jueves, 23 de octubre de 2014

OTOÑO

TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar


Es Otoño… las hojas caen en mi patio y forman una original alfombra de seres sin, o con muy poca vida… pero es hermoso, cubren las imperfecciones, disimulan la humedad y se confunden con el sucio para restarle importancia.
Refresca mirar el panorama que invita a descansar, a tranquilizarnos, aunque también a sentir nostalgia al saber, que esas hojas que con dignidad caen, se vistieron de los más hermosos colores para despedirse de la vida.

Es Otoño… aires de una nueva etapa del año se sienten en muchas partes del mundo, menos aquí en República Dominicana, donde la temperatura ni se entera, y el calor sigue siendo el dueño de nuestro clima.

Menos aquí, donde la desesperanza crece en un pueblo en el que la alegría es un tren que abordamos de vez en cuando para escaparnos de nuestra realidad: un país en manos de unos cuantos irresponsables y muchos otros desfalcadores, que actúan indolentes ante el dolor de Duarte.

Menos aquí, donde la piedad pasó a segundo plano, el afán de fama y fortuna ha borrado la ideología de nuestro escenario político, los niños pobres se mueren por paquetes, el indigente en los hospitales debe comprar la jeringuilla para ser inyectado… mientras la avidez de la cúpula no se sacia con sueldos de lujo, sino que necesita incentivo, barrilito, cofrecito, exoneraciones, dieta y quién sabe cuántas otras “prestaciones laborales”.

Es Otoño… preludio de un final de año, antesala de un invierno que aunque solo es de nombre, pretende ser propulsor de nuevas esperanzas. De nuevo nos pondremos las caretas, hablaremos de la chikun y del ébola para que la miseria se distraiga, nos prepararemos para celebrar la Navidad, y otra vez, pero ahora más tímidamente, desearemos que el Nuevo Año sea el nuevo comienzo que con tanta intensidad soñamos.

1 comentario:

  1. Inspiradas y dulces palabras van tejiendo un mundo de bonitos colorores y sentimientos...pero no han pasados muchas de ellas cuando empieza el mismo reclamo que hoy hace sonar los tambores del dolor y la desesperanza de un pueblo que no quiere dejar de cuajar sus aspiraciones de sentirse complacido pese a tantas tribulaciones y desencantos. Ese pueblo martillado una y otra vez no deja se soñar con días mejores, aunque sean efímeros sus gozos, porque a cada instante una noticia nueva enturbia y enluta el panorama de bien que momentos antes habiamos soñados, y así vamos de ciclos en ciclos y se hace interminable y repetitiva esa cruenta estancia . Los espacios de alegría y felicidad son muy cortos y los padeceres parecen que ya son indisolubles y consustanciales con nuestras vidas. No obstante a estas circuntancias parece que como habíamos dicho días atrás... en los pleitos de los cuervos nadie queda con ojos y esa es la mejor oportunidad para colarnos y salir de ellos. Tanta leña no cabe en un mismo horno, por algún lado tendrá que rebentar...

    Antonio Mateo Reyes.

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