jueves, 10 de febrero de 2011

LAS PROMOCIONES LITERARIAS DEL 90 Y 2000

ANÁLISIS LITERARIO
Por Carlos José Reyes

Iniciando la década de 1990, en República Dominicana se gestaron sendos grupos literarios con tendencias desiguales pero con proyecciones similares en cuanto al rechazo de lo existente. Surgen por entonces la Metapoesía y el Interiorismo, concebidos por Jorge Piña y Bruno Rosario Candelier, respectivamente.

El escenario precedente estuvo dominado por los ideales de la Generación de los 80 y su poética del pensar de la mano de José Mármol, Plinio Chahín, Médar Serrata, Dionisio de Jesús, Tomás Castro, Sabrina Román, Martha Rivera, entre otros. Un contexto en el que el debate de las ideas existenciales y filosóficas crearon las bases para la ruptura definitiva con un pasado literario de raigambre socialista e insular. Con el inicio de la década del 90 se forma una nueva conciencia poética que no desdeña la posibilidad de revisar los valores impuestos por el grupo anterior y que redefinía los presupuestos teóricos de los postumistas, sorprendidos, contextualistas y pluralistas.

La Metapoesía, aupada por su creador inmediato, Jorge Piña, expuso su criterio programático en un Manifiesto publicado en la prensa de entonces (Biblioteca, de José Rafael Lantigua), reeditando así la manera de los postumistas y cuarentiochistas (postulados) enmarcar su propuesta creativa.

La fundamentación teórica de la Metapoesía proviene del psicoanálisis freudiano y de Lacan, observándose en sus creaciones una manifiesta preocupación por lo onírico y el subconsciente. Sin dar de lado al mito, la Metapoesía reelabora la esencia del lenguaje -que en los ochentistas se desinstrumentaliza- para metafisicalizarlo en una noción crítica de la dualidad trágica del Eros-Thánatos, creando así una poesía que retrotrae lo clásico a lo nuevo, conjugación tácitamente dualista como la conciencia del individuo. Con su lema “El poema es metalenguaje” siguen el curso de los impulsos inconscientes tanto Jorge Piña como Karina Rieke y Joel Almonó.

El Interiorismo de Bruno Rosario Candelier propone, por su parte, una indagación del mundo interior del ser individual, con fondo metafísico y dimensión casi teológica de una realidad trascendental. Los poetas interioristas auscultan en su naturaleza anímica los pormenores de la condición humana desde la experiencia espiritual. Con evidente reminiscencia de los poetas místicos españoles Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, los interioristas orillan la creación a la busca de una esencia ignorada por el común de los demás, específicamente de aquellos que no comulgan con las ideas iluministas del mundo ideal. Pedro José Gris, Jaime Tatem Brache y Carmen Pérez Valerio pueden dar testimonio de ello.

Con estas dos propuestas literarias habrá de iniciarse la década de 1990 y tendrá en los creadores posteriores una ramificación más o menos influyente, con la desventaja, para el grupo de Bruno, del transfuguismo producto de la ortodoxia teórico-creativa de sus integrantes.

Para la década del 2000 se habla de destinos individuales, no obstante se siente un peso específico en cuanto al pasado ochentista que no fue del todo superado por la promoción del 90. No obstante en los ´90 se habló del neobarroquismo de León Félix Batista y en 2000 del realismo sucio de Frank Báez.

Pero veamos algunos de los autores –con sus obras- de las dos promociones mencionadas, los cuales han salido de los talleres literarios nacionales, tanto provinciales como capitaleños.

Basilio Belliard ---------------------------Diario del Autófago
Jorge Piña ---------------------------------Andrógino Ciego
Amable Mejía -------------------------------Días de Semana
Gerardo Castillo ---------------------------Entre Dragones
Bergson Rosario ----------------------------Cascada de Sueños
Joifre Pimentel ----------------------------Versión de la Luna
Valentín Amaro -----------------------------En el temblor de las Visiones
Rosa Silverio ------------------------------De vuelta a Casa
Rita Indiana Hernández ---------------------La estrategia de Chochueca
Lissette Ramírez ---------------------------Círculo Diurno
Augusto Bueno ------------------------------Otra forma para Morir
Juan Nicolás Tineo -------------------------Perros Sueltos
Frank Báez ---------------------------------Págales tú a los Psicoanalistas
Eulogio Javier -----------------------------Odio a los Espejos
Simeón Arredondo ---------------------------Ingeniería del Verso
Romina Bayo --------------------------------Danza de Soledades
Pablo Reyes --------------------------------Espuma de Angel
Ramón Antonio Jiménez ----------------------El Tao
Máximo Vega --------------------------------Ana y los Demás
Randolfo Ariostto --------------------------Alba sin Madre

Características generales de estas promociones:

-Influencia de la Metapoesía y del Interiorismo (gran parte de los autores de los noventa han pasado por el Ateneo Insular).

-Tendencia a la poesía breve, tipo haiku; estructura de facturación visual (léase vanguardismo formal).

-Influencia de poetas como Alejandra Pizarnik, Jaime Gil de Biedma, los neobarrocos brasileños, etc.

-Atención a temas poco tratados en la literatura dominicana (la homosexualidad).

-Agotamiento del tema trujillista (se perciben nuevos rumbos temáticos).

-Preferencia por lo citadino (el escenario ciudadano cobra fuerza en las creaciones).

-Introducción de personajes marginales en el contexto de la obra (prostitutas, homosexuales, locos, suicidas, proxenetas y alcohólicos).

-Expansión del tema de la soledad y el desgarramiento ante un mundo sin valores (vacío existencial, culto a la muerte, emociones depresivas y recurrencia al desahogo lírico).

-Ausencia de todo contenido político (con ciertas excepciones como las de Dagoberto López Coño, Avelino Stanley y Viriato Sención).

Estas características generales –y muchas más- se pueden rastrear tanto en las obras poéticas como en las narrativas y dramatúrgicas. El boom de la literatura dominicana se ha dado especialmente en estas promociones gracias al crecimiento de los talleres literarios y las casas editoras como Santuario, Letra Gráfica, Búho y Ángeles de Fierro.

Estas dos décadas de literatura dominicana no han sido solamente dominio de los autores capitalinos sino que también se han visto nutridas con el aporte de los grupos literarios y autores de las provincias que, hilando sus escritos en el silencio de las lejanías, poseen tanta calidad como los consagrados exponentes de la metrópolis.

La Línea Noroeste en las Letras Dominicanas -1990-2010-

Como ya hemos dicho, las provincias han hecho su aporte a la literatura dominicana, cuando esencialmente solo se reconoce la producida en el ámbito capitalino. Con excepciones que no superan la decena se han reconocido, en certámenes literarios nacionales (entiéndase Casa de Teatro, Funglode, Premios UCE y Anuales de literatura), obras de autores provincianos, desconocidos de los círculos intelectuales de Santo Domingo.

Sin embargo, la región del noroeste ha producido en los últimos veinte años una bibliografía que aporta valores estéticos al concierto de la literatura nacional, determinándose paulatinamente como un faro luminoso presto a lanzar sus gritos de luz para que nos tengan que oír.

Pero iniciemos un pequeño recorrido por los caminos de la literatura noroestana, con el propósito de conocer sus autores representativos, las obras de éstos y los rasgos típicos de sus ejecuciones estéticas.

Valverde

La provincia Valverde, conformada por las comunidades de Mao, Laguna Salada, Esperanza y Amina, tiene una fecunda historia literaria que se remonta a los tiempos del bardo Juan de Jesús Reyes Aranda. Pero como el contexto que estudiamos en esta ocasión es el de las promociones de 1990 a 2010, nos circunscribimos a lo escrito y publicado a partir de 1990.

En 1991, Yonni Muñoz publica su poemario Ritual del Tiempo, que reedita en 2004. Es un libro que resume las impotencias sociales de un hombre conmovido por el drama humano de la miseria dominicana en todos sus aspectos. En el mismo aparecen elementos vanguardistas junto a esquemas expresivos propios de la antipoesía en un todo compacto al que su autor ha dado el nombre de grotericismo. El vanguardismo de Yonni:

“deroguen mi figura potestad
                    pululen
                            martillen
                                      anden
                                           y más
                      y hallarán en mis túes
                                               otro mí.”


se desliza con rigor por zonas turbulentamente sociales:

“Hace tiempo alguien dijo esa verdad
y aún siguen los cactus
pululando
en el rostro martillado
de los hombres.”


con denuncias que muestran el fervor reaccionario de una conciencia libertaria:

“Ahí está Dios
extasiado en el viento
con su hacha de verdugo
tomada por el mango
esperando su turno.”


La poesía de Belkis Torres, por el contrario, apuesta por los presupuestos interioristas e intimistas propios de una estructura espiritual conteste con las exigencias de los sentidos. La sensorialidad de Belkis se desplaza por resquicios geográficos que tienen como trasfondo una historia del alma:

“Aun estás en mí, Marinero fugaz
como la huella que deja una gaviota
a una playa en soledad.”


Del interiorismo le llega la cosmovisión poética de lo ignoto:

“Acaso no es el agua
la imagen insondable de un amor divino.”


Y en su haber contemplativo se identifica la soledad y el vacío de su existencia:

“Una mujer sola
se ha perdido en la avenida
sus ojos quizás
son un espejismo de la nada.”


Emmanuel Rodríguez trabaja en sus cuentos de Fuan Fuá y otras peripecias (2007) las realidades de tierra adentro, con donaire lírico que a veces raya en prosa poética. El realismo lingüístico en los cuentos de Emmanuel procura la radiografía social de seres cuasi desclasados, habitantes empedernidos de la ciudad Pobreza:

-¡Franciquito! ¡Qué te levante te he dicho, carajo! ¡Si me hace di ahí, te pego un par de rebencazos, jaragán!

Junto al elemento de la superchería:

“-¡Unjú…!
-¿Cuái e su problema?
-¡Aaaah Yo… yo quiero leerme la taza.”


encontramos el tinte netamente político:

-¡Maldita carretera! ¡Maldita carretera! ¡Y no la arreglan porque se roban lo cuarto!

Al hablar de Juan Nicolás Tineo tenemos que referirnos al autor que se decanta por la transparencia escritural, con una poesía libre de retoricismos y una narrativa con olor a orina, como entendería él aquella creación que no desdeña los temas sociales y las vivencias del escritor. Autor de Pinitos (2000), Versos en cautiverio (2006), Perros sueltos(2006) y Temporario (2008), Juan Nicolás Tineo concreta así un corpus literario que ya se regodea en el intimismo:

“Tus ojos
son luceros
que me iluminan
en esta obscuridad”


o que por momentos se intelectualiza:

“El Y2K provocaría la caída de la electricidad; pese a haber acabado la Guerra Fría, pudo producirse la desorientación de un satélite y provocar el disparo de un misil.”

Augusto Bueno nos invita a elegir Otra forma para morir (2007), y lo hace con el rigor de un poeta en trance, posesionado por metáforas relampagueantes:

“El agua amarra mi herida
hay una multitud integrada
los jades suicidándose al tocar
la superficie del llanto
resurgir de tierra
la lluvia abre una golondrina
en el canto de mi existencia.”


Su otra forma para morir parece inevitablemente novedosa a juzgar por su odio-amor de la muerte:

“Hay días que odio frenéticamente la Muerte
ayer murió mi hermano de blancura súbita”


Los temas de Augusto Bueno derivan de sus lecturas de poetas malditos y de vivencias marginales que lo atormentan hasta la escritura. La homosexualidad en Habitantes Invertidos (inédito) o la incitación moral en Introspección de retorno (2010) nos dan una medida perfecta de su calibre nicotínico.

Randolfo Ariostto, indigenista en La Soraya (2008) y dantesco en Villa Agreste -Primeras muertes- (2009), nos conmina, con Alba sin madre (2010), a reconsiderar la lectura de poemas desde una plataforma semiótica, recurriendo al juego lingual del neologismo metafórico. Su terminología creada:

“Tu inclaridez descalza los cuerpos”
“El perro imblanco del invierno”
“Alberca de luz lambiscona”
“Esta línea pluscolor”


nos introduce de forma perturbante:

“Incestos.
Esquizofrenias.
Grasientos días coagulados de
vírgenes encebolladas.”

“Tramitando tu rostro
en torrentes irreconocidos
al mefistofelismo urbano.”


en una marea cojonudamente plasticista:

“El plexo del día pellizca la nada.”

“…revolcándonos entre racimos
de espuma.”


Otros escritores de la provincia Valverde son: William Nívar Fernández, Bartolo Cabrera, Miguel Vélez, Naudy Estévez, Juan Augusto Santana, Expedito González, Juan Dietsch, Rosa Elina Rivas, Alfonso Torres, Juan Francisco Cruz Rodríguez, Rafael Darío Herrera, Francisco Almonte, Víctor Melitón Rodríguez, Edwin Disla, Luis Manuel Ledesma, José Luis Pérez Helena, Héctor Brea Tió, Carlos Manuel Pena Fermín, entre muchos otros.

Santiago Rodríguez

En esta provincia la labor literaria se limita a las creaciones solitarias, anónimas y sin muchas pretensiones de trascendencia, ciertamente con alguna excepción.

Las comunidades de Los Almácigos y Monción, pertenecientes a Sabaneta, han parido algunos escasos autores quienes viéndose precisados por urgencias del alma han esgrimido la pluma con ansias de eternizar algunos versos.

Eudaldo Antonio Hiciano, autor del libro Cronología de un pueblo -Antología de mitos, es un poeta de inspiración patriótica que busca en sus escritos la perdurabilidad del alma nacional. Su patriotismo se expresa a través de un verso claramente directo:

“Luchaste con tu meta definida,
lograr las libertades patrias
fue la mayor proeza de tu vida.”


Yisel del Carmen Arias se nos muestra íntima en treinta poemas elegíacos escritos con la sangre de su angustia. En su Cacique habitual reta la muerte verso a verso enseñoreándose con su fuerza de espíritu para vivir un poco más de poesía. Sus versos la dibujan como un alma en pena que bufa contra la crueldad del destino:

“Ya no sé si es que la vida es muy larga
y la muerte resulta corta.”


Otras veces, como en antitética realidad, nos muestran su lado entusiasta:

“Hoy me levanto con nuevos
deseos de vivir y amar”


Otros poetas de Sabaneta son Papo Fernández, J. R. Orlando Reyes y Luz Eliana Espinal Peralta.

Montecristi

La provincia de Montecristi, formada por Las Matas de Santa Cruz, Villa Vásquez, Castañuelas, Guayubín, Cana Chapetón y Villa Elisa, ha dado al parnaso nacional dos grandes creadores: Andrés Avelino y Manuel Rueda. Otros, como Chery Jiménes Rivera, no han tenido trascendencia parecida a los dos mencionados aunque sus nombres figuran ya en las páginas de la historia literaria del país.

De los grupos literarios Chery Jiménes R. y Ciliya, de Montecristi, han salido los escritores que hoy ostentan la bandera literaria moderna de esa histórica provincia.

El Chery Jiménes, adscrito al Ateneo Insular, congrega en su seno a los interioristas Vidal Adolfo Cabrera, Eduardo Tavárez Justo, Joifre Pimentel y Olga Lobetty. El Ciliya, de Bergson Rosario, ha acogido dentro de sí a varios creadores que propugnan por una nueva conciencia estética.

En Bergson Rosario hay una poesía que dice para cantar y canta para decir. Repleta de suspiros amatorios, a veces se torna filosófica y otras veces cuelga del pensamiento como una nota musical que estalla en canción.

Lúdica de la piel (2007) y Suspiro de la piel (2010) son dos espacios para el verso combativo: el combate de las pieles en el escenario de las penumbras. El Bergson filosófico:

“La muerte
estímulo secreto de mi vida
deambula conmigo desde
la oscura alcoba placentaria.”


deriva en un barroco acentuado:

“…de la extinción
con caparazón de coleóptero
cobertor de aliñadas alas claves
para el vuelo nupcial y la parafernalia
de los sentidos quinto y sexto
crearon una aureola en torno
al universo.”


El erotismo de Bergson Rosario unas veces es sereno:

“Dulce suspiro
canción de alondra
ternura ciega
penumbra rutilante
y tú
en medio de mí
sembrándote en el viento
bebiéndome la esencia
que hace mil años
depositaste con la flor de tu sonrisa”


y otras exaltado:

“Correré la selva de tu piel
consumaré la vida
el aro de fuego matutino
desbordará la paz
no podremos ser
ni un tú ni un yo
sino la perpetua vanguardia
del polen y el acíbar.”


Joifre Pimentel, autor de Versión de la luna (cuentos, 1999), es un poeta que teje en silencio sus telarañas oníricas donde irremediablemente quedamos atrapados los que tenemos complejo de insectos lectores. Con una expresión que se precia de clasicista:

“La pausa es tan ampulosa como el lontano mar”

Nos transporta por lugares afanosamente recargados:

“Piloncito tanto había oído de aquellos que conocía perfectamente la intención de aquél megaterio. “

“Dadnos el bastón de doblegar la víbora, de incendiar la ira, de enmohecer su lengua insidiosa, de ahorcar el feto íncubo.”


De la escritura de Joifre se extraen las más variadas consideraciones: se puede encontrar en él al neobarroco que rezuma cultura, al interiorista que muerde la vara del espíritu o al costumbrista que nos pone en contacto con la realidad de su pueblo.

En Montecristi tenemos también al cuentista Ramón Helena Campos, autor de La botija y otros cuentos, fiel paisajista de la condición del hombre noroestano.

Dajabón

La literatura de Dajabón, con sus pueblos de Partido, Loma de Cabrera, El Pino y Restauración, posee escasos nombres que la representen culturalmente. El taller literario Bolívar Belliard Sarubi es el epicentro creativo de donde provienen los nombres de Rubén Villalona, Norma Holguín-Veras y Edwin Martínez Sosa, todos con una obra de búsqueda de la propia voz, aposentada por ratos en el clasicismo formal y otras veces en el inmediatismo temático.

De Dajabón nos vienen también las voces de noveles escritores como Ronny Soler, autor del poemario Tropiezos de muerte, o Silvano de la Rosa (El Vencedor), autor del libro Del odio nace el amor, con “poemas” que unas veces se antojan trivializantes:

“La lechosa es una fruta que debemos consumir
Cada vez que usted come debe tomarse una batida; y siempre
te repito cuidado si te equivoca
si tú quieres una batida pídela de lechosa.”


Y las más de las veces se tornan romanticonamente detestables:

“Me llevaron al Hospital
a ver cuál era ese tipo de enfermedad
pero lo que pasaba era que el que sufre por una mujer
ni siquiera hambre le da.”


El esfuerzo que han hecho los escritores del noroeste, no obstante, puede considerarse de loable en vista de que la mayoría se ha desarrollado lejos del ambiente cultural capitalino, con las estrecheces intelectuales del provincianismo y la ruralidad. Algunos han logrado publicar sus escritos, otros mantienen en el calor de una habitación sus más preciados tesoros del pensamiento y quizá algún que otro osado ha intentado dar a la estampa los primeros esbozos de su inquietud, ya con cierta capacidad creativa ya con malogrado estilo de intrascendencia.

Es preciso resaltar que la labor de los talleres literarios promete subsanar los entuertos de muchos jóvenes que a veces no conocen el terreno literario y que en sus filas pueden recibir las orientaciones debidas para una mejor noción del arte literario.

BIBLIOGRAFÍA

Taller Literario César Vallejo. Boletín. No 18 –Año 27 –Octubre 2006. Santo Domingo.
Letras del Sol. Carlos Reyes. 2009. Angeles de Fierro, San Francisco de Macorís.
Fuan Fuá y otras peripecias. Emmanuel Rodríguez. 2007. Editora Búho, Santo Domingo.
Alba sin madre. Randolfo Ariostto. 2010. Angeles de Fierro, San Francisco de Macorís.
Otra forma para morir. Augusto Bueno. 2007. Angeles de Fierro, San Francisco de Macorís.
Perlas Líricas. Belkis Torres. 2004, segunda edición. Editora Lozano, Santo Domingo.
Ritual del Tiempo. Yonni Muñoz. 2004, segunda edición. s/f, s/n. (fecha suministrada por el autor).
Pinitos. Juan Nicolás Tineo. 2006, segunda edición. Editora Búho. Santo Domingo.
Temporario. Juan Nicolás Tineo. 2008. Urpi Editores. Santo Domingo.
Lúdica de la piel. Bergson Rosario. 2007. Editora Búho. Santo Domingo.
Suspiro de la piel. Bergson Rosario. 2010. Editora Búho. Santo Domingo.
Yo, íntima en treinta poemas elegíacos. Yisel del Carmen Arias Vargas. 2008. Editorial Somos Literatura. Santo Domingo.
El Interiorismo. Doctrina estética y creación literaria. Bruno Rosario Candelier. 2001. Publicación del Ateneo Insular, Moca, Rep. Dom.
Del odio nace el amor. Silvano de la Rosa. s/f, s/n.

2 comentarios:

  1. Mi estimado poeta,
    Esta no es una pregunta cargada, sino mera curiosidad:
    ¿Por qué no aparece Jimmy Valdez, el ganador del concurso Letras de Ultramar 2009, en este ensayo?

    ¿Por qué Francisco Almonte aparece solo de pasada, lo mismo que Rafael Darío Herrera?

    Isaías

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  2. La pregunta es válida y justiciera.Este breve esbozo ensayístico lo escribí para entregarlo al profesor Bergson Rosario como examen final de la asignatura Literatura Dominicana II;lo escribí de un tirón y respondiendo al esquema que nos pidió el profesor en el que solo se especificaban algunos autores de nuevo cuño(de las generaciones del 90 y 2000, más de esta última).Bergson nos pidió trabajar a los autores de una provincia específica de la Línea Noroeste pero yo decidí realizar una especie de panorámica de toda la Línea ateniéndome a que ya había realizado un trabajo más amplio cuando hice la antología LETRAS DEL SOL.Al no evaluar a Rafael Darío Herrera en este trabajo no incurro en un olvido sino en una especificidad relativa a la naturaleza del estudio.Con relación a Jimmy Valdez, no se ha olvidado sino que al no tener un libro de poemas de él a la mano me era cuesta arriba realizar un juicio más certero sobre su obra para este estudio;solo tengo de Jimmy su obra de teatro "La redonda peña despeñada" de la cual pronto te envío un comentario.Fueron muchos más los que quedaron fuera de esta crítica, no por rechazo sino por cuestiones de limitación a sabiendas de que los mismos han realizado una loable labor en el campo de la literatura.
    Rafael Darío Herrera y Francisco Almonte son eminentemente ensayistas aunque ambos han tocado la poesía en ciertos momentos pero no tienen libros de poemas;para esta investigación me limité a las obras poéticas y narrativas.

    Con afectos,
    Carlos Reyes

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