domingo, 8 de septiembre de 2013
RELACIONES HUMANAS
ALGUNAS DE MIS ANÉCDOTAS COMO MÚSICO
Por Diómedes Rodríguez Martínez
El autor es facilitador de Infotep
A petición de mi querido hermano Nelson Rafael Rodríguez Martínez (Cuqui), me permito narrar algunas anécdotas que durante mi corta vida de 10 años como integrante de la Banda Municipal de Música de nuestro querido MAO, ocurrieron a la sazón. A los que me dignan y premian leyendo mis humildes escritos, por favor, perdonen el lenguaje vulgar empleado ocasionalmente, pero como dicen por ahí, “El sabor de un buen sancocho requiere de un excelente sazón”.
Después de esta perorata paso, sin más preámbulo, a la parte narrativa.
1. En uno de los tantos conciertos de la banda de música, uno de sus integrantes, Guarocuya Fondeur, no pudo asistir pues, según excusa enviada con un familiar, le habían sacado una muela. Daniel Colón (Lucero), director de la banda, aceptó la excusa, pero Santico, uno de los músicos, le dice a Lucero que eso no era posible porque los dientes de Guarocuya eran postizos (Plancha), a lo que respondió Lucero - ¡Coño carajo, es verdad!
Consecuencia: Guarocuya suspendido por dos conciertos.
2. Guarocuya era muy travieso… Según nos narró Ballillo, este pintoresco personaje faltó a un enhestamiento (subida) de bandera en la Gobernación Provincial, en ocasión de una Fiesta Patria. Eran los tiempos de “El Jefe” y, como era costumbre, se realizaba un pase de lista de los músicos asistentes. Si por alguna que otra causa un integrante de la banda faltaba, debía presentar una excusa valedera y convincente. Cuando se investigó lo de Guaro, resultó que este había empeñado su instrumento para, con el producto del empeño (RD$), empinar el codo (¡qué libador… carajo!)
Consecuencia: Guaro a la chirola por 2 días.
3. En ocasión de una alborada, al llegar nosotros los músicos, junto a la cola del público asistente, al mercado público de Mao, nos dispusimos a tomar café (pagado siempre por Lucero) donde “La Negrita”, hija de Gume. Lucero ordenó una tacita de café para cada músico, pero una sola taza para repartirla entre marrañao y quien apodaban “El Preso”. Marrañao, como avivato al fin, se tiró la taza de un solo tragón…. Anda pal’ carajo, pa’ que fue eso… El preso le entró como la conga a Marrañao, emburujándose ambos en una feroz, endemoniada y titánica lucha… cuerpo a cuerpo, en donde se repartieron trompadas, mordidas y patadas a granel.
Consecuencias: El Preso resultó con la nariz abollada, y con las dos mangas de la camisa de Marrañao en sus manos. Este último, medio enloquecido al quedar sin mangas de camisa quiso continuar el pleito, pero mi padre Nene Rodríguez (Ballillo) logró calmarlo diciéndole que pasara por casa para regalarle 2 camisas a medio usar. Ah, se me olvidaba agregar que Marrañao resultó con un diente averiado producto de un recto endemoniado, para envidia de Mike Tyson, que le conectó El Preso.
4. Guacala… Marrañao otra vez. Este pintoresco, servicial y, por cierto, simpático personaje, nunca faltaba a las actividades de la banda de música, sobre todo a las mañanitas y a las alboradas. En una de esas alboradas, en la que se tomaba mucho romo a pico de botella, nuestro personaje se pasó de tragos y vomitó de arriba abajo a Cucha (Sax Tenor) el asopado que se había jartao en una vela (novenario) el día anterior.
Consecuencias: Marrañao y Cucha para su casa… el primero mareado, producto de los vómitos, y el otro a darse un baño y cambio de ropa… ¡Ufff, qué hedor…!
5. En una fiesta amenizada por el combo de Lucero (fui integrante de este grupo durante 8 felices años), y con motivo de las patronales de Jaibón, Laguna Salada, se nos sirvió un suculento banquete de carne picante de chivo, adornado con ensalada mixta, yuca, guineos, casabe, aguacate y arroz blanco. Inicié por servirme la ensalada, luego el arroz, siguiendo con el casabe… craso error cometido por mí ya que al llegar a las dos bandejas de carne… Oh sorpresa… ¡coño… carajo!… Mis avivados compañeros no me dejaron carne alguna. ¡Guay mama me jodieron, exclamé! Pero Lucero, al darse cuenta de la indelicadeza, le exigió a mis compañeros músicos que cada uno me depositara una carne en el plato.
Consecuencias: un Diómedes feliz con 13 carnes… Y, ¡Guaaao, que jartura de carne, casabe, aguacate y ensalada! PD: El refrán dice “El que ríe último ríe mejor”, jajajaja.
Nota: Hay más anécdotas que, de ser aprobadas por el distinguido Director de este prestigioso Blog, seran publicadas oportunamente.
¡Chao, y hasta la próxima entrega!
Por Diómedes Rodríguez Martínez
El autor es facilitador de Infotep
A petición de mi querido hermano Nelson Rafael Rodríguez Martínez (Cuqui), me permito narrar algunas anécdotas que durante mi corta vida de 10 años como integrante de la Banda Municipal de Música de nuestro querido MAO, ocurrieron a la sazón. A los que me dignan y premian leyendo mis humildes escritos, por favor, perdonen el lenguaje vulgar empleado ocasionalmente, pero como dicen por ahí, “El sabor de un buen sancocho requiere de un excelente sazón”.
Después de esta perorata paso, sin más preámbulo, a la parte narrativa.
1. En uno de los tantos conciertos de la banda de música, uno de sus integrantes, Guarocuya Fondeur, no pudo asistir pues, según excusa enviada con un familiar, le habían sacado una muela. Daniel Colón (Lucero), director de la banda, aceptó la excusa, pero Santico, uno de los músicos, le dice a Lucero que eso no era posible porque los dientes de Guarocuya eran postizos (Plancha), a lo que respondió Lucero - ¡Coño carajo, es verdad!
Consecuencia: Guarocuya suspendido por dos conciertos.
2. Guarocuya era muy travieso… Según nos narró Ballillo, este pintoresco personaje faltó a un enhestamiento (subida) de bandera en la Gobernación Provincial, en ocasión de una Fiesta Patria. Eran los tiempos de “El Jefe” y, como era costumbre, se realizaba un pase de lista de los músicos asistentes. Si por alguna que otra causa un integrante de la banda faltaba, debía presentar una excusa valedera y convincente. Cuando se investigó lo de Guaro, resultó que este había empeñado su instrumento para, con el producto del empeño (RD$), empinar el codo (¡qué libador… carajo!)
Consecuencia: Guaro a la chirola por 2 días.
3. En ocasión de una alborada, al llegar nosotros los músicos, junto a la cola del público asistente, al mercado público de Mao, nos dispusimos a tomar café (pagado siempre por Lucero) donde “La Negrita”, hija de Gume. Lucero ordenó una tacita de café para cada músico, pero una sola taza para repartirla entre marrañao y quien apodaban “El Preso”. Marrañao, como avivato al fin, se tiró la taza de un solo tragón…. Anda pal’ carajo, pa’ que fue eso… El preso le entró como la conga a Marrañao, emburujándose ambos en una feroz, endemoniada y titánica lucha… cuerpo a cuerpo, en donde se repartieron trompadas, mordidas y patadas a granel.
Consecuencias: El Preso resultó con la nariz abollada, y con las dos mangas de la camisa de Marrañao en sus manos. Este último, medio enloquecido al quedar sin mangas de camisa quiso continuar el pleito, pero mi padre Nene Rodríguez (Ballillo) logró calmarlo diciéndole que pasara por casa para regalarle 2 camisas a medio usar. Ah, se me olvidaba agregar que Marrañao resultó con un diente averiado producto de un recto endemoniado, para envidia de Mike Tyson, que le conectó El Preso.
4. Guacala… Marrañao otra vez. Este pintoresco, servicial y, por cierto, simpático personaje, nunca faltaba a las actividades de la banda de música, sobre todo a las mañanitas y a las alboradas. En una de esas alboradas, en la que se tomaba mucho romo a pico de botella, nuestro personaje se pasó de tragos y vomitó de arriba abajo a Cucha (Sax Tenor) el asopado que se había jartao en una vela (novenario) el día anterior.
Consecuencias: Marrañao y Cucha para su casa… el primero mareado, producto de los vómitos, y el otro a darse un baño y cambio de ropa… ¡Ufff, qué hedor…!
5. En una fiesta amenizada por el combo de Lucero (fui integrante de este grupo durante 8 felices años), y con motivo de las patronales de Jaibón, Laguna Salada, se nos sirvió un suculento banquete de carne picante de chivo, adornado con ensalada mixta, yuca, guineos, casabe, aguacate y arroz blanco. Inicié por servirme la ensalada, luego el arroz, siguiendo con el casabe… craso error cometido por mí ya que al llegar a las dos bandejas de carne… Oh sorpresa… ¡coño… carajo!… Mis avivados compañeros no me dejaron carne alguna. ¡Guay mama me jodieron, exclamé! Pero Lucero, al darse cuenta de la indelicadeza, le exigió a mis compañeros músicos que cada uno me depositara una carne en el plato.
Consecuencias: un Diómedes feliz con 13 carnes… Y, ¡Guaaao, que jartura de carne, casabe, aguacate y ensalada! PD: El refrán dice “El que ríe último ríe mejor”, jajajaja.
Nota: Hay más anécdotas que, de ser aprobadas por el distinguido Director de este prestigioso Blog, seran publicadas oportunamente.
¡Chao, y hasta la próxima entrega!
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Bien cómicas. No sabía que Guaro fuese tan travieso.
ResponderBorrarAprobadas las otras que tiene en "banco"!
Gracias.
Isaías
Diomedes, excelentes y jocosas anécdotas, estoy seguro que nuestro director aprobará la siguiente entrega tuya para el deleite y goce de todos nosotros. Me gustó lo de Guarocoya porque aparentaba que no rompía un plato y era tremendo tigueraso. Muy buenas todas querido amigo. Jochy Reyes.
ResponderBorrarDiómedes ; me reí mucho con lo de Guarocuya;pues segun veo el susodicho era una figura pintorezca ,ya que supe que Lucero pasaba mucha rabieta con él y una de ellas fue que Lucero ,considerado con un fino oido,finalizó repentinamente la pieza musical e insultó a Guarocuya al darse cuenta de que solo estaba haciendo "buche" simulando estar tocando el instrumento.
ResponderBorrarMuy bueno Diómedes.
Manito
La verdad querido Hermano, gocé mucho de esas risibles vivencias en donde retratas con fidelidad y realismo aconteceres pintorescos entre colegas músicos, de quienes han surgido múltiples pasajes históricos sobre su peculiar comportamiento, experimentando numerosas ocurrencias e increíbles actuaciones en su festivo transcurrir.
ResponderBorrarEspero con impaciencia tu próxima colaboración referente a otras vívidas anécdotas de sucesos, actitudes impensables y acciones jocosas de grata convivencia y entrañable recordación.
Muy amenas y gratificantes.
Cuqui
Diomedes,después de felicitarte por "anecbanda"sin pretender acercarme a ellas quiero contarte una de Guarocuya ,cuando tu no eras ni un piropo.El parece (Guarocuya) que era travieso .Siendo Don Emilio Arte ,el director de la banda ,a un ensayo no asistió Guarocuya ,Don Emilio al darse cuenta ,exclamo :"no
ResponderBorrarpongo la bomba porque Guarocuya no esta aquí" .Saca tu propia conclusión . Fuerte abrazó . Evelio Martínez .
Diomedes, estuve riendo de principio a fin con todas esas vivencias. Ya me imagino cuanto gozarian ustedes con esas mananitas, en compania de Marranao y todas esas figuras celebres de mi querido Mao. Esperando ansiosa la segunda tanda de anecdotas, se despide tu prima que te adora,
ResponderBorrarRosa Rodriguez
rsrodriguez02@aol.com
jajaaajajaja , cuantas anécdotas ! maravillosas todas , felicidades Diómedes ; me reí mucho ,muy buenas. jaajajajajaa bote el estrés .bendiciones .
ResponderBorrarRecuerdo que cuando llegaba diciembre el esfuerzo era mayor ya que Diomedes tenía que tocar y nosotros tener que despertarnos más temprano a estudiar, todos dormíamos en el mismos lugar y Diomedes era de los protagonistas por tanto para estar a la par lo hacíamos y luego a disfrutar las mañanitas en todo su recorrido.
ResponderBorrarPapito Mármol
Isaías, Jochy, Manito, Cuqui, Comandante Evelio, Rosa María (Memela), Doris y Papito: ¡Gracias a granel por sus oportunos y muy valiosos comentarios! Cariño y aprecio a borbotones para ustedes y familiares.
ResponderBorrarDeferentemente,
Diómedes.