LEYSIMELOCUENTA

¡QUÉ SANAS ERAN LAS COSAS DE CUCHARA!
Por Ley Simé

Todo empezó en el parque, cuando un grupo de amigos tertuliaban, ya casi se aproximaba el medio día y todos debían marcharse a su casa, cuando alguien dijo: "Vamos a bebernos un par frías en la Bayro, antes de irnos a comer". Todos estuvieron de acuerdo y Cuchara dice: pero dos nada más. Empezaron y entre chiste y anécdotas el ambiente se les iba poniendo bueno. La última y nos vamos decía uno y cuando la terminaban, ya, ya la última y venía y las cervezas los iban poniendo "húmedos" a todos. Risas y celebraciones. Cuando uno terminaba su historia, otro empezaba la suya y así se fueron hasta cerca de las ocho de la noche, cuando deciden parar y romper el grupo.

Cuchara sale para su casa, ya la comida no importaba. La llenura de cerveza cubría ese espacio. En la calle Duarte esquina Capotillo, Publio González (QEPD) tenía un colmadito, a una esquina de donde vivía Cuchara, quien entra al colmadito y pide una cerveza y empieza a tomársela frente al "mostrador". Eran las 8:00 P.M., y comienzan a llegar clientes al colmado a comprar algo para acompañar la cena. Dame una cuarta de espaguetis, decía una señora vecina y conocida por Cuchara. No, no, dale una libra de espaguetis y pónmelo a mi cuenta. Otra pidió media libra de salami y Cuchara: no, dale un salami entero; una cuarta de queso, decía otra. Cuchara: no, dale una libra. Un arenque… no, dale cinco pa’que cenen bien y así sucesivamente el espléndido Cuchara puso a cenar bien a todo el vecindario. Entre las cervezas que consumió y los regalos que repartió, Cuchara tuvo que pagarle a Publio el sueldo del mes.
Cuando Cuchara le puso el cheque en la mano a Publio, le dijo: ¡NADIE ME VUELVE A HACER TOMAR UNA CERVEZA SIN COMER!II
El equipo de beisbol amateur de Mao inició una eliminatoria con Villa Vásquez que era el campeón de esa zona, para determinar el campeón de la Línea Noroeste. El equipo de Mao visita primero a Villa Vásquez. Ese domingo se enfrentan en un duelo sin cartel los espigados pitchers Secundino Almonte, por Villa Vásquez y Jovellanos Tejada, por Mao. El juego llegó a entradas extras empatado una a una. En el inning quince batea Rolando Espinal, Cuchara, con corredor en segunda y le da un tremendo lineazo a Secundino, que puso a Mao delante dos por una. Jovellanos, que al igual que Secundino se mantenía en el box todavía, sacó el cero en el último episodio y Mao ganó ese primer encuentro que finalizó pasado las tres de la tarde. Júbilo y alegría tanto por haber ganado el juego, como que ya se iba a comer porque estaban hambrientos todos. Habían acordado no celebrar el juego de la tarde por la hora que había terminado el primer juego. Cuchara averiguó rápido el lugar donde iban a comer y fue el primero en llegar. Se sentó a la mesa donde había un recipiente con toda la carne que debía comer el equipo entero. Pues don Cuchara se comió la palangana de carne y le dejó al resto del equipo un moro de habichuelas vacío. Ese día no lo ablandaron allá mismo, porque fue el héroe del juego ese abusador. José Fermín, Mimín, me dijo: tú sabes por qué no lo mato, porque vive casi frente a mi casa y después me sale de noche. Y ese si debe ser un muerto feo.

III
Era una costumbre de Cuchara y un grupo de amigos, entre ellos Caín, (que se enojaba cuando le decían "UVA". Él se enojaba porque le gustaba ese nombre, y quería que se lo repitieran), junto a Papo Acosta y otros ponerse a conversar tarde en la noche en el parque. Cuando era la media noche se iban frente al Samoa, quizás porque allí estaban más seguros. Eso se repetía noche tras noche. Un día, Turrú estaba bebiendo dentro del Samoa en estado ya de embriaguez, cuando el Samoa estaba cerrando sus puertas pasada la media noche. Quinine ve al grupo desde dentro del Samoa y llama a Turrú, saca su pistola y le quita el cargador y cuando estuvo seguro de que ésta estaba vacía le dice: Toma Turrú ve y desbarátame ese grupo. Turrú se engancha la pistola en la parte frontal de su pantalón, de modo que se hiciera visible, y cruza la calle y le dice: No es a galleta que voy a desbaratar este grupo, es a tiros y "jala" por la pistola. Imagínense, Cuchara cuando vio la pistola puso un pie en el banco y saltó unas sangre e’Cristo que tenía los canteros, haciendo alarde de deportista bien entrenado, y anduvo todos esos lados de barriga hasta alcanzar una mata de palma que había en el centro. Cuando se levantó y vio por todos los alrededores no estaba ninguno de sus amigos, solo vio a Quinine junto a Turrú "muerto" de risa. Turrú le dice a Cuchara tú sales buen guardia en un campo de batalla.

IV
Hubo un tiempo en Mao que había un cochero que todos lo llamaban "Toto". Este cochero se hizo muy popular en Mao porque era hombre de buen humor y también le gustaban los tragos. Para saludarlo, la pregunta de rigor era: ¿Cómo etá el Toto?, a lo que él contestaba: Totiando. Una noche sale Cuchara con su grupo del Samoa y ven a "Toto", que todavía estaba en el parque con su coche; lo llaman y le brindan ron y le dicen que ellos querían dar una vuelta a algunos lugares y seguir tomando, a lo que "Toto" cedió. Arrancaron y ahora la parranda iba en coche. Anduvieron Los Cambrones y regresaban por la Máximo Cabral, cruzaron el puente del canal mayor y en la siguiente esquina había una barrita que tenía una señora elegante, no recuerdo el nombre, y tuvieron que rogarle para que les sirviera bebidas, por lo avanzada que era la hora de la noche. Ella le puso como condición que tenían que cerrar la puerta. Como en ese lugar no había donde amarrar el caballo que jalaba el coche, se las ingeniaron y cogieron la soga por la otra punta y la metieron a la barra y juntaron la puerta. "Toto" salía de vez en cuando y le daba un trago al caballo. Cuchara que veía la acción de "Toto", empezó a darle tragos al caballo también. Y fue tanto lo que el caballo bebió que se emborrachó y se derrumbó con el "Jumo" que le dieron. Esa noche fue un espectáculo ver cómo cinco hombres borrachos intentaban poner de pies a un caballo borracho. Cuchara estaba a una esquina de su casa y los otros se fueron a pies, menos "Toto" que terminó de amanecer en el coche.

¿Ven qué sanas eran las travesuras de la juventud de esa época? Te tengo mucho aprecio Rolando y tú lo sabes.