viernes, 19 de septiembre de 2014
HACIA LOS 100 AÑOS DE LA HERÓICA BATALLA DE LA BARRANQUITA
Por Dr. Antonio (Monchy) Mateo Reyes
Los pueblos cuando no tienen historias, ni héroes, ni mártires, necesariamente deben crearlos. En el caso nuestro, tenemos héroes y mártires, pero promovidos y concebidos muy pálidamente, y eso hace que se pierda y se diluya nuestra gran historia. Ninguno de los miembros de la presente generación fuimos testigos ni actores de esos sobresalientes y significativos acontecimientos históricos, pero esta generación y las venideras tienen la sagrada misión y responsabilidad de promover y dar a conocer en su justa y exacta dimensión, la gloria, la entrega y el sacrificio de quienes en nuestro ayer histórico ofrecieron su mayor presea, sus vidas, en aras de la consolidación de nuestra independencia nacional.
Este singular acontecimiento nos invita y obliga a todos a mostrar al mundo que somos un pueblo de alma grande y de murallas indestructibles. Nuestras mejores armas siempre han sido: la libertad, el honor, nuestras sanas costumbres, la verdad, la lealtad, el arduo trabajo, el entusiasmo con que hacemos las cosas y el sagrado respeto a los demás. Cada quien con el arma que posea, con la cualidad que le adorne, y con sus dones ha de contribuir sin vacilaciones, sin morosidad, con las actividades que se deben realizar para celebrar con verdadero ardor y entusiamo civico, las nobles tareas que se deben llevar a cabo para dar a conocer al mundo este singular hecho del mundo americano.
Muy pronto, en julio del 2016, vamos a conmemorar el primer centenario de la heroica Batalla de la Barranquita. Falta menos de dos años para decirle y mostrarle al mundo lo grande que somos. Creo firmemente que para que este singular hecho de nuestra história tenga una difusión a la altura de su dimensión y valor debemos comenzar desde ya a estructurar y planificar todo cuanto tenemos y debemos de hacer para que nuestra mejor prenda histórica llegue plenamente a la conciencia nacional.
Esa labor no debe ser exclusiva del Comité de la Barranquita, ni del Comite de Historia de Mao, Inc., creo firmemente que nuestro gobierno municipal debe ser un actor de primer orden, conjuntamente con nuestrsas autoridades nacionales para que este gran hecho histórico no siga siendo la última colita de nuestra glorriosa historia.
Los pueblos cuando no tienen historias, ni héroes, ni mártires, necesariamente deben crearlos. En el caso nuestro, tenemos héroes y mártires, pero promovidos y concebidos muy pálidamente, y eso hace que se pierda y se diluya nuestra gran historia. Ninguno de los miembros de la presente generación fuimos testigos ni actores de esos sobresalientes y significativos acontecimientos históricos, pero esta generación y las venideras tienen la sagrada misión y responsabilidad de promover y dar a conocer en su justa y exacta dimensión, la gloria, la entrega y el sacrificio de quienes en nuestro ayer histórico ofrecieron su mayor presea, sus vidas, en aras de la consolidación de nuestra independencia nacional.
Este singular acontecimiento nos invita y obliga a todos a mostrar al mundo que somos un pueblo de alma grande y de murallas indestructibles. Nuestras mejores armas siempre han sido: la libertad, el honor, nuestras sanas costumbres, la verdad, la lealtad, el arduo trabajo, el entusiasmo con que hacemos las cosas y el sagrado respeto a los demás. Cada quien con el arma que posea, con la cualidad que le adorne, y con sus dones ha de contribuir sin vacilaciones, sin morosidad, con las actividades que se deben realizar para celebrar con verdadero ardor y entusiamo civico, las nobles tareas que se deben llevar a cabo para dar a conocer al mundo este singular hecho del mundo americano.
Muy pronto, en julio del 2016, vamos a conmemorar el primer centenario de la heroica Batalla de la Barranquita. Falta menos de dos años para decirle y mostrarle al mundo lo grande que somos. Creo firmemente que para que este singular hecho de nuestra história tenga una difusión a la altura de su dimensión y valor debemos comenzar desde ya a estructurar y planificar todo cuanto tenemos y debemos de hacer para que nuestra mejor prenda histórica llegue plenamente a la conciencia nacional.
Esa labor no debe ser exclusiva del Comité de la Barranquita, ni del Comite de Historia de Mao, Inc., creo firmemente que nuestro gobierno municipal debe ser un actor de primer orden, conjuntamente con nuestrsas autoridades nacionales para que este gran hecho histórico no siga siendo la última colita de nuestra glorriosa historia.
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El Yanki.
ResponderBorrar¿Es un hermano, como él se llama?
¡ Nada habla en él de un corazón fraterno!
¡El,no ama como quien su sangre ama,
Como un hermano generoso y tierno!
¿Es un mentor? ¿Es un mentor, acaso?
¡No puede serlo quien, doquiera pisa,
El astro del derecho va al Ocaso!
¡No guía a los pueblos quien lo esclaviza!
¿Diole el progreso una misión sublime?
¡Nunca! El progreso es bienhechor, redime,
¡Doquiera, como el sol, condensa luz!
Si no es mentor,hermano o misionero,
Como él se llama: ¿qué es? ¡Saberlo quiero!
¡Dílo quisqueya , en tu afrentosa Cruz!
Juan de Jesús Reyes Aranda.
En tan inspirado y elocuente poema, el bardo Maeño castiga severa y moralmente la acción de dominio del Yanki invasor, descalificandolo como ente de buena voluntad, y le quita la falsa máscara de amante de la paz.
Antonio Mateo Reyes.