domingo, 6 de marzo de 2011

MONUMENTO A NUESTROS HÉROES

También me solidarizo con la propuesta de Ramón Expedito, no por moda ni por avalancha, sino por un sentir patriótico que va a honrar directamente a la gran cantidad de hijos de Mao que han sacrificado su vida por la patria entera. Debemos de ser uno de los pueblos que más sangre ha aportado a la liberación nacional y sus luchas contra las intervenciones extranjeras. Ahí está La Barranquita, tan pobremente olvidada en nuestros libros de historia patria. Los restos de Máximo Cabral y Carlos Daniel deben descansar en el Panteón Nacional junto a los más grandes de la República.

Dos hombres nacidos en nuestra provincia son próceres que honrará la eternidad. Con mayúsculas escribimos sus nombres JOSE FRANCISCO PEÑA GOMEZ Y EL CORONEL RAFAEL FERNANDEZ DOMINGUEZ.

Debemos resaltar los nombres de cada uno de los maeños asesinados durante la tiranía trujillista, los que partieron junto a Manolo en la gesta guerrillera del 63. Todavía a muchos nos duele la muerte tan noble y tan romántica de Papito, Piculín y Reyito. Al conjunto de hombres de Mao que pelearon en el Abril Constitucionalista. A los muertos de Balaguer. Y muchos otros que aún sin perder la vida en estos combates libertarios, fueron tan valientes y tan entregados a la patria como los que fallecieron. Pienso en Joseíto y Rafita Crespo, en Pitifia y Arnulfo Reyes, en Monchy Valerio, en Tito, en Domingo Almonte, Pango, Sergio Peña, Milet Haddad y Evelio Martínez. En Ledesma Colón, Euclides Morillo, El Artillero. No olvidemos los maeños torturados en la 40: Lisandro Macarrulla Reyes, Yoryi Morel Inoa, Charlie Bogaert, José Eduardo Sánchez Reyes, Fulvio Noel Felipe Madera, Víctor Eduardo Grisanty Missick (Montecristeño que vivió unos años en Mao), a Ramón Saint-Hilaire Pichardo (de Sabaneta, pero trabajó un tiempo en Mao), a Belarminio Díaz Sánchez, Món Ramirez Torres, José Tomás Matías. Y otros muchos nombres que no logro recordar. Esos son los mejores maeños. Loor eterno a su memoria. Un monumento es poca cosa para recordarles. Sus gestas deben ser explicadas en las escuelas de nuestra provincia. Hacer seminarios, tertulias, congresos para darlos a conocer a las nuevas generaciones. Un pueblo que olvida a sus grandes hijos está condenado a repetir la barbarie.

César Brea

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