lunes, 26 de octubre de 2015
ESTOY REAL
TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar
He pasado la mayoría de mi vida escarbando raíces, buscando historia y tejiendo ensueños. En ese ir y venir hilvanando frases y encerrando mariposas, se va yendo el estío y se ve llegar el invierno… sí, ese invierno que no perdona, sobre todo si el abrigo está raído o deshecho.
No es mi caso, créanme, es el de todos. Particularmente yo, me siento bendecida porque a pesar de todo, la vida, aunque amarga a veces, ha sido dulce muchas veces más. Estoy contenta de tres regalos especiales recibidos de Dios, y de la distinción de haber sido favorecida con dones y talentos, de los cuales me siento altamente agradecida. Y no es que se me haya disparado el ego, no… lo digo con humildad, y con el deseo de reconocer que las joyas han sido mucho más que las piedras, y que he recibido más de lo que he dado.
Pero también siento que en esa búsqueda de identidad y complemento, siempre está velada la necesidad, no solo de ser aceptada, sino más bien de pertenecer, de sentirme parte importante de la sociedad en que me muevo, y de la cual quiero simplemente ser. Y más allá de lo físico, la fe me ayuda a creer en los sueños, me mantiene centrada en la visión de vida que pretendo poder construir, y me dice que no tengo que tener algo o alguien para ser feliz, si cuento con un mapa de ideas divinas.
¿Estoy incongruente, incoherente o simplemente triste? No, no estoy triste…, estoy real.
Por Lavinia del Villar
He pasado la mayoría de mi vida escarbando raíces, buscando historia y tejiendo ensueños. En ese ir y venir hilvanando frases y encerrando mariposas, se va yendo el estío y se ve llegar el invierno… sí, ese invierno que no perdona, sobre todo si el abrigo está raído o deshecho.
No es mi caso, créanme, es el de todos. Particularmente yo, me siento bendecida porque a pesar de todo, la vida, aunque amarga a veces, ha sido dulce muchas veces más. Estoy contenta de tres regalos especiales recibidos de Dios, y de la distinción de haber sido favorecida con dones y talentos, de los cuales me siento altamente agradecida. Y no es que se me haya disparado el ego, no… lo digo con humildad, y con el deseo de reconocer que las joyas han sido mucho más que las piedras, y que he recibido más de lo que he dado.
Pero también siento que en esa búsqueda de identidad y complemento, siempre está velada la necesidad, no solo de ser aceptada, sino más bien de pertenecer, de sentirme parte importante de la sociedad en que me muevo, y de la cual quiero simplemente ser. Y más allá de lo físico, la fe me ayuda a creer en los sueños, me mantiene centrada en la visión de vida que pretendo poder construir, y me dice que no tengo que tener algo o alguien para ser feliz, si cuento con un mapa de ideas divinas.
¿Estoy incongruente, incoherente o simplemente triste? No, no estoy triste…, estoy real.
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