domingo, 25 de mayo de 2014

LEY DE SEMILLAS: ¿POR QUÉ Y PARA QUIÉN?

Por Melvin Mañón

Amigo lector, ojo; esto es serio...


Los agricultores dominicanos, ni chiquitos ni grandes necesitan ni han pedido una ley de semillas que supuestamente sea confiable y les garantice calidad. Nunca ha sido tema de debate, ni de queja, ni de reclamo, ni de demanda ni de conflicto. Se han usado semillas tradicionales, semillas mejoradas, hibridaciones y existen varios centros en el país que producen semillas y nunca han pedido ni exigido una ley y menos aun, han intentado promover una ley y pasarla de contrabando por el Congreso. Quien sí necesita una ley de semillas es la industria de manipulación genética de alimentos y Monsanto el conglomerado agroquímico más agresivo y despiadado. Ellos y otros fabricantes de semillas genéticamente modificadas necesitan garantías que solamente una ley puede darles. Pero, ¿por qué iba Monsanto y, tras ellos, otros fabricantes de agroquímicos de última generación, a interesarse por una ley de semillas en la República Dominicana?

Como la mayoría de mis lectores no son productores ni tienen cultura agrícola debo hacer varias aclaraciones importantes porque, aunque muchos me conocen como escritor, otros como político y todavía unos mas como periodista he sido y sigo siendo agricultor y ese vínculo directo con la tierra que me enorgullece representa mi relación esencial con la vida. Pues bien, la aclaración prometida:

1ro.- La intención de una ley de semillas es garantizar de antemano los intereses económicos y de control social de los fabricantes de semillas genéticamente modificadas asegurando que, como consumidores comamos lo que a ellos les conviene y que el agricultor que las compró este año, tenga que seguir haciéndolo de por vida al precio y en las condiciones que diga Monsanto.

2do.- Pero ¿qué es una semilla genéticamente modificada? Es una semilla en la cual, el fabricante ha introducido, vía ingeniería genética, determinados genes alterando la composición original de la semilla y de los frutos que esta producirá. Estos genes tienen o provocan o reaccionan con toxinas y/o antibióticos para ahuyentar o matar las plagas más comunes que atacan ese cultivo, para mejorar el rendimiento del cultivo en cuestión y eventualmente cambiar la composición de nutrientes, sabor, textura y características del producto final que es la parte más perversa de todas. En lugar de rociar el cultivo con un pesticida X, dicho pesticida estará ya contenido en la planta y naturalmente en el fruto.

Lógicamente, los pesticidas contenidos en el maíz, soya, las papas y tantos otros cultivos ya convertidos en productos permanecen en los alimentos que nosotros consumimos en cantidades y en condiciones cuyos efectos no han sido debidamente estudiados y cuyas implicaciones esa misma Monsanto boicotea, falsea, manipula y persigue judicialmente.

La manipulación genética de alimentos ha sido introducida y difundida en todo el mundo de la misma manera: subrepticiamente y ha sido después que sus primeros efectos en productores y consumidores se hicieron manifiestos cuando empezó la crítica, la denuncia y el rechazo. La gente de las ciudades no se siente vinculada a los asuntos de la agricultura a menos que tengan un efecto directo en su salud, disponibilidad y/o precios. La humanidad de hoy es urbana y poco o nada se interesa por los asuntos agrícolas.

3ro.- Numerosas investigaciones, tantas que es imposible enumerarlas aquí, han revelado que los frutos producidos a partir de la modificación genética en las semillas tienen impacto sobre la salud, la fertilidad y la longevidad de las personas como se muestra al final de este artículo. Justamente, el sábado 24 de mayo se celebran manifestaciones contra los alimentos genéticamente modificados en 400 ciudades de 52 países y 6 continentes en las cuales participan millones de personas. A la luz de la creciente protesta mundial Adriano Sánchez Roa, vinculado a la comercialización de agroquímicos tramita, por debajo de la mesa, un proyecto de ley que pocos entienden y que, sin embargo, tiene profundas implicaciones para la economía, la salud y el futuro de los dominicanos.

4to.- En los países donde está permitida la siembra y consumo de semillas genéticamente modificadas, los agricultores están obligados a comprarlas cada año. Es decir, si el agricultor X compró un quintal de semilla de maíz genéticamente modificado, al momento de cosechar su cultivo, el podría tomar una parte pequeña de su propia cosecha y usarla como semilla para volver a sembrarla. Monsanto no permite que eso suceda y cuando un agricultor lo ha hecho o ha sido acusado de hacerlo, Monsanto lo persigue judicialmente hasta que consigue un fallo contra el agricultor que es condenado a duras penas. La prensa de los Estados Unidos, especial pero no únicamente The New York Times y The New York Times Magazine recoge y documenta numerosos casos de demandas contra agricultores condenados. Para esto es que Monsanto quiere y necesita una ley de semillas, para disponer del marco jurídico que le permita perseguir y procesar agricultores para obligarlos a usar sus semillas y a la vez obligarnos a nosotros a ingerir esos alimentos y ya veremos por qué quieren hacerlo.

5to.- Los agricultores vecinos que no han usado semillas genéticamente modificadas de Monsanto resultan seriamente y de muchas maneras perjudicados por la contaminación que afecta severamente el entorno donde son empleados aniquilando especies de insectos, matando las abejas que polinizan (como hacen también muchos pesticidas) y dañando los suelos donde se siembran. Una lista completa de los daños tangibles ocasionados está disponible en los debates, los juicios y las denuncias de los agricultores.

El más socorrido de estos males es la liberación de genes resistentes a los yerbicidas lo que significa que estos genes crean entonces un tipo de malezas imposible de ser erradicada por estos medios. Se añade como daño la muerte de animales tras haberse alimentado con cultivos genéticamente modificados.

6to.- Los alimentos procedentes de semillas genéticamente modificadas traen toxinas a la comida y son responsables de la multiplicación desenfrenada de alergias a escala mundial y contaminan otros alimentos con los cuales se mezclan y los mismos antibióticos insertados en el cultivo permanecen dentro de los humanos que han consumido esos alimentos. Esto hace inefectivos los antibióticos cuando para tratar patógenos que se han hecho resistentes a dichos antibióticos, lo mismo que sucede en gran escala con la leche y el consumo de pollos procedentes de explotaciones industriales.

7mo.- Al modificar, a la conveniencia del fabricante, el contenido de nutrientes de una cosecha cualquiera, al manipular sus proteínas y al mezclar genes de especies diferentes, las empresas como Monsanto introducen un nivel de desorden irrecuperable en el ordenamiento de la naturaleza para lo cual los seres humanos no están preparados. Hoy en día, la gente está consumiendo alimentos genéticamente modificados en gran escala sin saberlo. Para citar solo un ejemplo, el maíz y la soya aunque no los consuma usted directamente entran, sin embargo, masivamente en la fabricación de una gama enorme de alimentos que van desde los cereales que muchos emplean en el desayuno hasta la inmensa mayoría de la comida en las cadenas más conocidas incluyendo las bebidas gaseosas.

8vo.- La manipulación genética de alimentos es un proyecto de largo alcance que no solamente busca mucho dinero a corto y mediano plazo, sino también hacerse con el control de las semillas a nivel mundial y poder así dictaminar qué, cuándo, cómo y a qué precio se come en cada parte del mundo. El que tenga el control genético de las semillas tiene a su disposición el instrumental para decidir el futuro de la humanidad. Nada menos de ahí y de eso también se trata. Esta gente ha tenido una enorme ventaja hasta ahora. En un mundo urbanizado, ha sido fácil subvertir la agricultura tradicional sin que la gente que lee periódicos y tiene internet ni siquiera se entere.

El Dr. William Davis en una publicación reciente citada por la Brown University explica y denuncia que el trigo modificado genéticamente tiene una proteína nueva llamada Gliadin la cual produce en el cerebro de la mayoría de las personas un apetito descontrolado que aumenta el consumo en más de 440 calorías por día por lo cual sugiere evitar el consumo de ese trigo. Por su parte, el Dr. Kantor afirma que los pacientes tratados por alergias, usando las dietas basadas en la eliminación de ciertos alimentos, rebajan de peso cuando dejan de consumir productos genéticamente modificados a favor de alimentos orgánicos.

Algunas referencias en este artículo proceden de:

Brown University: What is Genetically Modified Food?
University of California: San Diego: 20 Questions About GMO Food
Iowa State University: The Debate on Labeling Genetically Modified Food
Oklahoma State University: GMO Facts
Food and Agricultural Organization of the United Nations: Weighing the GMO Arguments.

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