Por Miguel De Jesús Rodríguez
Locutor y Abogado Dominicano
Locutor, compositor, cantante de baladas, actor, libretista, piloto, buen amigo; pero, sobre todo un loco bohemio que nos envuelve en sus locuras hasta elevarnos a los cielos de las emociones entre copas, anécdotas y canciones hechas con sus vivencias.
Hato Mayor, ciudad de la región este de nuestro país fue el escenario que presentó los primeros gemidos capturados por una partera de aquel niño de ayer y hombre de hoy que aun vive y vivirá por largos años en la tierra, y para la eternidad en el Corazón de su Patria.
Tengo la suerte de estar en su círculo de amigos lo que me permite conocer el secreto con nombre de ternura que cubre su Alma. Su voz tiene la frescura de la lluvia que moja la mañana, tarde o noche vestida con su trova.
Le escribe y le canta a la humedad de cuerpos de hembras que para mitigar su deseo abrieron el camino que llevaba al monte de Venus, a la fatalidad que alguna vez pudo tener, al timbre irreverente de un motel, a la señora de un pasado mojado entre dos islas.
A la protagonista de una masturbación que permite que no le ignore nada y que le imagine todo, "ay, si usted supiera señora”, a morir de amor y luego decirle, estoy a tu orden para cuando regreses; en fin, le escribe a todo, desde el viejo amigo hasta la señora tristeza.
Su vida es un canto con el que celebramos nuestras vidas, sus palabras un alimento para el conocimiento, su cariño para los que somos sus amigos tiene la belleza de un amanecer a orillas de una playa.
Él es una creación de Dios que debemos cuidar porque vino al mundo para darse por completo en cada entrega aun sabiendo que en cada actuación va dejando parte de su vida. Sus inspiraciones son poemas que como hojas se mecen suavemente con la brisa.
Sus ojos grandes como Luna llena tienen la luz divina que nos iluminan el camino que nos lleva a los Ríos de aguas claras en cuyo caudal se disfrutan sus canciones vestidas por los llantos amargos del amor que se fue o por los colores alegres de suspiros y jadeos que hacen carne al amor.
Hoy escribo de un libro abierto formado por páginas de amor y realidades, de una leyenda viva del arte popular, del que ha resucitado de la oscuridad de la tumba fría donde la maldad de francotiradores del triunfo ajeno lo han sepultado y él, como por ahora no es su tiempo, de las tinieblas ha vuelto para poner las flores de sus canciones, hoy escribo del artista que de la mano de su Manager Raphi de Oleo sigue siendo la expresión más sublime del canto dominicano, en definitiva hoy escribo de Anthony Ríos, dueño de un Corazón sano y abierto, habitado por mucha gente.
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