jueves, 11 de junio de 2015

LOS ESCOMBROS

TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar


Cuando ocurren desastres naturales, o desgracias provocadas por nosotros mismos, nos queda la tarea de limpiar los escombros. Esa basura que se amontona nos molesta, y queremos deshacernos de ella lo más pronto posible, para volver a comenzar con una nueva perspectiva de reconstrucción.

Somos prestos con la labor de limpieza, porque es una forma de dejar atrás la destrucción y el desbarate.

Pero, ¡qué lentos somos a veces para deshacernos de los escombros sentimentales! Nos cargamos de problemas del pasado, disgustos personales, sentimientos de desesperanza, falsas creencias, desamores, desengaños, resentimientos, odios, duelos, y negocios sin resolver. Y como añadidura, en ocasiones alimentamos nuestras insatisfacciones, haciéndonos eco de los avatares de los demás. Tenemos dificultad en enfrentar los miedos, en perdonar y pedir perdón, en conversar con nuestras propias tinieblas, en esculcar la luz que nos redime, y que solo encontramos a través de la búsqueda de Dios. Y realmente, no somos responsables de que los escombros se produzcan, pero sí somos responsables de deshacernos de ellos.

Podemos, como seres humanos imperfectos, sentir todas las miserias posibles, pero no quiere decir que tengamos que dormir con ellas. Para limpiar esos escombros no hay mejor arma que la oración… pero la oración que es más que una letanía, la oración que es un hablar con el Padre.

Soltemos los escombros y aprendamos a “ Magnificar la oración” , concepto muy interesante que significa que el poder de la oración se magnifica cuando nos unimos en comunidad para ponernos en la presencia del Señor.

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