones de estudios, me ausenté de Mao. Primero me trasladé a Santiago a hacer el cuarto año de bachillerato, pues en nuestro pueblo no impartían el cuarto de matemáticas. Con frecuencia, los viernes, Talla se inventaba que debía realizar una diligencia en la Ciudad Corazón, pasaba por la pensión donde vivía y me daba “una bola” para Mao. Obviamente, el objetivo de su viaje era que yo me pasara el fin de semana con la familia.

Luego, me fui becado a El Zamorano, Honduras. En esa época, las comunicaciones eran muy rudimentarias. Así que nos escribíamos cartas periódicamente. Si por alguna razón, una de las mías se retrasaba, ella me escribía indagando qué había pasado. Lo mismo ocurrió cuando me fui a estudiar a los Estados Unidos de América. La única diferencia fue que el intercambio epistolar era más frecuente.

Al regresar a nuestro país, empecé a trabajar en el Central Romana Corporation, en La Romana. Allí nació nuestro primer hijo, Fernando, y allá se pasó Talla alrededor de dos semanas, cuidando a “su hija”, como siempre llamó a mi querida esposa, Nana.

Talla fue la madrina de Fernandito. Ella le enseñó a llamarle “Abuelita Nina”. Al cumplir su primer año, nos rogó que viajáramos a Mao y se lo celebró por todo lo alto. Todavía nuestro hijo recuerda con cariño a su dulce abuelita.

Días antes de que su hija Rafaelina se casara, a Talla se le detectó un cáncer de mama. Batalló contra este flagelo por más de cinco años, pero el 13 de Diciembre de 1990, perdió la batalla.

Cuando ella estaba enferma, yo adopté una actitud “escapista”. No quería ver a un ser tan querido sufriendo por tan terrible enfermedad y por los efectos secundarios de los tratamientos. Así que distancié mis viajes a nuestro lar nativo. Ella se dio cuenta, me llamó por teléfono y me dijo: “Tú estás esperando que yo me vuelva un guiñapo para entonces venir a llorar conmigo”.

Desde esa llamada telefónica me armé de valor y viajé todos los fines de semana a verle. La última vez que la vi con vida fue en una clínica de Santiago, donde estaba interna. Estaba completamente consciente. Al despedirme de ella me abrazó con ternura, me apretó contra su pecho y me dijo: “Te quiero con toda mi alma, con todas las fuerzas de mi corazón”.Nana y yo bajamos las escaleras de la clínica en silencio, nos montamos en nuestro vehículo y salimos hacia Santo Domingo.

Nadie dijo una palabra hasta que pasábamos por La Vega, cuando Nana rompió el silencio y me dijo: “¿Entendiste que Talla se despidió de ti?”. “¿Qué quieres tú decir con eso?”, le repliqué. “Que no la volveremos a ver con vida”, me respondió mi esposa. Di un frenazo que casi nos volcamos. “¿Tú te estás poniendo loca?”, le contesté. “Acéptalo, Mi Amor. Yo sé que es muy duro, pero Talla se despidió de ti”, insistió Nana.

Y así sucedió. Tres días más tarde, Talla le pidió a su esposo e hijos que la sacaran de la clínica, porque ella “quería morir en su casa”. Al día siguiente cerró los ojos para no abrirlos nunca más.

Gracias Talla por todo su amor. Han transcurrido veinte años de su partida a la morada del Señor, y yo la sigo queriendo “con toda mi alma, con todas las fuerzas de mi corazón”.

9 comentarios:

  1. Se dice que los ángeles son seres de luz, no encarnados, enviados por Dios como protectores... Talla fue un "ángel" encarnado. ¡Cuánto amor y comprensión en un ser humano! Todos los que fuimos beneficiarios de su amor, no la olvidaremos jamás. Su vida, que nos tocó a todos quienes nos criamos en la esfera de ese ser maravilloso, se extiende, y nunca perecerá, en nuestros corazones.
    Isaías

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  2. Bueno Fernan: Hasta yo lloré leyendo esto. Recuerdo a la familia de Domingo Rodriguez, a tu tía y sus hijas viviendo en la Duarte casi frente a tu casa. Aunque parezca lo contrario el mundo esta lleno de gente buena.

    Cesar Brea

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  3. Al leer este articulo corren lagrimas por mis ojos, como a todos, no es para menos ya que Talla era especial. Como dice Isaias, fuimos beneficiarios de su amor y no la olvidaremos jamás. Recuerdo sus visitas a Nena (Dra. Juana Peralta con la cual viviamos) y como ella queria a mi hermana Zahira (Que fallecio de Cancer hace ya 7 años) y lo dulce que era con Raul y conmigo. Era un ser muy especial.

    Janio Perez

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  4. Queridos Isaías, César y Janio:

    Gracias por compartir conmigo y los lectores de MEEC, el inmenso amor que recibieron y que sienten por mi querida Tía-Mamá.

    Mientras digitaba ese artículo, el domingo pasado, mis ojos se llenaban de lágrimas constantemente, lo cual no me permitía ver el teclado, pero Talla, que siempre está a mi lado, me ayudó a terminarlo.

    Definitivamente, César, los buenos somos más, pero hacemos menos ruido y luciría, como que el Señor nos manda a buscar más pronto. ¡Que ironía!

    Abrazos,

    Fernan.

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  5. Yo he llorado desde que comenze a leer, para mi fue una persona muy especial, me enseñaron desde niña a llamarle tia, pero al crecer me di cuenta que ya no era mi tia por costumbre si no porque las llevabas en mi corazon a ella y tia nena, fueron una parte muy importante en mi niñez, mas de lo que puedas imaginarte, compartimos el cancer al mismo tiempo y aun en esos momentos tan dificiles no me dejo sola, de alla me mandaba las pildoras con "Jayamas", que tanto me ayudaron, no pude despedirme de ella, pero no hay palabras en mi que puedan describir a esas dos grandes personas, Tia Nena y Tia Yaya.

    Josefina Ferreira
    josefinaferr@att.net

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  6. Caramba Fernan, parece que el amor por nuestra querida Talla era una especie de virus que nos ataco a todos, la recuerdo como un ser lleno de ternura siempre con detalles muy especiales para con nosotros, su viudo, Domingo Rodriguez, es mi padrino y pese a que no suelo hacer publicos los motivos que me inspiran en la literatura y poesia, movida por la tristeza de su partida y la soledad en que quedo inmerso mi padrino, hice una fabula inspirada en ellos: El Vuelo de la Abeja Azul, ya diagramada en editora, y un poema dedicado al amor de esa pareja a quienes desde que naci, he querido entrañablemente. Enviare mi poema a MECC a la espera de que sea publicado y todos los que han querido a Talla y a mi padrino como yo, puedan leerlo. He llorado leyendote, pues esa despedida tan temprana de Talla, toco muy hondo el corazon de quienes tuvimos la dicha de ser parte de su entorno cercano. Un fuerte abrazo de Narcy...

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  7. Queridas Primas Josefina y Narcy:

    Gracias por sus bonitos testimonios acerca de ese ser tan especial, que fue nuestra querida Talla. Ella se daba por entero, sin esperar nada a cambio. Servir y amar al prójimo eran la esencia de su vida. ¡Lástima que el Señor la mandara a buscar tan temprano en su vida! Me imagino que el Sumo Hacedor necesitaba de una madre abnegada para que le ayudara con tantos niños sin madres, en la guardería del Cielo, y nadie como Talla para prodigar amor y atenciones a los necesitados.

    Un beso,

    Fernan.

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  8. Tia taraza es un lucero Que brilla permanentemente en nuestro alrededor, de ella tenemos hermoso recuerdo de nuestra niñez.
    Carmen Azcona

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  9. Querido Fernan

    Aunque tengo una imensidad de anos sin verte, les recuerdo con carino a ti, Nana, Fernandito, Raul & Paula. Y he sabido de sus antenciones con Papi y mami(Fello y Monica) cuando se requiere la familia cerca(gracias). Yo tambien he llorado con tu escrito de mi querida e intranable Tia Taraza. Nuestos momentos felices con ella fueron en diferente epocas pero con el mismo amor recuerdo su carino compartido con Rochy,Lily,Chachy,Carolina,Leanny,Augusto,Julio, Fernandito. Nunca olvide como viviendo a una cuadra de distancia habia unda diferencia abismal economicamente entre ella y papi. Sin embargo,ella nunca olvido a su querido hermano Fello ni a ninguno de nosotros sus sobrinos. El juguete que el nino Jesus no le dio tiempo de dejar en casa, siempre lo dejo en la suya para mi. Tuve el immenso privilegio de verla en casa de nuestro querido Rolando aqui en NY en su ultimo ano, y que abrazo nos dimos!,todavia lo llevo caliente en mi corazon. Mi viejo y ella han sido siempre una gran inspiracion en mi vida, su nobleza, bondad, principios y etica me acompanaran por el resto de my vida. Gracias, por tus memorias, el legado de Tia Taraza en nuestras vidas trascendio su propia partida! Un fuerte abrazo.

    Gisela Azcona Roubeck
    roubeck@optonline.net

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