sábado, 25 de septiembre de 2010
EL ESPEJO
Por Handry Santana
El daño tiene sus efectos. Si cancelas el viaje puedes reiniciar otro más largo y sin regreso, sin puentes donde cruzar a la izquierda de la gloria, lejos de donde sé nunca estarás, en esta realidad que es mía. Si supieras mi tortura al encontrarte, vienes con verdades de un diario que inventas para lanzarme tu veneno. Esta mañana descubriste mis cinco libras de más, sin palabras me lo hiciste saber.
Eres mi peor adversaria sin razones justificadas. Mi gran enemiga porque así lo decidí. Muleta de mis imperfecciones reincidente, en errores de sal y amargura. No puedo en tu rostro reconocer la sonrisa que fingiste la otra noche. Yo no soy tú y punto. A veces pienso que eres una máquina que maneja mi dolor.
Te veo en algunos espejos pero sólo en los oscuros. Me ves desde tus vidrios pero sólo para reír. ¿Por qué callar mi paso? ¿Por qué hacerte fuerte si lo único que logro es perfeccionar mi cobardía? ¡Qué quieres? No me muestres mis años, que la edad pesa cuando el maquillaje se va. Este juego es peligroso y quiero liberarme de tu insinuante mirada. Eres asfixiante, el aire que respiro no alcanza para dos. Son mis años, ¿verdad? Deberías mudarte a otro rostro. No puedo verte un día más.
Quédate con lo que ansiabas: la victoria. Nada te detiene. Guarda mi derrota como tatuaje en esta lucha tinta a piel entre tú y tú. No le eches alcohol a tus heridas, porque a mí me arden. Llora sola en aquel cuarto; pero sin mí. Sumé tu presencia a mi vida con la duda de que existas y se dispersaron las tinieblas con tan solo pensarlo. Esta decisión es la última. No estaremos juntas. Ya pasaron los otoños sin sabor desde aquella promesa de decirnos la verdad. Hoy no quiero oír de los fracasos, de las razones, de las palabras crueles para crecer; no naufragaré en las pérdidas o los capítulos, en las páginas frías. No quiero estar en medio de la tormenta con la lágrima rota.
¿Difícil desprenderme de ti? Ya no estamos en disputa. Suficiente por hoy, he dicho. No arrastres inseguridades hasta hacerme más pequeña, no impongas reglas propias para no alcanzarte vulnerable. Recuerdas todas mis guerras, que cuerpo para una sola hay en este cofre. No vuelvas a intentarlo, porque si tu defensa es atacarme y mi ataque defenderte, no podré incendiarme jamás con llama propia.
¿Hablas el dialecto de mis pensamientos? No. No sabes nada, Tampoco yo. Cada quién por su lado. Te echaré de menos. Hasta pronto. Romperé el espejo que es la única puerta entre tú y yo.
El daño tiene sus efectos. Si cancelas el viaje puedes reiniciar otro más largo y sin regreso, sin puentes donde cruzar a la izquierda de la gloria, lejos de donde sé nunca estarás, en esta realidad que es mía. Si supieras mi tortura al encontrarte, vienes con verdades de un diario que inventas para lanzarme tu veneno. Esta mañana descubriste mis cinco libras de más, sin palabras me lo hiciste saber.
Eres mi peor adversaria sin razones justificadas. Mi gran enemiga porque así lo decidí. Muleta de mis imperfecciones reincidente, en errores de sal y amargura. No puedo en tu rostro reconocer la sonrisa que fingiste la otra noche. Yo no soy tú y punto. A veces pienso que eres una máquina que maneja mi dolor.
Te veo en algunos espejos pero sólo en los oscuros. Me ves desde tus vidrios pero sólo para reír. ¿Por qué callar mi paso? ¿Por qué hacerte fuerte si lo único que logro es perfeccionar mi cobardía? ¡Qué quieres? No me muestres mis años, que la edad pesa cuando el maquillaje se va. Este juego es peligroso y quiero liberarme de tu insinuante mirada. Eres asfixiante, el aire que respiro no alcanza para dos. Son mis años, ¿verdad? Deberías mudarte a otro rostro. No puedo verte un día más.
Quédate con lo que ansiabas: la victoria. Nada te detiene. Guarda mi derrota como tatuaje en esta lucha tinta a piel entre tú y tú. No le eches alcohol a tus heridas, porque a mí me arden. Llora sola en aquel cuarto; pero sin mí. Sumé tu presencia a mi vida con la duda de que existas y se dispersaron las tinieblas con tan solo pensarlo. Esta decisión es la última. No estaremos juntas. Ya pasaron los otoños sin sabor desde aquella promesa de decirnos la verdad. Hoy no quiero oír de los fracasos, de las razones, de las palabras crueles para crecer; no naufragaré en las pérdidas o los capítulos, en las páginas frías. No quiero estar en medio de la tormenta con la lágrima rota.
¿Difícil desprenderme de ti? Ya no estamos en disputa. Suficiente por hoy, he dicho. No arrastres inseguridades hasta hacerme más pequeña, no impongas reglas propias para no alcanzarte vulnerable. Recuerdas todas mis guerras, que cuerpo para una sola hay en este cofre. No vuelvas a intentarlo, porque si tu defensa es atacarme y mi ataque defenderte, no podré incendiarme jamás con llama propia.
¿Hablas el dialecto de mis pensamientos? No. No sabes nada, Tampoco yo. Cada quién por su lado. Te echaré de menos. Hasta pronto. Romperé el espejo que es la única puerta entre tú y yo.
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