domingo, 6 de noviembre de 2016

MI PARTICIPACIÓN EN LA REVOLUCIÓN DE ABRIL DE 1965 – 4 y 5

Al cumplirse en el 2015 cincuenta años de esa heroica y gloriosa gesta

Narración de Evelio Martínez, participante


CUARTA PARTE

Día 28. Intervención Imperialista Americana.

En la madrugada sentimos un ataque aéreo cercano (dormíamos en la 19 de marzo), nos despertamos con las explosiones y nos levantamos temprano y nos fuimos a la calle Piña esquina Canela y de ahí se veía la hilera de barcos de guerra americanos que anunciaban la segunda intervención norteamericana en un siglo.

Los aviones del Triunvirato, Wessin y sus asesinos atacan la ciudad ametrallándola de este a oeste por las calles Padre Billini, Arzobispo Nouel, Conde, Avenida Mella y otras. La batalla para tomar la Fortaleza Ozama con tanques de guerra, cañones y ametralladoras pesadas y ligeras se siente por los alrededores, así como los atronadores y tremendos ruidos.

Se libraban combates cercanos como el que sucedió en el cuartel de la policía de la Rosa Duarte con Bolívar donde se capturó un camión y una cantidad de armas y se hicieron prisioneros un contingente de policías que habían traído del sur del país.

Como a eso de las 11 de la mañana se asomó un compañero por la ventana del comando central para convocar al altar de la patria en el parque de la calle El Conde donde resposan los restos sagrados de de los padres de la patria Duarte, Sánchez y Mella y ante ellos juramos con Caamaño seguir sus ideales de Dios, Patria y libertad, y cantamos el himno nacional el que no logró apagar el atronador rugido de los aviones asesinos. Se ordenó allí volver al puente Duarte, esta vez a combatir al invasor yanky y allí Caamaño gritó: pueblo dominicano, pueblo dominicano, las fuerzas militares norteamericanas invaden a Santo Domingo a través del puente Duarte y desde el puerto de Haina… hay que enfrentarlo con todo lo que se tenga, hasta las últimas consecuencias. ¡Fuego, Fuego, Fuego, contra los invasores norteamericanos! ¡Hacia el puente Duarte, compañeros! Fueron fieros los combates del 28 y el 29 y muchos los muertos y heridos y se anunció un cese al fuego en la mañana del día 29.

Volvimos a la calle Piña & Canela, donde como dije antes se encontraba el Comando Central y allí en plena calle se reunía una multitud de personas, militares, combatientes, dirigentes del partido y el pueblo en general.

Hicimos contacto con compañeros dirigentes del PRD y comenzamos a recibir línea política, de la que habíamos carecido. Comenzaron las negociaciones entre las partes y el flujo de personalidades a visitar al que se había erigido en el líder del movimiento constitucionalista, el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

QUINTA PARTE

Escuchábamos la radio constitucionalista que transmitía desde el Edificio Coppello y por los compañeros que cruzaban los corredores y hasta los que venían de provincias nos enterábamos de noticias frescas. El día 4 de mayo, después de muchas negociaciones y algunas coyunturas políticas, se decidió nombrar como presidente constitucional al Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó .Se iniciaron las gestiones propias de un estado y el comando central se volvió un hormiguero humano y comenzaron a salir los decretos del ejecutivo emitidos por el gobierno constitucional en armas del Presidente Caamaño. Entre los decretos, el No. 17 de fecha 9 de mayo nombra gobernador de la provincia de Valverde al Sr. Sergio Antonio Peña Núñez y el decreto No. 18 de la misma fecha nombra como alcalde (síndico) de la común de Mao al Sr. Evelio Francisco Martínez Silverio. Naturalmente que al estar en guerra y con las armas en las manos, era obvio que no tomaríamos posesión.

Los combates en la parte norte arreciaban en el Enriquillo y en la Máximo Gómez y al surgir el día 7 un gobierno paralelo pro yanky encabezado por Imbert Barreras, implementaron una llamada operación limpieza con apoyo gringo que diezmó nuestras fuerzas en esa zona y empezamos a recibir compañeros combatientes que salvaron milagrosamente sus vidas y supimos de la caída de muchos como nuestro compueblano, el titán Comandante Ledesma Colón.

Se respiraba un ambiente de guerra y no era para menos pues los tiroteos y ametrallamientos eran constantes y se sucedían de noche contra las tropas invasoras.

La presidencia del gobierno en armas se instaló en el Edificio Coppello, en la calle El Conde y desde allí vimos salir el día 18 de mayo un contingente militar fuertemente armado, con una cinta amarilla atada al brazo izquierdo y la encabezaba el mártir militar revolucionario Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez y mi primo Euclides Morillo iba a su lado; marchaban a la cita con la historia a recuperar el Palacio Nacional y con ellos iba también esa montaña de valor y patriotismo, nuestro compueblano el Dr. Juan Miguel Román. Ese día como, dice el vulgo fue un día de juicio; no se durmió y amanecimos en el Hospital Padre Billini donde llevaron los heridos, entre ellos a Euclides quien murió recitando: "Dulce y hermoso es morir por la patria".

Era necesario extender a los pueblos del interior la revolución constitucionalista y para ello se planificó la toma de las fortalezas de San Francisco de Macorís, Mao y un conato en Santiago.

En la zona revolucionaria nos reunimos con el Coronel Juan María Lora Fernández del comando central y este nos instruyó y nos entregó una carta para su primo Capitán Rolando Martínez Fernández, quien era jefe de puesto en Mao, para recabar su apoyo en esa plaza.

Salimos Sergio y yo de la zona revolucionaria y en Mao, Joseíto Crespo y yo, en el paso del río Mao en Hato nuevo, nos reunimos en hora de la noche con el capitán Rolando Martínez y le entregamos la carta del Coronel Lora Fernández y este nos prometió apoyo total de su guarnición y de algunos oficiales del ejército nacional. Concomitantemente, el compañero Arismendy Bonilla trasladaba las armas y a los compañeros Rolando Blanco, Rodrigo Lozada y Ángela Peña quienes participarían en la revuelta. Estos se encontraban en la casa del compañero Tamayo Reyes, hermano de Arnulfo y Pitifia Reyes. El contacto entre nosotros para los movimientos y planes con el capitán Martínez, era la compañera Diana Mármol.

Fracasó la toma de la fortaleza de San Francisco y el capitán Rolando Martínez traicionó la causa faltando a su palabra. Mandó a hacerme preso y me confinaron tres días en una solitaria en la fortaleza de Mao. El Coronel Corominas al soltarme me dijo que el capitán era un traidor que él si estaba con los constitucionalistas. Vete me dijo, que aquí te van a matar. Tocaron retirada y al otro día salimos de Mao en el jeep de Esquine Madera para la capital 12 compañeros a reintegrarnos a la revolución constitucionalista, formando el Comando de Mao "Ledesma Colón".

La participación del comando de Mao fue de retén, patrullaje así como de entrenamiento militar en la Escuela del Eugenio María de Hostos. Su comandante fue por un tiempo Sergio Peña y luego yo terminé siéndolo hasta el final de la contienda, el 3 se septiembre, que gloriosos regresamos a nuestro pueblo que nos recibió en las calles, lleno de alegría por el regreso de sus hijos que cumplieron con su deber con la patria y continuaban una nueva batalla por la libertad y la soberanía.

No quiero terminar este relato sin antes rendir un eterno homenaje a un hombre que entregó su vida por los desposeídos, que practicó la caridad y fue solidario con sus semejantes, mi compadre Milet Haddad. Yo lo vi desde la guagua en que llegamos a Mao emocionado recibiéndonos en la calle Duarte. Después fue nombrado gobernador de la provincia, para el 22 de octubre caer asesinado por las malditas fuerzas reaccionarias que representaban Wessin y los gringos. Yo puedo dar testimonio de ello, pues soy sobreviviente de ese fatal atentado.



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