domingo, 19 de agosto de 2012

HACIENDO ECOTURISMO

RESEÑA DE UN VIAJE POR LA COSTA SUR
Por Héctor Brea Tió

Recientemente, el capítulo de Las Lecturas Filosóficas de la Academia Dominicana de las Ciencias, que dirige Alejandro Arvelo, organizó una excursión ecológica y cultural por la costa sur de nuestro país, desde la provincia de San Cristóbal hasta Pedernales, sin obviar lugares de visita obligada para quienes disfrutan el ecoturismo.

El primer día comenzamos por las Cuevas del Pomier o Borbón, en San Cristóbal, lugar de riqueza espeleológica y ecológica sin igual, ya que en él, no solo apreciamos su rica flora y fauna, sino sus pictografías incrustadas de forma indeleble, en aquellas fosas milenarias, que fueron habitadas y visitadas por nuestros aborígenes, como por colonias de miles de murciélagos frutívoros y mariposas amarillas y multicolores, como las que Gabriel García Márquez, metafóricamente describió en su famosa novela “Cien Años de Soledad”. La riqueza de las concreciones o depósitos de calcio en sus estalactitas y estalagmitas, unas activas y otras “durmiendo un sueño incierto”, ya que en cualquier momento se pueden volver a activar dependiendo de los cambios climáticos y del grado de depredación o no que le cause el ser humano.

De ahí partimos hacia la iglesia Nuestra Señora de la Consolación, en San Cristóbal, “Capilla Sixtina del Caribe”, en la cual planeó el sátrapa Trujillo quien la construyó, y pidió ser sepultado en ella, creyendo que su final sería apacible como el de las almas nobles, sueño que se convirtió en pesadilla. Allí su párroco Miguel Ángel Ciarriz Oar, nos dio las explicaciones de lugar sobre los detalles artísticos y patrimoniales que exhibe dicho templo, con pinturas murales del español que residió en nuestro país, a mediados del siglo pasado, José Vela Zanetti, con escenas de los evangelios representados en lugares emblemáticos del templo: cúpulas, ábside, detrás del altar mayor, presbiterio, etc., todos con gran ornamentación mística.

Algo que llamó nuestra atención fue una especie de señuelo de Cuyaya o Cernícalo para espantar las palomas de los campanarios, ya que aunque ellas ambientan el lugar, son depredadoras del mismo.

Luego pasamos al novedoso Centro Cultural Perelló de Baní, donde apreciamos su funcional planta física y bien terminada arquitectura, además de sus constantes exhortaciones en las obras de arte, a respetar la biodiversidad y advirtiendo con fuerte visión futurista sobre el cuidado del entorno y respeto por los ríos, bosques, flora y fauna de nuestro país.
Luego visitamos el honorable Ayuntamiento Municipal de Baní, su legado museográfico en cuanto a pertenencias, muebles, fotos e instrumentos musicales de sus munícipes más conspicuos y representativos de la “banilejidad”, como el ex presidente Francisco Gregorio Billini, el escritor y poeta Héctor Incháustegui Cabral y Héctor Colombino Perelló, a quien visité en vida junto a Manuel Mora Serrano y dediqué un artículo periodístico en el Listín Diario; todo esto guiado por la señora Mariana Landestoy, figura protagónica del Baní posterior a los años 50, hasta nuestros días.

De ahí pasamos al parque en el que estaba la casa solariega del Generalísimo Máximo Gómez, donde nació y allí vimos lo único que queda de la misma, un horcón de su antigua residencia, mudo testigo de ayeres de gloria y amor patrio.

Pasamos luego hacia Playa Caracoles, en la rivera caribeña compostelana, lugar de alto valor histórico por haber sido donde desembarcaron en febrero de 1973, el coronel Caamaño y sus compañeros de guerrilla procedentes de Cuba, la cual fue una inmolación, que le reiteró al pueblo dominicano la valentía de sus mejores hombres en pos de la patria transgredida, ya que no se pudo dar el apoyo urbano de los Palmeros, encabezados por Amaury Germán Aristy, quienes fueron asesinados previamente, el 12 enero del 1973, en la Autopista de Las Américas, con explicaciones dadas por quien suscribe. Agotada esa parada obligada, partimos hacia Cabral, provincia de Barahona, donde pernoctaríamos y celebramos una noche de bohemia, en la que interpretamos boleros y baladas, la hermosa joven, Anayanci Soto y el autor, acompañados del pianista Salvador González.

Al otro día sábado, partimos a Bahía de las Águilas en Pedernales, hermoso recodo del país, lugar agreste pero muy acogedor, con mar azul turquesa veteado de áreas glaucas o verde esmeralda. En él disfrutamos de comida gourmet, mariscada y langosta con ensaladas variadas. Luego paseamos en bote a orillas del mar disfrutando kilómetros de acantilados arrecifales, hábitat de cientos de pájaros: pelícanos, tijeretas, albatros y gaviotas que desovan en los mismos, aparte de dos iguanas domesticadas, alimentadas por nuestras manos. Más adelante visitamos el Hoyo de Pelempito, donde habita un ecosistema único en el Caribe, pues consta de flora y fauna endémicas del mismo.
Por último pasamos el domingo por lugares simbólicos de las ciudades de Barahona y Cabral: en la primera su moderna extensión de la UASD (CURSO); la casa donde vivió María Montez; la iglesia Catedral de Nuestra Señora del Rosario, patrona del pueblo, restaurada arquitectónicamente y con arte sacro característico. En el Parque Central de Barahona se presentó un espectáculo carnavalesco con los famosos pintaos y otros.

En Cabral, después de ascender al Polo Magnético, lugar de muchos mitos sobre fuerzas telúricas que no pudimos constatar, bajamos al pueblo a presenciar Los Diablos y Las Cachúas, tirando foetazos a diestra y siniestra, dirigidos por el médico Temístocles Félix, en sus duelos agresivos. Luego un festival de salves y palos en casa de los esposos Doña China y Colablanca.

Como epílogo queremos recordar como rezan los proverbios populares “El Sur es nuestro norte”, y “El Sur también existe”. Protejamos nuestro país y su ecosistema.

El autor es escritor

4 comentarios:

  1. Gracias mi querido Brea por haberme ilustrado de casos y cosas de nuestro Sur,al que no le hemos dado el valor turistico suficiente por falta de conocimientos de estas y otras cosas más llenas de historia .

    Abrazos
    manito

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  2. Gracias, Doctor, por esta reseña tan interesante y sus otras colaboraciones entregadas a MEEC.

    ¿Que tan desarrollado está el ecoturismo y el turismo interno en RD?

    Una vez más, mil gracias.

    Isaías

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  3. Apreciado amigo Héctor,...en este extraordinario artículo retratas fielmente costumbres y folclor de una región rica en recursos naturales, caracterizada por su sin par belleza y abundantes locaciones de particular interés nacional, desconocidas por la inmensa mayoría de los dominicanos, ignorando, por consecuencia, su gran valía.
    La verdad, monda y lironda, muchas de las regiones de nuestro hermoso país, albergan enormes riquezas que nos enorgullecen en mucho, patentizando nuestro patrimonio con hidalguía y prestancia señeras.
    Es para mi de mucho agrado reconocer en toda su dimensión, este útil esfuerzo por tí desplegado en pro de darnos a conocer, con acertado despliegue y detalles pormenorizados, valores costumbristas en la visita ecoturística que hicieras a esa extraordinaria zona.
    Te exhorto y a su vez felicito por este enjundioso aporte, que contribuye al enriquecimiento de nuestro acervo cultural de manera muy práctica y fluída, como si justificáramos nuestra física presencia en esos bellos escenarios.

    Nelson Rodriguez Martinez(Cuqui).

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  4. Mil gracias a Isaías, a Manito Santana y a Cuqui Rodríguez Martínez, por su apoyo a mi último artículo, reiterándoles, que cuando yo o alguien publique algo cuestionable, o ambiguo, que requiera cualquier aclaración debemos estar prestos a aceptar críticas constructivas, vengan de quien vengan, pues amigo no es el que siempre te hace reír, sino quien cuando el caso lo merezca, te haga entristecer. Debemos ser críticos y autocríticos de los demás y de nosotros, pero sin saña ni encono, inquina ni maldad, pues lo que sembramos, se segará o cosechará. Un fuerte abrazo a todos los maeños, principalmente a los lectores y colaboradores de MEEC de su amigo…

    Héctor Brea Tió... muchas gracias.

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